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"No solo lo ve, también lo siente. Siente su fuerza vital, magia corriendo por su torrente sanguíneo, percibe el cambio por el hechizo recién convocado. Puede sentir el magnetismo de su magia ancestral, esa que por siglos se mantuvo intacta y pura, es una sensación embriagadora a pesar de que implica admitir la diferencia de esa herencia mágica tan potente, cree incluso que si estira un poco los dedos puede tocar el color de su aura, esa fuerza mágica que lo rodea, era tanto como mezclar sus colores y crear entre los dos uno nuevo."
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El agua del lago es extrañamente cristalina y aunque es fría la temperatura no es excesiva helada, parece que el aura cálida que aun los rodea por los hechizos convocados permanece corriendo por sus cuerpos como un abrigador cobijo.
Caminan uno al lado del otro, sin soltar sus manos, han sido aleccionados bien sobre el término de la ceremonia, han de sumergirse en las aguas de ese lago para lavarse, pero también para emerger de ellas como una sola entidad mágica.
Las velas siguen flotando alrededor alumbrando en la oscuridad, a pesar del suave viento que agita las ramas de los árboles con ímpetu, las llamas no se apagan.
La luna encumbra la noche nocturna, los cielos despejados muestran un manto lleno de estrellas lo que hace que el ambiente tenga una nota casi etérea en ese momento y en aquel lugar que la magia converge desde la raíz de sus almas.
Se alejan de la orilla lo suficiente para que nada más sus cabezas sobresalgan del agua. Se miran en silencio tratando de que encajen todas esas piezas nuevas de pensamientos al azar en sus cabezas.
Hermione tiene sentimientos encontrados, puede resistirse todo lo que quiera a la idea de ser una Malfoy, pero en el fondo de su ser, la satisfacción de saber que será precisamente ella quien rompa con toda tradición de sangre es indescriptible. Las palabras de Centella calaron tan hondo, que aun siente ese nudo en la garganta.
Draco no se encuentra demasiado lejos del sentir de Granger, confundido en aquella situación solo se ha dejado arrastrar, pero aun a pesar de todo hay una oscura satisfacción de quebrantar la línea de sangre pura de su familia. Después de todo, estuvieron a punto de morir por causa de esas malditas tradiciones de sangre, pensar en todo lo que se hubieran evitado de no haber vivido bajo el régimen purista, el desenlace de su historia familiar pudo ser uno muy distinto. A esas alturas de su vida los Malfoy no serian un apellido maldito, no serian vistos por encima del hombro como si no valieran nada.
Se sumergieron por completo, conteniendo el aliento. Bajo el agua podía verse tan claramente como nunca se habían visto.
Malfoy es un hombre guapo, lo cierto es, demasiado guapo admite en su fuero interno. Con un cuerpo bien trabajado, un rostro varonil y una mirada que puede derretir los polos de la tierra. Su mano sigue sosteniendo la suya con firmeza, así fue desde el principio de la ceremonia y aun ahora que se encuentran dentro de las aguas del lago, mantiene su agarre decidido. Le cuesta trabajo que la imagen que tiene de Draco en el pasado calce con la que tiene ahora delante suyo. No es solo la madurez de sus rasgos o el cambio físico evidente, es quizás el hecho de que no hay burlas o insultos, no hay palabras hirientes. Ya no le mira con desdén u odio, no esta la superioridad de sus modos y eso es refrescante.
Es la primera vez que Hermione admite que, si Draco hubiera sido criado diferente, si en su vida la pureza de la sangre no hubiera sigo inculcada como una premisa que había de seguirse a rajatablas otra hubiera sido la historia. Porque dejando de lado el niño ególatra, narcisista y caprichoso, era alguien inteligente, de mente ágil, siempre un buen rival en las clases hasta que abría la boca para clamar al mundo que era mejor por la sangre que corría en sus venas.
No solo lo ve, también lo siente. Siente su fuerza vital, su magia corriendo por su torrente sanguíneo, percibe el cambio por el hechizo recién convocado. Puede sentir el magnetismo de su magia ancestral esa que por siglos se mantuvo intacta y pura, es una sensación embriagadora a pesar de que implica admitir la diferencia de esa herencia mágica tan potente, cree incluso que si estira un poco los dedos puede tocar el color de su aura, esa fuerza mágica que lo rodea, era tanto como mezclar sus colores y crear entre los dos uno nuevo.
