Flamajoven Nong podía adivinar lo que pensaban Ji Ning y el resto. Sonriendo, dijo:
—No sean impacientes. Los tesoros no van a ir a ninguna parte. Como les dije, y prometí en nombre del clan Flamajoven, todo lo que adquieran aquí, es suyo.
Ji Ning y los demás asintieron.
—Y estos también —dijo Flamajoven Nong señalando hacia el suelo.
Ahí estaban los tesoros mágicos que había dejado el Adepto Bu You y los diez Wanxiang Muertejurada.
—Esta vez fue gracias a la Bestia Espiritual de Ji Ning que pudimos salir de la formación. Estos tesoros mágicos no valen mucho, Ji Ning, tómalos —dijo Flamajoven Nong y miró a Ning.
Inmediatamente recolectó los tesoros mágicos. Después de todo, estos eran tesoros de once Adeptos de Wanxiang, uno de los cuales era un Guardia del Dragón de Lluvia de dos garras. Este tipo de tesoro era bastante valioso.