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45.71% Heredera de la Mafia / Chapter 16: 16. Hacker

Chapter 16: 16. Hacker

POV ALEXANDRA

Eran las ocho y media de la mañana y yo no había conseguido quedarme dormida en lo que me quedó de noche. Odio los días en los que no puedo dormir, por lo general es a causa de las pesadillas, pero esta noche no había sido por eso. Las palabras de Dimitri, rondaban por mi cabeza. No sé si fiarme de él. Una parte de mí me decía que estaba diciendo la verdad de que nos quería ayudar, pero otra parte de mí no se fiaba. Podía estar diciendo todo eso para que lo soltásemos, cosa que no iba a pasar.

Cuando me di cuenta, había pasado una hora, e iba a levantarme para ir a despertar a Alison, pero aparece por la puerta del despacho, la cierra y se acerca hasta llegar junto a mí. Estira los brazos y la cojo para sentarla en mi regazo.

"Hola princesa, ¿qué tal has dormido?" le pregunté luego de darle un beso en la frente "Bien, ¿tú no dormiste?" preguntó mirándome con mis mismos ojos. Si algo agradecía más que a nada, es que Alison no tenía rasgos de los rusos. "No tenía sueño." Le dije, encogiéndome de hombros.

"Pero dices que es necesario dormir a pesar de que no se tenga sueño." Asentí, porque sé que se lo decía, pero para mí era imposible "Y es cierto, pero simplemente no puedo." Dije "¿Tuviste una de tus pesadillas?" preguntó, y a pesar de que ella sabía que tenía pesadillas, a veces me sorprendía que me lo preguntase, al final solo tenía seis años. "No."

"¿Entonces que es lo que no te dejaba dormir?" preguntó, llena de curiosidad "Una cosa que me dijeron." Se quedó mirando para mí un par de segundos y luego una gran sonrisa apareció en su rostro "Seguro que estará todo bien, no te preocupes mami." Asentí, porque de eso me encargaría yo "Todo estará bien. ¿Mejor por qué no me dices quien te levantó?"

"¿Es que no escuchaste a la tía Megan gritar por toda la casa?" preguntó sorprendida y no pude evitar fruncir el ceño, porque no la había oído "La verdad es que no, ¿por qué estaba gritando?" le pregunté "Al parecer hubo alguien en casa por la noche, y los guardaespaldas no saben nada de eso." Me quedé mirando para ella, porque no tenía ni la menor idea de porque lo decía "¿Y por qué dice eso?" pregunté más para mí misma que para Alison "Hay una chaqueta que no es de nadie."

Y en ese momento caí. Debía de ser la chaqueta de Hugo que había dejado en el sofá, y como no, Megan tenía que enterarse de que había algo que no era de la casa "Entonces vayamos antes de que se enfade con quienes no tiene que enfadarse y para que desayunes." Le dije, levantándome de la silla y empezando a caminar hacia la puerta "Mami, ¿hoy vamos a poder jugar?" preguntó.

"Claro que podremos, no tengo nada que hacer por la tarde, y tendré que pasar el tiempo con mi princesa, ¿no crees?" asintió con una gran sonrisa. Me encantaba verla así de contenta, la verdad. "Vamos entonces antes de que tu tía siga gritando por la casa."

Ya no dejé en el suelo a Alison, no es que pesase demasiado y ella adoraba que la llevasen en brazos. Una vez estuvimos en el salón, pude escuchar a Megan gritando, y está exagerando debo decir. Nada más entrar en el salón, se gira en mi dirección y puedo como los guardaespaldas no entienden nada, y con motivo, porque me había encargado yo misma de que no supiesen que volví a la casa.

"Menos mal que te decides bajar de una vez. Tenemos unos guardaespaldas de inútiles." Dijo enfadada y con sus manos en las caderas "No son unos inútiles." Dije tranquilamente "Claro que lo son. Solo pensar que tuvimos a alguien dentro de la casa sin enterarnos. ¡¡¡¡Pudieron ser los rusos!!!!"

Negué, porque no iba a dejar que hablase de los rusos delante de mi hija "Princesa ¿por qué no te vas a la cocina con la abuela mientras calmo a la loca de tu tía? No tardaré nada en ir a desayunar contigo." Le pregunté y asintió y la dejé en el suelo para que se fuese a la cocina, donde seguramente está Alison preparando el desayuno. Esperé a que se fueran y luego me giré en la dirección en la que estaban todos mirándome.

