Unos días después...
La condición de Abigail mejoró. Pero el paso de varios días solo había profundizado el abismo de silencio entre Abigail y Cristóbal. Sus intentos de acercarse a él se encontraron con la indiferencia. Ella estaba decepcionada y herida.
Cristóbal había evitado cualquier conversación con ella, negándole la oportunidad de disculparse. Voluntariamente llegaba tarde a casa desde el trabajo para minimizar sus interacciones.
Sin embargo, incluso en sus momentos de soledad, no podía resistir la urgencia de lanzar miradas furtivas en su dirección mientras ella yacía dormida. Un breve beso de buenas noches era su confesión silenciosa de amor en medio de la tensión sofocante. Esto había sido un hábito para él en estos días. Cristóbal no dormiría hasta que la besara, pero no dejaría que ella lo supiera.