—¡Es el turno de Xinxin ahora! —dijo XiaoLan sonriendo. La torta de dos capas de la amiga estaba haciendo que le rugiera el estómago y se le hiciera agua la boca con solo mirarla. La torta de capas de Lu Xinyi era pareja, prolija y profesional e impresionaría a cualquiera que la viera.
Había algo muy reconfortante al ver el glaseado de crema de mantequilla perfecto y liso de Lu Xinyi. También hacía que la torta superara a la de los demás, que les faltaba lo parejo y la uniformidad profesional en los glaseados.
Para alguien que había sido el blanco de sabotaje, Lu Xinyi estaba relajada y serena. No había señal alguna de pánico o inquietud en la voz ¿Pudo resolver los problemas de su pastel del diablo?
—Veamos que tenemos aquí.