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Cuando Viviana regresó a casa, vio a su padre hablando por teléfono en voz baja. Inmediatamente se puso sospechosa. Su corazón se hundió al darse cuenta que su padre podría haber estado involucrado en el accidente de Raquel.
Tan pronto como Óscar sintió su presencia, colgó la llamada y se volvió hacia ella con una sonrisa. Una sonrisa tan brillante deslumbraba a la vista.
Viviana se quedó allí, inmóvil, preguntándose qué lo había hecho tan feliz.
—Hola, mi querida ha vuelto a casa —le dio un cálido abrazo—. Te he estado esperando. Ve y prepárate. Salgamos a cenar.
—¿Y cuál es el motivo de este detalle? —preguntó con escepticismo.
—Porque hoy estoy contento —se rió entre dientes.
—Eso es lo que me intriga. ¿Qué te pone tan contento?
—Oh, mi querida... Creo que no has escuchado las noticias. La madre de Abigail sufrió un accidente. Su estado es crítico —respondió Óscar.