"Volved a vuestro trabajo, chicos." Dije sin girarme, y pude ver como el tamaño de los ojos de Megan había aumentado "¿Qué estás haciendo Alexandra?" preguntó sorprendida "Ellos no tienen culpa de nada, asique van a volver a sus puestos de trabajo. Podéis ir, dentro de un rato iré a hablar con vosotros." Ellos asintieron y salieron del salón para hacer su trabajo, mientras Megan estaba más enfadada de lo que estaba hace un par de minutos.

"¿Estás loca o que te pasa? ¿Es que no te das cuenta de que alguien entró en la casa sin que se diesen cuenta?" preguntó luego de cruzarse de brazos y su mirada enfadada en mí "La que entró en casa sin que se diesen cuenta fui yo." Megan bufó y se quedó mirando para mí un par de segundos esperando a ver si le decía la verdad, cosa que no iba a hacer

"¿Ah sí? ¿Y cómo explicas que está chaqueta esté aquí? Y no pretendas decirme que es tuya, porque es de hombre y ni siquiera huele como tú." Dijo, rodé mis ojos y ahora fue mi turno de cruzarme de brazos "Sé que es de hombre, y no, no es mía, pero no te preocupes, porque quién entró en casa estaba conmigo." Dije y sus ojos volvieron a duplicar su tamaño.

"¿Qué? ¿Ahora te dedicas a traer gente a la casa?" preguntó sorprendida "Traigo a quien me da la gana, no tengo por qué darte explicaciones Megan." Dije "No, claro que no tienes por qué dármelas, pero no sé si te das cuenta que el ruso debe estar buscándonos a estas horas, por qué no sé si recuerdas que tenemos a su hermano encerrado." A veces odiaba lo terca que podía llegar a ser, entendía de dónde venía lo de la terquedad, pero tenía el oído ahí fuera para saber de la llegada de los rusos a Italia. En el momento que Stefan tocase suelo italiano, lo sabría.

"Sé de sobra nuestra situación, y solo nos tendremos que encargar de mamá y Alison estén bien, nada más." Dije lo más tranquilamente que pude "Si claro, que la mafia se cuida sola." Dijo irónicamente y rodando los ojos "No se cuida sola, pero sabremos llevarla, Megan. Debes dejar de preocuparte por algo de lo que no tenemos"

"Claro, que la mafia no nos puede traer más problemas de los que tenemos ya" negué, porque a veces podía ser demasiado cabeza dura "Megan, piensa en todas las cosas buenas que podemos hacer con la mafia" se quedó pensando un rato, pero sabía que no se le venía nada a la cabeza, lo podía saber por la cara que tenía en este momento.

"No estoy entendiendo nada, Ale" dijo centrando su mirada en la mía "Te lo explicaré en otro momento en el que estés menos enfadada y se te dé por entender a lo que me refiero, mientras, me voy a desayunar con mi hija y Analissa, puedes venir o no, eso ya es cosa tuya. Ah, y antes de que se me olvide… vuelves a mencionar a los rusos o cualquier cosa relacionada con ellos delante de Alison y tendremos un problema, ¿entendido?"

"Vaya, ¿me estás amenazando?" preguntó intentando aguantar la sonrisa que quería aparecer en su rostro. "No lo estoy haciendo, sabes que no te haría una cosa así, pero sabes que tengo mis límites y cuales son mejor que nadie, y no pienso permitir que, por tus enfados, Alison se preocupe por nada que no tenga que hacerlo." Asintió "Entonces lo de la mafia… ¿A qué te refieres?" preguntó.

"Te dije que te lo contaría más tarde, ahora si me disculpas, me voy a desayunar con mi hija." Y con eso salí del salón para irme a desayunar con Alison y Analissa. Estaba un poco enfadada con Megan, pero me sentía más tranquila después de haber hablado con Fabio ayer por la noche. No sé, como que me saqué un peso de encima, me ayudó un poco sacarme todo eso de encima. Al final va a resultar que Francesco y Analissa tenían razón. Cuando terminamos de desayunar, me quedé ayudando a Analissa a lavar los platos y a recoger un poco.

"Se te ve más contenta hoy. ¿Ha pasado algo que tenga que saber?" dijo Analissa fregando el plato que tenía entre manos "No estoy más contenta que otros días, y hasta donde sé, no hay nada que tengas que saber." Dije girándome y verle el rostro "Entonces el chico con el que entraste a casa ayer ¿no es nada para ti?" preguntó y no pude mantener la sorpresa fuera de mi rostro.

