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34.24% La Leyenda del Scire / Chapter 25: Capítulo 22: Buscar respuestas, y descifrar el destino – Días finales I  

Chapter 25: Capítulo 22: Buscar respuestas, y descifrar el destino – Días finales I  

Remia, Crystel, Residencia Windsor - 23 de Junio - Año 525

 

—¿Quién eres?

Vlas no se dio la vuelta. No conocía esa voz y tenía una extraña sensación azotando su cuerpo. No eran nervios ni miedo, quizás inseguridad. Él sabía su nombro, lo conocía, o al menos intuía quien era... Pero, no había nadie cuando salió, ¿De dónde apareció?

—Si tan solo te dieras vuelta y me vieras podrías saberlo —respondió él.

Vlas decidió hacerlo, llevándose una sorpresa cuando quedo frente a frente al desconocido, era un total extraño... Pero su persona se le hacía conocido, sin sentido. Era un hombre joven, probablemente apenas superaba los veinte años, era más alto que él, por lógica debería medir más de ciento ochenta centímetros, tenía una tez clara, más que la suya, y unos ojos verdes brillantes que le recordaban a los de su familia. Estaba vestido con un traje de lino gris, y llevaba un sombrero fedora del mismo color. No recordaba conocerlo de algún otro lugar, ni tampoco haber escuchado su voz antes, ni siquiera una idea hipotética pasó por su cabeza. Y ese acento... Seguramente era extranjero... De Fons quizás.

—Parece ser que sigues sin saber quién soy, ¿O me equivoco? —preguntó el hombre, quitándose el sombrero, y dejando lucir su cabello rubio, este era lacio, y estaba peinado hacia atrás.

—De hecho, sí... No sé quién eres, lo siento —respondió Vlas—. Pero parece ser que tú si sabes quién soy yo —agregó mirando fijamente al hombre.

—Me llamo Cole Vernom, vengo de Fons, mucho gusto, príncipe Vlas —saludo, haciendo una especie reverencia.

—No sé cómo se saluda en Fons, pero aquí usamos lo típico —indicó Vlas, estirando su mano.

—Oh, parece que tenemos las mismas costumbres... Creí que al tú ser de la realeza debía ser más respetuoso —explicó Cole, esta vez estirando la mano.

No llegó a la de Vlas. Este la alejó rápidamente, ya que apenas bajar su mirada, para apreciar la del extraño, divisó el guante que Cole llevaba puesto... Y reconoció ese dibujo que este tenía.

—Espera... —dijo Vlas bajando su mano, la ocultó detrás suyo—. ¿Por qué tienes ese sello en tu guante? —preguntó, y la desconfianza lo invadió. No quiso ni siquiera alzar su mirada.

—Oh, ¿Este? —preguntó Cole, apreciando su guante—. Es algo así como... Un adicional a mi poder —agregó, levantando su mirada primero, y en ese exacto momento esbozó una extraña sagaz sonrisa.

—¿Quién eres? —Vlas se alejó lentamente del joven, cuando una sensación de espanto invadió su cuerpo.

Sólo con ver su mirada, y esa sonrisa, Vlas entendió que ese tipo que estaba frente a él no era nada amigable, y su presencia era temible. Era la primera vez que sentía una fuerza tan imponente como la de ese hombre. Exceptuando quizás aquella vez de Rhys en el muelle.

—Eso no es importante ahora. —Cole comenzó a caminar en dirección a Vlas.

Vlas instintivamente se puso en posición de ataque sabiendo que en cualquier momento sería necesario usar la fuerza. Aunque... ¿Por qué estaba tan seguro de saber que no iba a ser suficiente?

Sus sospechas eran ciertas, y sin que pudiera prepararse, en tan solo un segundo, Cole apareció frente a él con una velocidad inhumana. Le recordó a ese movimiento de Rhys cuando asesinó a esos tipos.

«¡¿Qué?!». La mente de Vlas reaccionó antes que su cuerpo, pero no pudo ayudarlo a esquivar ese puñetazo que ya había impactado en su rostro. Vlas salió disparado. La de Cole era una fuerza inmensa.

—Aquí estoy —dijo Cole, apareciéndose detrás suyo, y sin que este tuviera tiempo de reaccionar, una patada en la espalda hizo estrellarlo contra el suelo.

—¿Qu...? ¿Qué...? ¿Qué carajo eres? —preguntó Vlas, intentando pararse sin éxito. Todo su cuerpo estaba dormido, no sentía nada más que dolor, y todo sea veía borroso. Lo invadía una sensación de sentirse aplastado, como si tuviera una pesa de una tonelada encima de su cuerpo.

—No eres rival para alguien como yo, Vlas Windsor —aseguró, Cole agachándose al lado de Vlas—. Ni siquiera pudiste defenderte de mis golpes más débiles... Eres un fracaso —agregó, y en su risa se reflejó su arrogancia, y creencia de superioridad.

—Muérete —maldijo Vlas, entre dientes. Se sentía enojado e impotente, tales sentimientos recorrían su cuerpo sin freno, y lo llenaban de frustración. No podía moverse y el tipo a su lado sólo se reía cada vez más alto, irritándolo más y más.

—¿Qué? Lo siento pero no escuché —preguntó Cole, hundiendo la cabeza de Vlas contra el asfalto.

El grito de dolor Vlas sonó sordo, pero fue tan fuerte que incluso destrozó su garganta.

—Eso fue solo el calentamiento, apenas estoy comenzando a divertirme —rio de nuevo, levantando a Vlas del pavimento.

Este no podía pararse, sus piernas no respondían, y cayó al suelo otra vez apenas Cole lo soltó.

—Rhys... Por favor...

Fue lo último que pudo decir antes de perder el conocimiento.

