Lu Xinyi estaba confundida, pero sabía que no era el momento adecuado para hacer preguntas. En vez de eso, se acercó a su esposo y susurró suavemente.
—Sabes de esto, ¿verdad?
Sería imposible que Shen Yi no conociese las relaciones de su familia, ya que él ya había hecho una investigación de sus antecedentes.
Shen Yi respondió con un asentimiento. También se sorprendió al saber que la madre de Lu Xinyi no le había presentado a su hija a los Tangs por alguna razón.
—Por favor, no me digas que hay más cosas que no sé.
Su mandíbula se apretó, y su agarre en su brazo se aflojó. No le gustaba que la gente la dejara en la oscuridad.
—Responderé a todas las preguntas que tengas más tarde —prometió Shen Yi.
Más tarde. Porque por ahora, Lu Xinyi tenía que enfrentarse al presidente Sun.
Una sonrisa nerviosa apareció en la cara de Sun Qiyan. Había una alarma en su mente que le decía que hoy no sería fácil para ella.