—Tía, ¿crees que la Señorita Meng tendrá éxito en su intento?
Sun Qiyan cerró la puerta tras ella y miró a su tía con confusión.
Sun Mingai se fue de la casa Sun para quedarse con ella y su madre. La mujer mayor no planeaba quedarse demasiado tiempo con su hijo adoptivo, pero, cuando vio cómo Sun Ruying se volvió loca después de que Shen Yi aplastara sus negocios, un repentino destello de malicia llenó sus ojos. El rey demonio destruyó con facilidad a la hermana menor en quien confiaba.
—No tienes que preocuparte por la Señorita Meng. Si puede hacer que Lu Xinyi tenga un accidente, entonces será suficiente. Sin embargo, sería mejor si puede hacer que esa mujer muera. Al igual que su madre, es la espina más grande de mi lado.
Se coludió con Sun Qiyan para convencer a Meng Jiao de tenderle una trampa a Lu Xinyi. No le preocupaba en absoluto que las traicionara, pero su rabia ciega contra Lu Xinyi fue lo que la hizo aceptar este plan.