Noah cultivaba, meditaba y experimentaba con su mundo oscuro mientras su conciencia permanecía desplegada. Su mente podía percibir casi todo lo que sucedía en la Región del Retumbo. Solo las llamas y los ocasionales rayos interrumpían su percepción.
La energía mental se elevaba de su mar mental mientras las inscripciones iluminaban las paredes de su conciencia. Sus pensamientos volaban dentro de su mente para crear formas simples capaces de contener un poder enorme.
La figura de una araña se formaba lentamente sobre su mar mental. Tenía seis patas delgadas y un cuerpo pequeño, pero no se desmoronó después de que su creación terminara. Eso era hasta donde Noah había logrado llegar con el taller. Un conjunto estable de reglas era lo mejor que podía hacer por ahora.
«No será útil a menos que lo convierta en una runa», pensó Noah mientras continuaba su entrenamiento dentro del tronco.