"Sangre sucia"
Cuantas, y cuantas veces la llamo por ese apelativo, buscando dañarla, tratando de humillarla por su cuna inferior, por esa ascendencia corriente que no debía de tener derecho a poseer magia. Pero no solo poseía magia, la suya era fuerte, poderosa, tan tremendamente extraordinaria que nunca había visto algo semejante.
Podía sentir la magia de Granger unida a la suya, corría por lo poros de su piel, por cada vena y terminación nerviosa, la sentía en sus órganos internos, en los vellos de su piel que se seguían erizando incluso de tomar simplemente su mano. La percibe de manera tan poderosa que le estremecía y maravillaba a partes iguales.
Siendo todo lo sincero que puede ser consigo mismo, admite que es una bruja poderosa y hermosa. Con la tela de su largo vestido blanco y sus largos cabellos castaños hondeando a su alrededor parece incluso una ninfa del agua.
Salieron juntos después de unos minutos en un silencio que ninguno de los dos encontraba como romper, tenían sus respectivos corazones latiendo con fuerza en esa mezcla de emociones que ninguno de los dos podía definir. Poco después, aun en el silencio, con la ropa mojada pegada al cuerpo se desaparecieron con un plop para continuar con aquella noche de primeras veces.
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Por primera vez en mucho tiempo se siente en paz.
Suspira largamente con una tranquilidad tan liberadora que le dan ganas de llorar de puro alivio. Quizás las primeras lagrimas que ruedan lentamente por sus mejillas pecosas contradicen la sonrisa que mantiene en sus labios, pero se dice a si misma que todo en ese instante se siente correcto.
Hay algo liberador en el hecho de que no hay pretensiones, que nadie espera mas de la cuenta, que no hay expectativas que cubrir o un papel que cumplir. Es simplemente lo que es.
No hay amor de por medio y aunque eso pudiera ser algo triste si se piensa fríamente, es posiblemente lo mejor que le a pasado. En sus manos no abra un corazón que cuidar o sentimientos que tenga que procurar no lastimar.
Hay paz en sentir una libertad de la que hace mucho tiempo no goza. Una libertad para ser un tanto egoísta y pensar primero en ella, en lo que los deseos de su cuerpo le piden, en lo satisfactorio de la simplicidad de aplacar el calor de su piel y su centro.
Tendida en esa cama que pronto será suya se siente arropada por la calidez de una desnudez que la hace sentir cómoda y satisfecha. Fue el buen sexo, pero también la complicidad, el desnudarse más allá de la ropa.
Zabini no es dulce o suave, pero es generoso. Un amante audaz, atento y tremendamente ardiente.
Se redescubrió en el placer de su cuerpo como un ave fénix que renace de sus cenizas. Odia comparar la relación que tuvo con Potter y la que ahora tendrá con Zabini, pero es inevitable descubrir las diferencias.
Aun entre las sabanas podía sentir las dudas y la incertidumbre de Harry, la vacilación de la entrega, el miedo a lastimarle. Aun estando entre sus piernas meciéndose en el vaivén de sus caderas podía percibir su ausencia. Estaba su cuerpo, pero no su corazón en ello.
Cuantas noches le entrego su cuerpo esperando sentir ese calor abrazados que le incendiara la piel y las entrañas. Quería sentir esos besos hambrientos que nublaran su entendimiento, encontrarse deseando, sucumbida en un incendio que la hiciera sentir viva y completa.
Sabia en lo hondo de su corazón que algo faltaba, que las piezas de ambos no terminaban de calzar, aunque no supiera explicar o definir que era eso importante que les fallaba.
Se querían, vaya que se querían. No había noche que no se buscaran los meses posteriores a que terminara la guerra. Se escapaban a hurtadillas para buscar la soledad de la noche y entregarse al amor. Ahora entiende que era un placebo que les ayudaba a adormecer sus miedos a compartir su dolor y la perdida, para no hablar de ello en voz alta.
