Mirando el agujero gigante abajo, Sil no se teletransportó allí directamente. La vista frente a él era tal espectáculo que tuvo que mirarla unos momentos más. Había viajado a muchos planetas antes en su búsqueda, pero nunca había visto algo así.
Era mágico, las hojas de las plantas de abajo brillaban con color, reflejando como si fueran parcialmente de metal, aunque se podía decir que eran plantas por la manera en que fluían en el aire.
—Está bien, vamos a buscarla —dijo Sil, después de tomar una imagen mental. Si pudiera, esperaba que algo así no se destruyera, de esa manera podría regresar. Si alguna vez supiera que solo le quedaban unos momentos de vida, entonces este era el lugar en el que habría querido estar.
La sensación era similar a cómo uno se siente cuando camina por la playa, con el mar y el atardecer. Era cálido.