Algo de lo que Quinn tenía que recordarse constantemente mientras se enfrentaba al Dragón, era que su objetivo en esta lucha no era derrotarlo, sino ganar tiempo. Era una sensación extraña, al enfrentarse a una bestia, pero finalmente había llegado a entenderlo.
Por eso había optado por aterrizar en la espalda de la enorme bestia, permitiéndole agarrarse a sus escamas mientras se debatía. Como Señor Vampiro, su fuerza de agarre era suficiente para resistir los esfuerzos del Dragón para quitárselo de encima, pero dada la dureza de sus escamas, también era casi imposible para Quinn hacerle algún daño real a la bestia, pero no necesitaba hacerlo.
Todo lo que necesitaba hacer era distraer a la bestia mientras el árbol hacía su trabajo.
Aprovechando esta oportunidad y recordando lo que había hecho al Dragón antes, Quinn utilizó maliciosamente la habilidad activa en su guantelete.