Entiende entonces que ese amor, no fue un sentimiento real, sino una necesidad de sostenerse, de aplacar ese vacío que no podía ser llenado de ninguna manera en su interior.
Sí, se querían, pero no se amaban. La costumbre lleno los huecos por un momento para salir por la mañana creyendo que todo estaba bien y seguir funcionando, cuando todo era una mentira. Se mentían a si mismos creyendo que el calor que compartían en el lecho era suficiente para sanarse, aunque solo fuera un engaño momentáneo.
Harry fue su mundo, lo puso sin darse cuenta en un altar muy alto. Creando una imagen que con el tiempo se fue desdibujando, pues la fantasía sustituyo sus carencias, idealizando de manera romántica una relación que creyó por un tiempo no tendrían y cuando por fin se dio, no había la magia que estuvo esperando. Sus besos y caricias no eran los fuegos artificiales que desatarían la emoción en su cuerpo.
Es triste, pero es real y Ginny esta segura que terminar su relación fue lo mejor que pudo pasarles a ambos. Era mejor eso que haber llegado al altar, para darse cuenta de que no eran el uno para el otro, que no podrían mantener por siempre una relación basada en expectativas que nunca cumplirían ninguno de los dos.
A su lado Blaise se remueve, afianzando el agarre sobre su pecho izquierdo, con esa gran mano que despertó en ella un espíritu renovado mientras se adentró en ella, mientras tomaba de ella todo lo que le ofrecía, pero que al mismo tiempo entrego todo de sí mismo.
Zabini realmente la miraba, estaba ahí, mientras acariciaba su piel blanca, besando su boca con un hambre que requería ser aplacada. La veía realmente como era, sin esperar mas de lo que podía brindarle.
No había promesas que pudieran romperse o sueños que no habían de cumplirse. Sabían cual era esa realidad a la que tenían que hacerle frente juntos, bajo los mismos términos, sin mas o menos responsabilidad.
Su matrimonio no estaría basado en expectativas de un amor que no existe, cultivarían lo poco o mucho que pudieran a partir de ese momento.
Enredada en sus sabanas, sobre esa cama que pronto será también suya, mira al techo con las mejillas todavía húmedas por esas lagrimas liberadoras que le hacen sentir libre para empezar de nuevo.
El hombre que esta a su lado es cálido, posesivo, sigue tomando su cuerpo aun dormido como si quisiera asegurarse que no va a marcharse. Es la primera vez que están juntos y ambos están rendidos en el sopor satisfecho del buen sexo que han tenido.
El sueño va venciendo a la pelirroja, la sonrisa sigue como un tatuaje en sus labios. Poniendo una mano sobre la suya, sobre esa misma que tiene en buen agarre su seno, se deja vencer cerrando los parpados.
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No sabe que esperar de ese primer encuentro.
La cita se hizo en una modesta cafetería del callejo Diagon, a unas cuentas calles de la tienda de Sortilegios Weasley. George fue el primero en llegar, aunque la puntualidad no es uno de sus fuertes, ese día en particular no estaba yendo demasiado bien. Desde la muerte de Fred evitaba mirarse al espejo, ver el reflejo de su imagen resultaba desolador en muchos sentidos.
En los meses posteriores a la muerte de su gemelo, rompió todos y cada uno de los espejos que tuvo a su alcance. No soportaba ver su imagen y que por un segundo, quizás por el segundo que dura un latido de corazón esperar que en realidad Fred estuviera vivo, con esa sonrisa eterna. La añoranza se mezclaba con la tristeza y el dolor, para acrecentar la rabia y la impotencia.
Con el paso del tiempo dejo de romperlos para solo apartarse, retirarse de cualquier superficie reflejante que le hiciera añorar todavía mas a su hermano. Esa misma mañana, quizás por una casualidad absurda cuando estaba a pocos metros de su tienda se percato que cruzando la calle se estaba llevando la inauguración de una tienda.