—No, ¿En serio? Quería seguir divirtiéndome contigo —protestó, notando que Vlas se había desmayado—. Bueno, supongo que tendré que despertarte a la fuerza —agregó, al alzarlo de nuevo, y dirigiendo otro puñetazo a su rostro.

Sin éxito siguió golpeando a un Vlas inconsciente, y cada vez más destrozado. Puñetazos, patadas, rodillazos, fueron tantos golpes que el chico Windsor había quedado irreconocible de la cantidad de sangre que había en su rostro.

—Pensé que nuestro encuentro sería más entretenido, príncipe. —Cole miró el cuerpo de Vlas yaciendo sobre el charco de su sangre, con desprecio. Y cuando estuvo a punto de asestar el golpe final en el chico, su cuerpo se paralizó. Intentó revertir ese bloqueo con su poder, pero su energía también había sido bloqueada. 

—¡Quieto ahí!

Se escuchó una voz detrás de él... Era demasiado conocida. E imponente.

—Maldita sea, no puedo salir de la parálisis. —Comenzó a desesperarse, sabiendo lo que se le estaba por venir encima. No midió las consecuencias al atacar. Pero tampoco pensaba arrepentirse.

—¡Ahora, Leah! —gritó Rhys.

Leah apareció frente a Cole, ellos cruzaron miradas, ella no le hizo demasiado caso, sólo se acercó al cuerpo de Vlas y lo levantó en sus brazos. Cuando Cole pensó en poder moverse, ella desapareció de su vista, y a esta, la invadió otra imagen.

—Ya veo... Eres tú —aseguró Cole, ese espacio no permitía ver con claridad quien era esa persona que se había parado frente suyo... Pero al alzar la vista, logró hacerlo... Y cómo no... Ahí estaba Rhys Windsor.

—¿Qué haces parado? —preguntó Rhys, su mirada era penetrante, intensa. Cole notó que tenía activado ese poder que lo hacía invencible cuando vio brillar el intenso color fucsia de sus ojos—. De rodillas... Basura. —Impuso su orden con poderío, y Cole cayó de rodillas.

Cole sabía que no podía hacer nada ante la influencia de Rhys... Era un nivel superior, un nivel al cual él nunca llegaría.

—Sigues teniendo el mismo instinto asesino de siempre... Hermano —aseguró Cole, y se permitió dibujar una odiosa sonrisa en su rostro.

—Ja... ¿Y tienes el tupé de hacerlo? Eres la última persona que puede llamarme así, Cole... Tú no eres mi sangre. —Alzó su mano frente a él, mostrando su Scire, brillando. Y con su mano libre, sacó su espada del sello—. ¿Puedo matarte ahora? ¿O quieres decir tus últimas palabras? —preguntó, apoyando el filo en el cuello de Cole.

—No te atreverías —insinuó Cole.

Intentó ocultarlo, pero el miedo sólo se acrecentó más al sentir el frío de la hoja metálica sobre su garganta, amenazando con su vida. Comenzó a temblar.

—Mírate, temblando... El líder de la organización criminal más grande del mundo temblando frente a un simple «asesino», si estuviera en tu lugar no sentiría más que vergüenza.

La burla de Rhys hacia Cole lo hizo alzarse con un tono soberbio, sin dejar de mostrar su influencia y superioridad en él.

—¿Qué te hace creer que tengo miedo? —preguntó Cole, con el orgullo más alto que su miedo.

—Que no puedes moverte, por ejemplo —Rhys señaló—. Desactivé mi técnica cuando te arrodillaste, que no te puedas mover es consecuencia directa de que estés aterrado... Vaya que me tienes miedo, «hermano». —Rhys comenzó a reírse, al apuntarlo con su espada luego de quitarla de su cuello.

Cole no podía moverse, y también sentía miedo. Estaba frente a Rhys, él más que nadie sabía el monstruo en el que se convertía su hermano cuando se dejaba llevar por sus instintos, cada una de las personas que alguna vez vieron a Rhys en acción sabían que nunca debían meterse con él, o acabarían en la misma situación que él estaba en ese momento.

—Espero esto te sirva de escarmiento. —Rhys apenas movió su espada. Con un golpe limpio, la decapitación fue hecha.

El cuerpo de Cole cayó y el lugar se llenó de sangre. Rhys quedó empapado de la cantidad de sangre que salía de su cabeza, viendo como rodaba hacia su pie.

—Lo sabía —aseguró apreciando como el cuerpo comenzaba a cambiar de forma—. Sabía que no eras más que un clon —agregó, cuando lo único que quedó frente a él fue una extraña figura que no parecía tener forma alguna.

—Parece ser que tenías razón, no era el verdadero —habló Kit, acercándose a la escena.

—Cole no es tonto, quería probar las habilidades de Vlas, pero también sabía que yo estaba cerca, encontró el mejor momento para hacer presencia y utilizó esta técnica para no correr ningún riesgo —explicó Rhys agachándose frente al «cadáver»—. Así que clonación... Ha evolucionado mucho en su poder... Esto no es una técnica fácil de llevar a cabo—dijo.

Apoyó su mano sobre eso que estaba frente a él. Su sello activado hizo que eso se envolviera de su energía, y en un segundo, desapareció.

—Hace tiempo que no usabas esa habilidad —indicó Kit, notando que había usado la desintegración.

—Es mejor no dejar ningún rastro de lo que sucedió —dijo Rhys poniéndose de pie, y luego de buscar en su bolsillo se colocó sus lentes de contacto otra vez—. No es momento para preocuparse por estos imbéciles, ya me encargaré de ellos en su debido momento, mejor vayamos hacia el apartamento de Lara, ahí están Mya y Leah... Ella se llevó a Vlas ahí —agregó, y con su teletransportación, se llevó a Kit con él. Desapareciendo ambos del lugar.

 

Mientras tanto...