"¿Nos viste?" pregunté "Os vi, y no sé por qué, me da la sensación de que ese chico significa algo para ti." Dejó de fregar el plato, cerró el agua y se giró en mi dirección "No, es el agente de la DEA que me llamó para decirme lo de papá." Dije medio en susurro, seguía sorprendida de que nos viese ayer por la noche, o más bien, esta mañana.

"A mí no puedes engañarme Ale, conozco esa mirada." Dijo cruzándose de brazos "¿Qué mirada?" pregunté sin tener la menor idea de a que se refería "La de una chica enamorada." Estoy segura de que haber tenido agua en la boca en este mismo momento saldría disparada por todos lados. Analissa no podía estar hablando en serio en este momento "¿Enamorada? ¿Yo? Lo dudo… ¿tú crees?" pregunté, porque realmente no tengo ni la menor idea. Es cierto que me sentía cómoda con él, y se podía decir que, en cierta forma, confiaba en él.

"No lo creo, lo sé." Mientras yo seguía secando los platos que ya había lavado, ella se apoyó en esta, mirando para mí. A pesar de que no estaba viéndola, podía notar su mirada en mí. "Alexandra, sé que te cuesta mucho fiarte de la gente por todo lo que tuviste que pasar hace tiempo… pero debes abrirte más a los demás. Ese chico te quiere que está dispuesto a tirar su carrera por la borda sólo para ayudarte…"

Me quedé mirando para ella sorprendida, porque no estaba teniendo ni la menor idea de cómo sabía tantas cosas "¿De qué hablas?" pregunté igualmente, para asegurarme de que realmente sabía "Sé qué quieres quedarte con la mafia de tu padre, y antes de que me digas algo, déjame decirte que no es algo bueno. Tú padre odiaba la mafia por algo… por culpa de eso, perdimos a nuestro hijo. No quiero que os pase nada a ninguna de vosotras."

Negué y puse mi mano sobre su brazo, si algo tenía más que claro es que no iba a dejar que nos pasase nada a nadie "Siempre supiste que papá tenía una mafia ¿no es así?" ella asintió y cogió mi mano "Tu padre piensa que no lo sabía, pero el mismo me lo dijo un día que se emborrachó. Para suerte de todos se olvidó de que me lo contó. A lo que quiero llegar, es que no creo que sea algo en lo que os debáis meter tú y tu hermana. Quiero que esa etapa de mi vida de tener miedo de que os pase algo se acabe."

"Sé que no quieres, ninguna madre en su sano juicio querría eso para sus hijos, pero mamá… puedo ayudar a muchas chicas como nosotras" le dije "Ale, para eso no necesitas la mafia" dijo seriamente y asentí "Puede ser, pero es la única manera de tener la protección que tanto Megan como yo queremos para la familia… es la única manera de hacer lo que queremos y estar enteradas de lo que pasa a nuestros alrededores en todo momento… Podemos ayudar a muchas personas con la mafia"

Se quedó mirando para mí sorprendida por un momento de lo que había dicho. Sé que Analissa adoraba poder ayudar a la gente, y esta era una manera en la que lo podíamos hacer "Creo que nunca te vi tan ilusionada por algo que no sea Alison" dijo en un susurro "Mamá, Megan y yo no podemos cambiar lo que somos… queremos acabar con los tipos que nos hicieron daño… Queremos ayudar a chicas que estuvieron en nuestra misma situación o podemos salvarlas de esa situación… Quiero hacer de Italia un país lo más seguro para Alison…" dije cogiendo su mano entre las mías y dándole un beso en ella.

"Pero también arruinarás vidas de muchas personas" asentí, porque lo sabía. En menos de cinco horas había tenido la misma conversación con dos personas distintas "Lo sé, pero mamá, esas personas lo hacen por elección propia… nosotras y esas chicas no tuvimos elección… Obviamente ayudaré a esas personas y sus familias, pero para mí es importante el bienestar de esas chicas"

Las lágrimas habían aparecido en los ojos de Analissa, pero no derramó ninguna y en vez de eso me abrazó. No dudé en devolvérselo, porque sabía que en este momento lo necesitaba prácticamente más que a nada, y no le iba a negar una cosa así. "Es una gran cosa lo que quieres hacer. Eso no se nos ocurrió a tu padre ni a mí" dijo en un susurro. "No es algo que a alguien se le ocurriría a no ser que lo viviesen… yo lo hice y quiero ayudarlas"

Analissa asintió y nos quedamos calladas durante un par de segundos "Te apoyo en lo que quieres hacer, Ale. Es más, puedo ayudarte de alguna forma" dijo y una sonrisa apareció en mi rostro "Si es lo que quieres, puedes hacerlo, cualquier ayuda se aprecia una vez sales de allí dentro" dije dándole un beso en la sien.