No presto atención sobre el giro del nuevo negocio o los artículos expuestos tras las vitrinas principales de la tienda. Sus ojos se fijaron en su maldito reflejo proyectado en los escaparates de cristal. Se quedo congelado mientras se observa a si mismo con el rostro pálido y una sonrisa inusual comienza a brotar en sus labios. De nuevo esa sensación de alivio repentino, ese engaño mental que le hace creer por un segundo que acaba de ver a su hermano muerto.
Trata de cruzar la calle, casi es arrollado al hacerlo, para cuando levanta de nuevo la vista para centrarse, la ilusión se ha ido. Recuerda entonces que el mismo sostuvo el cuerpo frio de Fred entre sus brazos, que fue el quien le vestido y arreglo para sus funerales, que lloro sobre su tumba y tuvo que guardar sus pertenencias en cajas que guardo en el desván para ahorrarle a su madre la pena de hacerlo ella misma.
Esa mañana fue amarga, tardo poco mas de media hora recuperarse lo suficiente para obligar a sus pies que comenzaran a andar de nuevo. Después de eso apenas tuvo ánimos para atender la tienda, por eso había cerrado antes y se dirigió a aquella cafetería para salir del ambiente opresivo que se formo a su alrededor.
Con una tasa de café en las manos, vio llegar a Daphne Greengrass.
Llevaba un modesto vestido gris por encima de la rodilla que a pesar de ser sencillo dejaba bien a la vista sus atributos, con una bata verde claro que llevaba abierta como si hubiera olvidado quitársela antes de salir. Su cabello es castaño claro y lo lleva recogido en un moño desordenado.
Le sonrío cuando llego hasta la mesa e inclino la cabeza a manera de saludo.
-Hola Weasley. Espero no llegar tarde.
-Has llegado a tiempo -Admite, -Por favor dejemos las formalidades, dime George.
-Me parece bien George, siempre y cuando también me tutees.
Por alguna razón la joven parece aliviada por la simplicidad del pelirrojo.
A penas la comanda llego a la mesa con la bebida de Daphne. George fue al grano.
-¿Entonces estas aceptando casarte?
Pregunto a boca de jarro. Tan directamente que otra en su lugar se hubiera incomodado, pero por lo contrario la joven que tenía delante sonrió de buen agrado, llevando la taza de café a sus labios antes de contesta.
-Acepto, no es que tenga mejores opciones. -Se burlo.
Esta vez fue el turno de George de sonreír o al menos lo intento, su humor seguía siendo demasiado oscuro. Pero mientras avanzo la velada y descubrió con agrado que Daphne no era la estirada sangre pura que había esperado su humor comenzó a alegrarse lo suficiente para terminar menor el día de como lo inicio.
Daphne nunca seria descrita como una mujer dulce o tierna. Tiene el porte de una princesa como se esperaría de alguien de su clase, aun vistiendo ropa mundana con ese vestido gris que haría a cualquiera insulsa y simple, ella se ve regia, altiva con ese recogido descuidado deja latente su juventud, no lleva sobre el rostro maquillaje, pero su actitud es suficiente para que pudiera pasar por una modelo de pasarela, de esas que parecen paridas por los dioses, con la mirada matadora de que nadie las merece, aunque todos la desean.
Ella no fue como el resto, se encargó de ser dura, firme con un carácter que pudiera ser descrito como independiente e incluso un tanto masculino, fue cazadora en el quiddich aun cuando sus padres se opusieron, protegió a Astoria desde las sombras, nunca levanto la voz, pero si su mirada caía sobre cualquier estúpido que se atreviera a intentar intimidarla, las consecuencias las pagaría con lágrimas y sangre.
Cualquiera pensaría que Daphne y George no tenían nada en común, eran tanto como el agua y el aceite. Aunque en el fondo si que tenia algo en común, ambos son curiosos, intuitivos y no temen a experimentar.
George Weasley se sorprendió cuando Daphne saco de los bolsillos de su bata verde claro muchos de los artículos que vendía en su tienda y la conversación fluyo no sobre los preparativos de una boda, sino sobre los cambios que pudieran hacer para aumentar los efectos en el Spray agranda todo, como la duración del polvo peruano de oscuridad instantánea durara mas tiempo, si las galletas de canario podían mejorar su sabor si se les agregara tal o cual pocion saborizante y quizás los salta clases pudieran tener otra presentación.
