"A la mañana siguiente…
—Los ojos de Eddie parpadearon abiertos, y se encontró acostado en una cama cómoda en una habitación desconocida. La luz que se filtraba por la ventana daba un hermoso resplandor a las paredes. Su mente estaba nublada, todavía aturdida por los efectos del exceso de la noche anterior.
—La confusión se apoderó de él mientras salían a la superficie fragmentos de recuerdos. Recordaba la pasión íntima, el sabor de los labios de Viviana y las confesiones de amor susurradas. No podía sacudirse la incredulidad que anidaba en su interior.
—Frotándose las sienes —dijo Eddie—, su mirada escaneando la habitación en busca de alguna pista que pudiera ayudarle a entender la situación. El suave trinar de los pájaros afuera y el distante zumbido de la vida de la ciudad le recordaron que el mundo seguía avanzando, incluso mientras él luchaba con sus pensamientos enredados.