 

Remia, Crystel, Apartamento «104» - 23 de Junio - Año 525

 

—¿Tú dices que está bien que esté aquí? —preguntó Mya, recostada en la pared de la habitación, a unos metros de la cama donde Vlas se encontraba.

—Rhys me lo pidió —respondió Leah, mientras curaba las heridas de Vlas—. Estaba muy enojado, nunca lo vi en ese estado, me dio algo de miedo... Quién sabe que habrá hecho con él —añadió, algo preocupada

—Comprensible, es su hermano, sabemos lo grandes que son sus sentimientos hacia él, y además fue golpeado casi hasta la muerte por una persona que Rhys odia demasiado... Era de esperarse lo que terminaría por suceder —explicó Mya, moviendo su cabeza de un lado al otro, con obviedad.

—Vi los ojos de ese chico, sabes... En su mirada no se apreciaba nada de maldad —comentó Leah.

—Obviamente no es malo, sólo es un imbécil que se deja manipular por el padre de Rhys... Hay muchos así —replicó Mya.

—Mira como lo dejaron al pobre —dijo, al pasar un paño que limpió la sangre del rostro de Vlas, ahí pudo apreciarlo mejor, no estaba tan herido, aun así, el paño húmedo que antes había sido blanco se había vuelto totalmente rojo gracias a la cantidad de sangre que había absorbido.

—¿Todavía respira? —preguntó Mya, acercándose a ella, y rodeó la cama de Vlas. Inclinó un poco su rostro hacia el de él, contemplándolo con miramiento.

—Sí, parece ser que tiene una gran resistencia, ningún humano normal hubiera aguantado esa paliza —respondió Leah, comenzando a lavar su cabello. El agua que se volvió roja le quitó el tono oscuro que la sangre le había dejado a sus mechones castaño claro. 

—Es tan guapo, ¿Cierto? —preguntó Mya, con una sonrisa—. Ya te lo dije, no tanto como su hermano, obviamente, pero aun así es muy agraciado... Encima con todas esas heridas parece más rudo —agregó, mirándolo fijamente.

Si él fuera tan solo una cuarta parte similar a Rhys, ella podría enamorarse suyo, pero parecía demasiado pequeño para ella, quizás estaría por la edad de Leah o hasta menos, tendría que confirmarlo con Rhys. Además de eso, ella ya tenía su atención fijada en otra persona.

—Creo que no es momento para que nos fijemos en eso, Mya —dijo Leah, uniéndose a su amiga al posar su mirada sobre el chico también.

No tenía el pensamiento de Mya en su cabeza en ese momento, se había concentrado en dejarlo un poco más reconocible, no le gustó verlo en ese estado, y curarlo era lo menos que podía hacer. Pero cuando ella sacó el tema no pudo evitar hacerlo, y así como lo hizo desde el primer día en el que lo vio, al apreciar el atractivo de Vlas, supo que lo que Mya decía era cierto, Vlas era muy lindo.

Al conocer a su madre, y a Rhys. Ella supo que ese atractivo venía de familia. Clio era una mujer hermosa, y saltaba a la vista que Rhys y Vlas tomaron la mayoría de las características físicas de ella, como su cabello castaño claro y sus ojos verdes, tanto como esas facciones finas y delicadas que le daban cierta calidez a sus rostros. Ella también alguna vez logró ver una foto del hermano de ellos, Demian. Él no era parecido a ellos, aunque en esa foto se notaba a kilómetros que el niño era un ángel, Clio era joven, y Rhys un adolescente. Ella asumió que Vlas era un bebé en ese tiempo y por esa razón no salió en la foto. En esa foto se podía apreciar la diferencia de Demian en cuanto a su madre y hermanos. Él tenía el pelo negro, y los ojos plateados, era todo lo contrario a los Windsor, aunque con ese rostro tan tierno se podía divisar de igual manera que eran hermanos. Ella nunca supo por qué Demian era tan distinto a ellos... Hasta que conoció a Rygal, el padre de los chicos y esposo de Clio, y se percató de donde había sacado Demian esa apariencia... Era el vivo reflejo de su padre. Él era un hombro guapo, comprendía el pensamiento de Clio al casarse con él, ya que sabiendo que, por lo visto, él era una mala persona, no había muchas cosas que la hayan podido hacer enamorar... O tal vez estaba asumiendo cosas sin saber... Y en el pasado... Él fue un buen hombre.

Mya advirtió su reacción, y se dio cuenta de la leve sonrisa dibujada en su rostro. Eso le dio una gran idea. Leah nunca había tenido novio, ni habían hablado de algún chico que le gustara, pero la chica no era tampoco un muro de hielo, y dejaba ver muchas de sus emociones, además, al ser amigas, le contaba siempre lo que sentía, con ella nunca se ocultaba. Por eso se percató al instante que le interesaba Vlas, más allá de su persona, o de una amistad... No podía asegurar que la veía enamorada, aunque tal vez podía decir que era el comienzo de un enamoramiento adolescente.

—Dices eso pero no puedes sacarle el ojo de encima —indicó Mya—. Parece que el menor de los Windsor te cautivó, Leah —agregó, entre risas.

—Ey, no es así, sólo estoy viendo que no tenga más heridas, además de que es el hermano de mi padre adoptivo... Y está enamorado de otra chica... Tampoco es mi tipo —protestó Leah, tornándose sonrojada.

«Tampoco es mi tipo», se repitió para sí misma.

—Volvimos —avisó Kit, y al entrar a la habitación, hizo que la conversación de las chicas se viera interrumpida—. ¡Wow! —Paró apenas ver a Vlas—. Lo dejaron destrozado, no parece que haya podido siquiera defenderse.