Fue agradable volver a hablar con alguien sobre experimentos, imaginar la implicación de nuevos productos, tener de vuelta esa sensación de adrenalina que recorre el cuerpo cuando una buena idea les asalta y quieren ponerla en práctica. Por primera vez en mucho tiempo se encontró pensando en la manera de aterrizar nuevos proyectos, deseando entrar al laboratorio para hacer las primeras pruebas. El entusiasmo de Daphne es contagioso, el brillo de sus ojos, la manera en que su expresión cambia cuando evalúa cada idea, sus mejillas sonrojadas por el ímpetu y la emoción.
El día de George ciertamente mejoro. Tenía una sensación agridulce mientras tomaban su tercera taza de café degustando una gran rebanada de pastel. El tiempo se fue volando en compañía de su ahora prometida. Mientras masticaba el ultimo bocado, todavía sonreía por el ultimo comentario de Daphne, mirando el plato vacío aun con la cuchara en la mano pudo ver su propio reflejo sonreír en el pequeño instrumento de metal, no se sintió mal o incorrecto. Por el contrario, verse por primera vez fue como un acto de comunión.
Todo estará bien, en el fondo de su corazón sabe que a Fred le gustaría que fuera feliz. Si todo hubiera sido al revés y el hubiera muerto en el lugar de su gemelo, esperaría lo mismo. Que su querido hermano viviera por los dos, que fuera capaz no solo de sobrevivir, sino tener una vida plena y completa.
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¡Oh la maldita angustia! Ese nudo en la garanta y la sensación de asfixia, la visión nublada y los latidos del corazón que retumban con fuerza hasta sus tímpanos. El cuerpo le tiembla y el sudor frio comienza a perlar su frente, corriendo también por su espalda.
Con vergüenza se ve a sí mismo como un animal asustado que a sido acorralado para darle caza. Aun cuando sabe que no es el caso, que se encuentra en esa situación por voluntad propia, que a sido su deseo enfrentar parte de sus miedos de aquella manera, se siente abrumado. A tenido que cerrar los parpados cuando se ve asaltado por el vértigo.
-¡Abre los ojos!
Escucha su voz en la neblina que enturbia su mente y que le hace desear salir corriendo. Y a pesar de todo, sintiendo que esta a punto de perder el control y posiblemente el sentido, obedece.
Abre los ojos lentamente. Cuando su visión se aclara lo suficiente mira al frente donde esta el enorme espejo de cuerpo entero y marco dorado. Se centra en la imagen de la joven que esta a su lado, demasiado cerca, pero sin tocarle.
Su rostro siempre sonriente, esta vez se mantiene serio y sereno. En el fondo Nott incluso se sorprende de que no saliera corriendo por la puerta, su esposa es valiente, no parece intimidada por la imagen de su cuerpo casi desnudo, por esa carnicería de cicatrices intrincadas que le marcan la espalda y los brazos.
No le toca, pero siente la caricia de su mirada viajar por su piel. Contiene el aliento cuando ve y siente que su pequeña mano de tacto suave la pone en su pecho sobre el corazón.
-No es tu culpa. -Susurra suave y lentamente.
"No es tu culpa" repite en su mente, las ganas de llorar superan el nudo en su garganta. Las deja correr libres, que resbalen por sus mejillas por primera vez desde que eran un niño aterrado y solo, a merced de un padre que se encargo de gritarle a la cara todos los días que fue su maldita culpa que muriera su madre.
Luna parece entender incluso lo que el mismo no entiende o se a negado a comprender tras ser una víctima por demasiado tiempo.
Luna, su esposa. La mujer que acepto casarse en una intima ceremonia que solo los incluyo a ellos y a su suegro. Acepto renunciar a una boda en grande a una fiesta llena de amigos por el. Esa pequeña mujer que apenas conoce y que a pesar de todo lo a sostenido a la vida como nadie lo a hecho.
Es pequeña en comparación. Frente al espejo es mas evidente. Pero es fuerte, valiente, pura y es suya.
