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—Oye, Abigail, ¿no nos vas a dar la bienvenida? —preguntó en un tono de broma, su sonrisa delataba su estado de ánimo juguetón—. ¿Qué pasa? Pareces como si estuvieras en shock. ¿No te alegra vernos?
—No, no... —el desconcierto momentáneo de Abigail rápidamente dio paso a la compostura—. Recuperó su calidez habitual y respondió:
— ¿Cómo no me va a alegrar veros? Solo que estoy agradablemente sorprendida. —Apartando su sorpresa, se acercó a Viviana y la abrazó calurosamente.
—Cristóbal nos invitó a cenar, y pensé que sería una excelente oportunidad para pasar un tiempo de calidad contigo —soltó una risita y le dio unas palmaditas en la espalda a Abigail antes de hacerse a un lado.
—Esperamos no estropear ningún plan romántico que tuvierais vosotros dos —intervino Eddie, su voz profunda resonando en el pasillo.