—Vlas no tiene ninguna oportunidad contra alguien que pueda controlar Energía del Alma, y menos contra alguien como Cole, que llegó a pelear conmigo y salir con vida, en ese momento ni siquiera tenía su Scire, ahora que lo tiene probablemente es extremadamente más fuerte que en esos años —explicó Rhys, enfilando hacia el lado de su hermano—. Gracias por esto, linda... Déjame encargarme de lo demás —le dijo a Leah.

—Está bien... No es nada, Rhys. —Ella se fue un poco hacia atrás, llevándose consigo lo que había usado para curar a Vlas.

Rhys colocó su mano derecha sobre el rostro de su hermano, repleto de heridas, agradeció que Leah hubiera hecho lo posible para que no pareciera tan destrozado, verlo de tal manera lo ponía furioso, con Cole, y con él mismo por haberlo dejado desamparado, sin protección ante Cole.

Activó su sello, y rápidamente las heridas de Vlas comenzaron a cicatrizar, y su rostro se volvió más reconocible que antes. Aunque él todavía no despertaba.

—¿Usaste el Possessionem? —preguntó Mya.

—Sí, aunque no pude usar su propia Energía del Alma, parece que realmente me es imposible controlar a alguien de mi sangre sin mis Rexyss, aunque este no pueda controlar su energía aun —explicó Rhys, desactivando su Scire, y volviéndose a ellos. Los chicos sólo lo miraban a él.

—¿Tiene Energía del Alma? —preguntó Leah.

—Sí, toda mi familia de hecho, Demian también tenía pero no sabía usarla, al igual que Vlas —respondió Rhys. 

—Por cierto, ¿Cuántos años tiene Vlas, Rhys? —Mya hizo la pregunta de la cual venía anhelando respuesta.

—Realmente no recuerdo muy bien, pero cada uno nos llevábamos seis años, sólo tienes que hacer la resta.

—¿En serio no sabes la edad de tu hermano? —Mya no pudo aguantar la risa.

—Dieciséis años, esa es su edad —Rhys recordó—. Lo dejé de ver cuando tenía seis, y han pasado casi diez años desde ese momento.

—¿Qué? —preguntó Kit, sorprendido—. Es muy joven —aseguró.

—Ciertamente, yo tampoco podía creer lo mucho que había crecido cuando lo vi de nuevo —respondió Rhys. acercándose hacia la mesa. Sacó la jarra de la cafetera y se sirvió una taza de café—. Aun así, parece que por más que Cole lo haya apaleado, sus heridas no fueron las mismas que las que tendría alguien normal golpeado de esa forma, es extraño saber que pudo haber una posibilidad de que haya activado su Energía del Alma.

—Un golpe en el corazón —adhirió Kit.

—Así es... Probablemente ya es capaz de controlarla, solo necesita el entrenamiento adecuado —aseguró Rhys, tomando algunos sorbos de su taza.

—¿Por qué volvió? —preguntó Mya, refiriéndose a Cole.

—Rygal... Él lo llamó... Parece ser que quiere tener todo controlado hasta que llegue el día del séptimo impacto.

—¿No tendrá algo que ver con la condición de tu familia? —preguntó Mya—. Por lo que entendí cuando nos explicaste tu Possessionem, es que su sangre es tan especial en torno a su energía, que están conectados a través de una sola línea, por eso las únicas personas que pueden revertirla son los integrantes de tu familia... Quizás como saben que ellos son los únicos capaces de no ser afectados piensan atacarte... No lo sé, es solo una suposición —agregó.

—No, eso es imposible, aunque no sean afectados por mi Possessionem son inferiores a mí en todo lo demás, sin contar los Rexyss... No hay posibilidad de que arriesguen su vida de esa manera —dijo Rhys, con gran seguridad.

—¿Eh? ¿Sólo los integrantes de tu familia pueden evitar el Possessionem? Ya veo, de esa manera fue como te diste cuenta que el Cole que atacó a Vlas era un clon, ¿Cierto? —Kit intentó deducir.

—En realidad no, usó mis Rexyss en él, también me di cuenta de que era un clon a través de estos —respondió Rhys, despejando las dudas de Kit.

—Oh, claro.

—Eso todavía no explica la razón de la razón por la cual tu energía tiene ese vínculo especial con los integrantes de tu familia —manifestó Mya.

—No la explico porque no la sé, ni siquiera sé bajo qué lógica se encuentra ese tipo de unión especial que tenemos los integrantes de la familia Di Rem... Ya que con mamá, o los miembros del clan Windsor no sucede... Aunque realmente creo que no somos todos... Más bien mi padre y yo, somos las dos caras de una misma moneda, siento que incluso nos necesitamos el uno al otro para seguir adelante... Es extraño, es muy extraño, pero eso no quita que me dé interés a su vez —explicó Rhys. Mya, Kit y Leah lo miraban atentamente.

—¿Tú no sabes nada más sobre tu padre? Más allá de que es tu padre y su poder —Leah preguntó.

—No mucho, algunas cosas de su pasado que mamá dejó ver cuando hablaba conmigo sobre él, como la relación que tenía con su madre y su padre, o lo distinto que era antes de mi nacimiento comparado con ahora... Incluso el amor que llegó a demostrar hacia mamá, pero todo eso desapareció luego de la muerte de su padre, hace veintiocho años —respondió Rhys, vaciando su taza y dejándola sobre la mesa.

«Al parecer no me equivoqué», pensó Leah confirmando ese pensamiento que tuvo sobre el padre de Rhys momentos atrás.

—Espera... ¿Tu edad? —preguntó Leah percatándose de ese detalle,

—Así es —afirmó Rhys—. Mi abuelo murió solamente dos semanas después de que yo naciera... Creo que eso une muchos cabos, ¿No? —preguntó con obviedad.

Los chicos lo miraron mientras asentían.

—Tu padre... Él tiene algo que ver, ¿No? —preguntó Kit.