"Suya"
Ese pensamiento lo sobrecoge. Es suya, no como un objeto que poseer, pero si su mujer para amar y cuidar. Se sorprende al anhelar todas esas cosas que una vez repudio. Ya la quiere, sino es que ya esta perdidamente enamorado.
Estira sus brazos, esos mismos que nunca han sabido lo que es dar un abrazo o recibirlo. Torpemente los envuelve a su esbelto cuerpo y la encarcela tratando de no ser demasiado rudo.
Escucha su risa, un segundo ante de sentir sus labios contra su piel. En esa cicatriz que le cruza del hombro al pecho que se gano teniendo 8 años por no haber salido demasiado rápido del salón donde bebía su padre.
Se puso de puntitas para depositar otro beso cálido sobre la clavícula. Sobre la marca de quemadura del puro que apago su padre contra su piel. Haciéndolo sentar siguió la marcha de sus labios por los hombros, la espalda, por las marcas de las muñecas y los brazos. Cuando estuvo satisfecha se sentó sobre su regazo con calma y se abrazo a su cuerpo para darle una calma que Nott nunca había experimentado.
El miedo se disipo con el pánico. El latido de corazón es sosegado. Esa noche durmieron abrazados, en su primera noche de esposos no consumaron su matrimonio, pero intimaron lo suficiente para entender que a partir de ese día no estarían solos para enfrentar sus miedos.
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Es agradable estar a su lado, refrescante por decirlo de alguna manera. Cada una de sus citas es diferente en muchos sentidos. Pansy no lo ve como un héroe, no bebe los vientos como el resto de las chicas que siempre lo asediaban. Incluso se atreve a decir que su completa indiferencia hacia su pasado le resulta un verdadero alivio.
Que fuera idea de Parkinson verse siempre en el lado muggle también le sorprendió gratamente. Poco sabia Potter que lo poco que llego a salir la morena en los últimos años de la mansión familiar era precisamente a ese mundo que en algún momento había repudiado. La razón es simple, el mundo mágico detestaba todo lo que Pansy representaba y todos se esforzaban en dejar clara su postura, a donde quiera que fuera siempre terminaban insultándola o corriéndola, por lo que se vio en la necesidad de buscar un medio de escape en el mundo no mágico.
Fue sencillo acordar que la mejor opción era buscar el que sería su nuevo hogar entre los muggles, no quería vivir al completo asedio del mundo mágico, Potter tenía demasiado que lidiar todos los días con la fama y todas esas malditas expectativas que llevaba sobre los hombros. Poder tener un descanso cuando llegara a su hogar seria magnifico, que Pansy pensara de la misma manera fue bastante gratificante.
Potter descubrió rápidamente que a Pansy le encantaba el arte, visitar galerías y museos era de sus actividades favoritas. Posiblemente la mayoría pensaría que Harry se aburriría, nunca había mostrado interés alguno sobre esos temas, sin embargo, le gustaba verse arrastrado por esa fuerza morena que lo llevaba del brazo por todos lados, quizás no era los lugares que visitaban, sino la compañía. Parkinson tenia una curiosa manera de ver la vida, además ser hermosa, es inteligente, mordaz en sus comentarios y divertida, le gustaba ser sarcástica y no se mordía la lengua para hablar de cualquier tema por espinoso que fuera, es más simple de lo que esperaría para alguien con sus antecedentes. Siempre decía lo que pensaba, podría ser algo duro para quien no esta acostumbrado, pero el valoraba que no tuviera filtros, después de todo estaba cansado de vivir de apariencias y encontrar alguien que te hablaba con claridad, es bueno.
Con Pansy no se sentía como el héroe, cuando estaba a su lado era un hombre, un simple mortal sin un pasado revestido de tragedias y glorias, quizás socialmente torpe, pero conocedor de la vida muggle, siempre encontraba la manera de hacerla sonreír. Se dejaba arrastrar por el simple hecho de complacerla, de verla como una niña pequeña disfrutando de una bolsa de caramelos.
Al paso de las semanas se descubrió pensando que la vida a su lado seria buena. Y por primera vez en mucho tiempo agradecido tener la oportunidad de haber sobrevivido a una guerra. La idea de tener su propia familia le calentaba el corazón.
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