Justo cuando pensaba que nunca llegarían al final del túnel, Lu Xinyi se encontró en una profunda caverna subterránea. Era la más grande que había visto dentro de la cueva. ¿Podría ser que el cachorro de tigre la llevó al corazón de la Guarida del zorro?
Inesperadamente, no había mucho que ver adentro. Esos cazadores de tesoros estarían decepcionados al saber que no había joyas u ornamentos de oro que pudieran encontrarse aquí. Lo que Lu Xinyi vio fue un grueso pelaje blanco cubriendo un costado del suelo de la cueva. Si no estuviera en una cueva, pensaría que era una especie de cama para alguien.
A varios metros de ahí, se podía encontrar un gran círculo en el suelo. Los restos de madera quemada y carbón quedaron como evidencia. Había manojos de ramitas secas cerca. Era como si la cueva estuviera habitada y no desierta en absoluto.