Justo antes de llegar al centro, Lu Xinyi detuvo el auto y salió para mirar a su alrededor. Estaba segura de que había una tienda de alquiler de bicicletas cerca. Cuando vio a Lu Feiran salir, Wang Zhuyi lo siguió. Su mirada recorrió el área a su alrededor. Era la primera vez que estaba en un lugar como este. Se miró a sí misma, contenta de no haberse puesto algo tan llamativo.
—Hermano Fei, ¿por qué nos detenemos? —preguntó. Se movió a su lado para calmar sus nervios.
—Ahh, señorita Wang. Lamento las molestias, pero tenemos que cambiar nuestro transporte. Usar ese auto sofisticado seguro llamará la atención de todos. Si lo usamos, no podremos ir a ninguna parte. No quiero que se sienta incómoda con las miradas de otros —dijo él luego de inclinarse para susurrarle al oído. Su cálido aliento hizo que ella sintiera cosquillas en la piel—. Prefiero ser el único que le mire.