—Exacto... Pero será imposible poder sacarle información, no podré saber nada sobre todo lo que oculta mi familia hasta que me enfrente a él... Rygal es la razón por la que existo, es la razón por la que toda mi vida estuvo planeada tan a detalle, es la razón detrás de todo lo que me ha pasado —aseguró Rhys, convencido—. Yo siempre tuve una razón para acabar con Rygal más allá de querer protegerlos a todos, y esa es la de dejar de ser una marioneta de sus hilos... Aunque no parezca, sigo bajo su control, me está llevando por el camino que quiere, y no voy a salir de él porque no puedo, si mi propósito es acabar con él tengo que seguirlo si o si... No tengo otra opción —agregó, cerrando su puño, darse cuenta de esa condena siempre lo frustraba.

—¿Quieres decir que probablemente los secretos de tu familia tienen algo que ver contigo y tu Scire? —Mya se vio intrigada.

—Obviamente Mya, no hay otra explicación... La Guerra de Fons fue desatada por alguien, y tuvo su propio objetivo, que probablemente no se cumplió, porque yo evité que así fuera... Eso quiere decir que hay un nuevo plan, en ese plan está involucrado Vlas, por eso la extrema vigilancia que se le ha dado todos estos años, además de la intervención del gobierno y de nuestro padre en su decisión, hasta la aparición de Cole... Todo está conectado, debemos descubrir la línea conductora y atar cada cabo para quitarle las máscaras a los verdaderos culpables, esto no puede seguir así... Todos podrían terminar muy mal, y yo no podría perdonármelo jamás.

Rhys bajó su mirada, así como su rostro. Y con la frustración ya volviéndose más grande en él, se tomó la cabeza con las manos. Y suspiró profundamente, varias veces.

—Quédate tranquilo, Rhys... Para eso estamos, recuerda que somos un equipo —dijo Kit, acercándose a Rhys. Apoyó su mano el hombro de él.

—Sí, Rhys... No importa lo que suceda, nosotros estaremos ahí siempre... Como dijo Kit, somos un equipo, si uno tiene un problema, todos lo resolveremos juntos. —Mya se le sumó.

—Gracias chicos, esto se está poniendo complicado, y necesitaré la ayuda de todos ustedes, no saben lo importante que son en este momento para mí —agradeció Rhys, y los chicos se le sumaron en un abrazo grupal.

—Créeme, lo sabemos —dijeron los dos al unísono.


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Chapter 26: Capítulo 23: La razón de amar a quien más te ama – Días finales II  

Remia, Crystel, Ayuntamiento de Crystel - 23 de Junio - Año 525

 

—Así que ya sabes que estás aquí. —Rygal miró a Cole, parado frente a él, al otro lado de su escritorio—. Contesta Cole —ordenó, al darse cuenta que él se había quedado en silencio.

 —Hice lo que me dijiste, debilité al clan Windsor —Cole comenzó a explicar.

 —Eso no fue lo que te dije yo —Rygal lo interrumpió, su voz grave volvió a dejar a Cole en silencio.

 —Sólo quería probar a Vlas Windsor, padre... —admitió, bajando su mirada al notar el movimiento de su padre, este se había afirmado a la silla. Se iba a poner de pie.

 —Mierda, te dije que no te entrometieras donde no debías, Cole... Rhys Windsor no debía saber de tu presencia en Remia hasta el día del séptimo impacto. —Comenzó a caminar de un lado al otro, detrás de su escritorio, a una distancia considerable de su hijo—. ¡Pero no! —Alzó la voz. Cole rápidamente se irguió en su postura, y alzó su mirada. Rygal lo observaba con frialdad, y su mirada era tan afilada que parecía que lo cortaría en dos—. Yo te di ese poder, Cole... Yo ordeno lo que debes hacer con él... Ahora Rhys Windsor está detrás de ti, ¿Y quién debe protegerte? Yo... Debí saberlo... Debí saber que no estarías a la altura.

 —Espera, padre... Yo... —Cole quiso decir.

 —¡Cierra la maldita boca... Cole! —Rygal ordenó, alzando su voz de nuevo, y apuntando a su hijo con su dedo.

Fue tan demandante que Cole volvió a quedarse paralizado, y tragó saliva. Sólo eso se oyó en la habitación luego de lo dicho por Rygal.

—Quiero que te escondas lo que resta de días para el séptimo impacto... Si Rhys Windsor te encuentra... Te matará... Y eso lo sabes más que nadie... Te llamaré el día antes, necesito que hagas algo por mí. —Volvió a sentarse en su escritorio—. Pero hasta ese momento, Cole. —Alzó su mirada, y en sus ojos plateados se apreció su amenaza. Cole sintió que tenía una daga en su cuello, a punto de traspasarlo—. Hasta ese momento... No existes —concluyó. Bajó su mirada otra vez, y como si nada hubiese pasado, volvió a su trabajo.

—Lo que digas, padre... —Cole asintió. Bajando su rostro, y dándose la vuelta.

Comenzó a caminar hacia la puerta, intentando hacer el menos ruido posible. Su cuerpo entero estaba tenso, su padre era incluso más intimidante de lo que era Rhys Windsor. Y eso, aun sabiendo que no estaba en peligro. Rhys Windsor era un monstruo, él lo sabía, lo podía confirmar... Pero Rygal Di Rem... Rygal Di Rem había creado a ese monstruo.

Y era mucho más monstruoso que él.

 

Al otro día...

 

Remia, Crystel, Apartamento «104» - 24 de Junio - Año 525

 

 —No pude dormir anoche pensando en él, por suerte llegaste esta mañana, estaba a punto de volverme loca —declaró Clio, mientras su hijo la dirigía por los pasillos del apartamento, hacia la habitación de Vlas.

