—Los Terrenos Sagrados enviarán a la gente a vigilar este lugar —dijo Señor Dao Mentedetinta con una sonrisa—. Pueden venir conmigo a visitar el palacio subterráneo o pueden pasear por nuestro planeta y explorarlo un poco.
—No hay necesidad —dijo el Señor de la Secta Polvonueve con calma—. Voy a esperar aquí.
—Sí, no hay necesidad de molestar a nadie. Los dos simplemente podemos esperar aquí —acordó Ji Ning—. Vientodelcielo, deberías salir a explorar y a ir de aventuras. Si tienes alguna pregunta sobre el Dao de la Espada, puedes venir a preguntarme. Después de que tenga la piedra Divisor del Mundo dejaré este planeta y para entonces tendrás que confiar en ti mismo.
Vientodelcielo dijo respetuosamente:
—Sí, Maestro. En verdad, en los últimos días desde que me transmitió el Dao de la Espada he adquirido muchas ideas y estoy preparado para ingresar al nivel Mundial.
El cercano Señor Dao Mentedetinta sonrió y dijo: