Paulo al voltear y ver cuál caja tomó cada uno de los grumetes, sonrió con amargura mientras fumaba pesadamente por su pipa.
Los tres hombres se quedaron mirando en silencio, mientras olas del mar golpeaban el casco y los muchachos de la cubierta hacían su guardia
"Que no van a decir gracias? ,mangas de ingratos!" Gruño Paulo
"No estás regalando estas pistolas?", murmuró Lucas algo sorprendido al fin al cabo prácticamente no conocía a este viejo que tenía al frente
"No es que quiera ...."contestó calmadamente el timonel mientras fumaba "... pero mi dios lo exige"
¿"Eres un templario? Pero solo vas a enseñarnos a disparar y ni siquiera somos creyente del Panteón" Comentó Ricardo algo confuso
"Era hace mucho..... pero bueno ya sabes lo que dice el dicho, El maestro de un día es maestro de toda la vida" Contestó Paulo "Además soy un viejo solitario, que hace mucho buscaba a alguien para dejarle estas dos jovencitas y justo resultó que los dos grumetes del barco no tienen armas"
"Solo háganle un favor a este viejo y acepten el regalo" Decía el timonel, mientras se volvía a dar vuelta para mirar las estrellas reflejadas en el océano "pero tengan en cuenta un pequeño detalle, jóvenes grumetes"
Los dos grumetes esperaban pacientemente las palabras que tenía que decir a continuación este viejo generoso.
"Lo que hay en esa caja no son pistolas comunes y corrientes" Comentó el timonel de espaldas como sin darle importancia a sus palabras "Más bien, son pistolas vivas de un mar muy... muy... lejano"
"Una es caprichosa y sedienta de aventuras mientras puedas satisfacerla cada vez será más poderosa" Dijo Paulo, mientras se daba vuelta y exhalaba una estela de humo anormalmente larga sobre los dos grumetes "Y la otra nunca te traicionara, mientras traiciones a todos los demás"
"Y cuál es cuál?", preguntó Ricardo entendiendo el problema.
"Ya no recuerdo" Dijo Paulo, mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
"Entonces uno de los dos obtiene un ítem maldito que lo mata en cualquier momento y el otro uno divino?" Dijo Ricardo mirando al timonel que ya no parecía un viejo generoso sino un viejo demonio.
"Ja, ja, ja.... Si!!" Grito riendo el timonel con una risa de chancho
"Si no quieres sufrir el riesgo, puedes dejar la caja en el suelo chico...." Dijo en voz baja el timonel, como poniendo a prueba sus ideales
Ricardo miró a Paulo con cierto enojo, la última vez que apostó casi pierde todo lo ganado en este viaje, ahora directamente este diablo que tenía al frente quería que apueste su vida....
"Si estás dispuesto a apostar, pero no a perder ,más vale no apuestes" murmuraba el joven grumete, pero la caja seguía sin bajar de sus manos
Lucas por su parte miró a la caja que tenía en su mano por un buen rato.
Nunca le habían regalado un obsequio tan caro en su vida, aunque si esta caja contenía la pistola maldita en cualquier momento podría atascarse y joderle la vida.
O aún peor podía dispararse de repente, sin dejarle tiempo para lamentarse
Pero también había otra forma de ver el objeto maldito y era pensando: que ocurriría si cumplías las condiciones .....
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