 Rhys lo sabía, su hubiese sido por él, habría ido la noche anterior, antes de ir a visitar a Lara. Pero ese día, las heridas de Vlas aun seguían algo expuestas, y él sabía cómo era su madre, y lo mal que se sentía cuando veía a sus hijos dañados. Por eso, espero a que pasara el día, para ir a buscarla, ya que las heridas de Vlas habían cicatrizado gracias a que pudo concentrarse mejor en su regeneración, y para impedir que su madre se angustiara al verlo en ese estado.

 —Perdón, por lo menos debí avisarte —Rhys se disculpó, frenando frente a la puerta de una habitación.

 —Está bien, no querías preocuparme más de lo que ya estaba, sabía que él estaba a salvo porque se trata de ti —aseguró Clio, frenando al lado de su hijo.

 —Es aquí... —señaló Rhys, apoyando la mano en la perilla de la puerta. Al girarla, esta se abrió, y él entró primero, su madre lo siguió—. Ahora está bien, curé todas sus heridas, y Leah me ayudó a limpiar su cabello y rostro... También le cambié la ropa... Pero sigue durmiendo —indicó, caminando hacia la cama de su hermano.

 —Él... Él nunca le hizo daño a nadie... Lo que hizo ese chico fue muy malo. —Clio siguió de largo luego de que Rhys parara, camino hasta el borde de la cama, cerca del cabezal—. Mi niño... —Acercó su mano al rostro de su hijo, y con suavidad, lo acarició, como siempre—. Por cierto... Rhys —dijo, sin quitarle la mirada de encima a Vlas.

 —Dime.

 —¿No le hiciste daño, cierto?

 —¿A quién?

 —A ese chico.

 «¿Cole?», pensó.

¿Por qué su madre preguntaría algo así? Si él lo hubiera hecho, no se lo diría, porque sabía que, al igual que cuando se entera que sus hijos están heridos, su madre se angustiaba cuando él cometía un asesinato. Seguir sumándole preocupaciones a ella no era algo que quería, así que se iba a encargar de hacer justicia por Vlas, con sus propias manos... Como siempre lo hizo, ya que, se encontraba con la obligación de hacer pagar a aquellos que lastimaban a quien él más amaba... Aunque fuera su sangre... No importaba... Cole aceptó correr ese riesgo al atacar a su hermano, por lo tanto, debía correr con las consecuencias de la misma manera.

 —Huyó... Lo estoy buscando —respondió.

 —No lo hagas... Déjalo en paz... No es necesario —pidió su madre.

¿Qué? ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué debía perdonarle la vida luego de él haber amenazado la de su hermano? Entendía el punto de su madre, conocía su personalidad, y sabía que ella jamás tomaría represalias contra alguien que le hizo daño, a ella, o a quienes amaba. Pero él no era su madre, y estaba seguro de hacerlo, porque era su alma la que lo pedía, y no se iba a sentir tranquilo si esa persona estaba por ahí, a sus anchas, con ese pensamiento, tal vez... Planeando hacerlo de nuevo. Si quería proteger a quienes más amaba, debía arrancar de raíz cualquiera amenaza, por eso, cada una de las personas que lo hicieron en el pasado... No pudieron contarlo, y perecieron ante sus manos... Él lo decretó... Cole no iba a ser la excepción... Debía pagar.

 —Mamá... ¿Qué dices? Casi mata a Vlas, se burló de él luego de darle una paliza... Tu no lo viste, mamá... Lo dejó irreconocible... Y lo hizo sólo por placer propio, no ganaba ni perdía nada haciéndolo, porque sé que atacar a Vlas jamás sería una orden de Rygal... Lo hizo bajo su propio juicio... Y por eso... Debe hacerse cargo del error que cometió.

 —Rhys, no seas egoísta... ¿Tú crees que todo se va a resolver matando a ese chico? Eres inteligente, sabes que no... Además, no lo haces para hacer justicia por Vlas, lo haces para sustentar tu propia idea de justicia... No es la que él quiere... Es su hermano, Rhys... ¿Cómo crees que se sentiría si supiera que mataste a su hermano porque lo atacó? ¿Crees que no se sentiría culpable? Que a pesar de no conocerlo, no lo vería de esa manera... Sé lo que quieres decir, Rhys... Sé que no quieres que ninguno corra peligro, sé que quieres hacer pagar a aquellos que atentan contra nuestro bienestar... Pero Rhys... Hacerlo sin pensar en lo que él otro quiere... Es egoísmo... A pesar de que lo hagas como forma de justicia... Sigue siendo egoísmo... Porque sólo lo ves desde tu visión... ¿Y la de Vlas qué? ¿No cuenta?

 «¿Qué? ¿Por qué no puedo refutar lo que dice? ¿Le estoy dando la razón? Ella, ella... No tengo argumentos... ¿Por qué? Si siempre lo hice de esta manera... Lo hago por ellos... Lo hago por su bien... No es egoísta... ¿Cierto?», Rhys se halló en una encrucijada.

 Años atrás, cuando dejó de asesinar personas a pedido de Lara, supo el error que había cometido, y en lo que se había convertido. Supo que ese no era el camino que quería seguir, que mancharse las manos de sangre era sólo su última opción. Y ese pensamiento lo acompañó un buen tiempo... Fueron años sin tener la idea de matar a alguien en su cabeza, sin la necesidad de hacerlo... Pudo encontrar otras opciones... Pudo salir de ese camino oscuro, y usar ese poder que tenía, de una manera que jamás se planteó hacer... Hasta ese día... Hasta que Thomas murió.

 En esos años, proteger a quienes más amaba no era una obligación que se había impuesto, era una decisión de sí mismo, porque ellos eran la razón por la cual seguía adelante. Y mantenerlos a su lado, era su propósito. Pero ese propósito desapareció cuando se quebrantó su primer promesa... Cuando Thomas fue asesinado, y por no matar a alguien... Rompió el corazón de Lara... Y sus manos se mancharon de sangre... Esta vez... De un ser querido... «Matar no es una opción... Es una obligación», decidió tomar esa idea... Decidió volver a ser el mismo. Y toda la guerra nació de ese pensamiento... Y volvió a quedarse solo... Volvió a mancharse las manos de sangre... Volvió a ser el Demonio de Remia... Esa era su única opción... Su maldición... Y su destino.

 Encontró un balance entre no matar, y hacerlo cuando era necesario luego del final de la guerra, al decidir el verdadero camino que quería tomar... Al volver al lado de Lara, y asumir, con la base de su existencia, una promesa que no rompería jamás... Y que si lo hacía... Pagaría con su vida. Y así... «Matar no es una opción... Es una obligación» se convirtió en «Matar sólo para asegurar su bienestar... Es la única opción». Y así... Aunque la mayoría de tiempo intentara no dejarse llevar, cuando su mente estaba al límite, y sus seres queridos corrían un peligro de vida... Por sólo ese instante... Permitía dejarse envolver por la oscuridad... Y hacer eso que odiaba... Matar... Y volver en sí... Una y otra vez... Porque ese era su pensamiento... Porque esa era su decisión... Y porque de mantenerlos a su lado dependía su vida, y su existencia... Y luego de todos sus pecados... Era la única utilidad de su poder.

 —Mamá... Yo... Lo hago por ellos... No lo hago por mi —dijo... Aunque no tan convencido como antes.

 —Rhys... No lo hagas... Y esta vez... Sé que estoy siendo un poco optimista... Y sé también que el chico cometió un error que tú no perdonarías jamás... Pero... No quiero que lo hagas por mí, ni por ti... Quiero que lo hagas por Vlas... Porque él también tiene voz, y tiene opinión... Tiene la responsabilidad de su propia vida, y de su propio perdón... Tomar esta decisión sobre qué hacer con su victimario, sin consultárselo... Es egoísmo, porque le quitas poder y valor a sus decisiones... Porque le quitas confianza... Y ahora, que está al límite de su vida, con una decisión de vida o muerte... Cuando más necesita de esta, y de saber que su decisión sí importa... Le afectaría demasiado... Y no quiero eso para él.

Clio esta vez miró a Rhys... Él, casi sin palabras... Invadido por dudas, como no le pasaba hacía años... La miró también, casi sin creerlo... Que ella le hubiera dado ese golpe de realidad... Le hubiera replanteado sus propios principios... Su madre... Otra vez... Sólo ella.

—Por favor, Rhys. —Clio se paró frente a Rhys.

—Mamá... ¿Por qué eres tan buena? —él preguntó... Y se le escapó una sonrisa.

—Ves... Sé que no quieres hacerlo... No te obligues a cometer esas locuras... No eres tú cariño... Déjate aconsejar por los demás, y cuando tengas dudas... Permítete pedir una confirmación... No te tragues la angustia, no te tragues el desagrado... Ya sufriste mucho en el pasado por hacerlo, y esos errores que te persiguen y te atormentan no pueden seguir alimentándose... ¿Sí?

—Te amo... Siempre sabes que decir.

Su respuesta vino con un abrazo al que Clio respondió. Orgullosa de su hijo... De sus hijos... Feliz de saber que ellos aún poseían esa humanidad que ella adoraba apreciar en sus sonrisas.

—Por cierto... ¿Se lo has contado a la chica? —preguntó.

—¿Te refieres a Zenda? —Rhys la miró confundido.

—Sí... Ella lo debe saber... Vlas me contó que habían hablado sobre lo que harían hasta el día de su decisión... Y decidieron estar el uno al lado del otro sin importar nada... Ella se va a preocupar... Es mejor que lo sepa.

—Sí... Tienes razón... La llamaré. —Rhys caminó hacia la puerta—. ¿Te quedas con él? —preguntó.

—Sí... Avísame cuando ella llegue... Y los dejo solos.

—Bien... Ahora vuelvo —dijo, antes de salir de la habitación.

 

Horas más tarde...

 

—Gracias por llamarme, Rhys. —Zenda salió de la habitación donde Vlas descansaba, hacia el pasillo. Ahí vio a Rhys recostado en la pared, estaba tomando un vaso de café, parecía pensativo.

 —Si a Lara le sucediera algo parecido quisiera ser el primero en saberlo... Además de que no quería que te preocuparas, no sé cuánto tiempo estará en ese estado... Sólo espero que si despierta, sea antes de ese día —respondió Rhys, alzando su mirada.

Zenda lo miró con una triste sonrisa, él comprendió su reacción.

 —Gracias por devolverme la memoria, ya me parecía extraño que sintiera como que algo me faltaba, nunca me di cuenta que era eso —dijo riendo.

 —Sí, lo siento por haberlo hecho en primer lugar, pero quería contárselo a Vlas con un poco de tranquilidad, y me aseguré de que nada externo nos interrumpa... Luego de que él te lo contara desactivé el bloqueo en tu mente... Perdón.

 —No pasa nada, hasta cierto punto estoy agradecida, pude comprender mejor la situación luego de que Vlas me explicó todo... Sé que todo fue por él... Eso me hace también querer agradecerte por cuidarlo y pensar tanto en su bienestar... Es difícil el momento por el cual está pasando, pero él es fuerte, sé que podrá superarlo —aseguró la chica.

 —¿Él? No me digas que...

 —Sí —ella lo interrumpió. No era necesario que lo dijera, ni ella quería oírlo—. Ya hablamos del tema con Vlas... Y ya aceptamos nuestro destino... Y su decisión —ella lo dijo con serenidad, y cierta aceptación.

Rhys la miró sorprendido, nadie diría algo así con tanta tranquilidad.

 —¿Estás totalmente segura de eso? Es una decisión sin vuelta atrás, Zenda, muy dolorosa, y con muchas consecuencias... Vlas vivirá con ese pensamiento el resto de sus días.

 —Son cosas que no se pueden evitar, Rhys... Supongo que es lo único que nos queda, sólo eso, alguno de los dos deberá seguir adelante sin el otro.

 —¿Por qué quieres ser tú?

 —Porque lo amo, ¿Tú no darías tu vida por la persona que amas? —preguntó ella, con una sonrisa.

 —Claro que sí... Pero él también te ama, y él es quien tomará la decisión, ¿Cómo sabes que no se elegirá a él?

 —No lo sé... Creo que es porque confío en él —indicó, encogiéndose de hombros.

 —¿Por qué tú, Zenda? Ahora quiero una respuesta real, ¿Por qué quieres hacerlo? —insistió Rhys.

«Porque lo amo» no era suficiente, él sabía lo que el amor era capaz de hacer pensar, de hacer sentir... Tomar decisiones abruptas o sin pensarlo mucho era una constante que se repitió mucho en su vida en base al amor que siempre sintió por Lara. Pero aunque alguien tuviera ese tipo de pensamientos, llevarlos a cabo costaba demasiado, y no era solo una razón vacía, debía haber más. 

 —Hace mucho tiempo me propuse hacerlo feliz, encargarme de que él no sufriera de nuevo luego de todo lo que pasó en su vida, me propuse salvarlo de la oscuridad las veces que fueran necesarias, sin importar lo que él pensara de mi... Sé que él me ama, y sé que no dejará de hacerlo jamás, sus sentimientos son los más importantes, incluso para mí, pero, ¿Lo has pensado Rhys? Sé que lo has hecho, eres una persona muy inteligente después de todo, ¿No crees que esto tiene una razón más allá de ser sólo una «elección»?

La pregunta de Zenda era certera, Rhys supuso que algo así vendría luego de un poco de análisis de la situación, Zenda no era necia, ella podía darse cuenta.

 —Si, lo creo... Y puedo asegurarlo —respondió Rhys, con una arraigada firmeza.

 —Esa es la razón... No creo mucho en situaciones del destino, pero tampoco creía en los poderes sobrenaturales antes de lo sucedido contigo o con Vlas... Así que sólo me queda aceptar mi extrema imposibilidad de ignorar el asunto, pero confió en Vlas, sé que él lo logrará, sé que lo podrá superar sin mí... Yo nunca podría, es demasiado, la situación me superaría, no tengo ni la voluntad, ni el talento, ni la fortaleza necesaria... No tengo el valor... Sin él... Creo que yo realmente moriría por dentro —dijo casi susurrando, ella bajó su mirada y apretó sus manos.

Rhys vio como jugaba con sus dedos, ella tenía miedo.

 —Aceptar la muerte es el acto con más valor que una persona podría hacer... No sabes lo difícil que puede llegar a ser, incluso más difícil que vencer una enfermedad, o salir de una adicción, hasta de superar una perdida... Aceptar la muerte es aceptar el fin de tu vida, que es lo más importante en esta misma, porque solo pasa una vez en toda la eternidad, y porque pase lo que pase en ella, nunca sentirás nada igual... Eres fuerte Zenda, eres valiente y tienes una gran voluntad, no intentes convencerte de lo contrario, porque no es así.

 Años atrás, incluso antes de obtener su Scire, Rhys estaba seguro de entregar su vida por las personas que amaban, él iba a ser quien se sacrificaría por ellos, lo tenía muy en claro. Pero distintos eventos evitaron que eso aconteciera.

Hoy en día seguía con la misma idea, y por eso sabía lo que significaba el pensamiento de Zenda, incluso el de su hermano cuando tenía pensado hacerlo él mismo. El miedo a la muerte era demasiado, el más grande, era imposible no sentirlo cuando esta se acercaba, inhibía los demás sentimientos, limitaba el amor, no querer lastimar a nadie era la principal idea, por eso alejarse era la primera acción a tomar. Lo que Zenda y Vlas habían hecho en primer lugar, a su manera, pero lo hicieron.

Zenda había dicho que no quería lastimar a Vlas, que no quería hacerlo sufrir, pero aunque intentara pensar lo contrario sabía que no ocurriría así, y no sólo lastimaría a Vlas, también lastimaría a su hermana, a sus padres, y a todas las personas que la querían... Pero como ella lo había dicho... «Son cosas que no se pueden evitar».

—¿Él no estará solo, cierto? —preguntó la chica, buscando la confirmación en los ojos de Rhys al dirigir su mirada hacia él.

—Nunca... Estaré con él en todo momento... ¿Sabes? Hace no menos de dos días me hizo prometerle que te cuidaría, creo que tendré que repetirte esa promesa a ti hoy —respondió Rhys, entre risas. 

—No es necesario, Rhys... Sé que lo harás... Sé que amas a tu hermano quizás hasta más de lo que lo amo yo.

—Yo amo a mi hermano tanto como tú amas a tu hermana... ¿Qué sucederá con ella? También le afectará, ¿No crees?

—Kora... —musitó ella, con una sonrisa—. Sí, le afectará mucho, y que me perdone por lo que voy a hacer, pero no puedo decírselo antes... No me dejará ir... Lo sufriría el doble... Y si eso pasara, yo no me podría ir... Amo a Kora... Pero no quiero verla sufrir... ¿Sabes lo duro que es sentir algo así, cierto? Y asumir que todo se viene abajo... Asumir tu muerte.

—Claro que lo sé... Duele... Duele demasiado, nunca nada llenará ese hueco en tu vida, pero hay que aprender a dejar ir ese dolor, aunque sea necesario no es indispensable, porque la muerte viene para todos igual, no vamos a cambiar ese destino... Pero sí podemos encontrar un camino más agradable para llegar a él, y al final, no terminar solos, al final... Sentir que la vida valió la pena.


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