"Ahora cambiando de tema, te digo en serio lo del chico y de lo que puedes sentir por él" dijo. Me apoyé en la encimera y pasé a mirar al techo por un par de segundos. Cuando volví a centrar mi mirada en Analissa pude ver que ella estaba mirando para mí "¿Tú crees que él me quiere?"

"Yo diría que más que a nada, no cualquiera arriesgaría su carrera por alguien como quiere hacerlo él. Y tú no le hubieses contado nada en caso de que no lo quisieras también." Otra vez más, estaba sorprendida de que supiese tanto, lo que me daba a entender que había estado escuchando nuestra conversación "¿Estuviste escuchando?"

"No pude evitarlo. Pero pienso que deberías darte una oportunidad con ese chico. Estoy segura de que él puede hacerte feliz." Negué, porque la verdad no tenía ni la menor idea de que hacer "¿Y si luego de un rato no me quiere porque me encuentra aburrida, o se da cuenta de que no soy lo suficiente para él?"

"Eso no pasará, pero en caso de que pase, yo misma me encargaré de dejarle claro cuatro cosas. Y no eres aburrida Ale. Tienes que descubrirte ti misma y superar todos tus traumas. Estoy segura que eso ayudará bastante a que seas capaz de no apartar tanto a la gente. Pienso que no te vendría mal hablar por lo que pasaste con esos rusos." Dijo "Si te digo algo ¿no se lo dirás a nadie?" y ella asintió esperando a que dijese lo que tenía que decirle.

"En la seguridad de la casa, hay un chico, Fabio, que es prácticamente el que anda pegado a mí, resulta que estudió psicología antes de meterse en seguridad. La cuestión es que ayer por la noche estábamos entrenando y cuando paramos, le conté una cosa que nadie sabe, bueno, más bien unas cuantas." Dije en un susurro, centrando mi mirada en la de ella "¿Y te sentiste mejor?" preguntó con curiosidad.

"En el momento me sentí como la mierda, porque odio hablar de eso, pero ahora es como si tuviese un peso menos sobre mis hombros." Una gran sonrisa apareció en su rostro y me abrazó de nuevo "Me alegro de que al menos sirva de algo. Solo teníamos que encontrar al psicólogo adecuado."

Asentí, porque podía ser que fuese cierto, pero también sé que no le iba a contar todo nunca, había cosas de las que no me quería acordar y estaban mucho mejor donde estaban, en el fondo de mi mente. "Se puede decir que sí, pero apreciamos todo lo que hicisteis por nosotras, en serio. Aunque no lo demostremos demasiado, os queremos."

"Vuestro padre también os quería, y yo lo hago. Sois mis hijas, al fin y al cabo." Dijo "Te quiero mamá."

"Y yo a ti. Ahora hazme el favor de darle una oportunidad al chico, sé que no te hará nada que pueda hacerte daño." Dijo una vez más, intentando convencerme, de eso estaba más que segura "¿Cómo estás tan segura?" pregunté con curiosidad, porque algo me decía que no me estaba contando algo.

"Porque lo puedo ver, y porque cuando lo conocí, se veía que no sería capaz de hacer daño a la persona que amase." Dijo y yo tomé una bocanada de aire sorprendida por lo que dijo "¿Lo conociste?" pregunté sorprendida "Si, en una de las fiestas benéficas que hacía tu padre."

"Pero a esas fiestas iba gente con mucho dinero y poder." Sabía que ambos hacían fiestas antes de que llegásemos, pero hasta donde tenía entendido, a esas fiestas iban personas con mucho dinero"

"Y es así. Él viene de una familia de mucho dinero. Su padre eran un capo de la mafia que acabó metiendo preso." Mis ojos aumentaron el doble de su tamaño de la sorpresa. Si eso era cierto ¿Qué le impediría meterme a mí también en la cárcel como su padre?

"¿Metió a su propio padre preso?" Analissa asintió "Si, por eso es reconocido por las mafias como el agente incorruptible." Negué, porque todo esto era nuevo ¿Y si me había mentido en que no haría nada en contra mía? Tendría que tener una oreja puesta en la DEA por posibles movimientos.

"No tenía ni la menor idea, pero dejando eso de lado. ¿Cómo está Jennifer?" Mi madre suspiró y se giró para lavar de nuevo los platos "Creo que se está adaptando más rápido de lo que tú y Megan os adaptasteis."

"Eso es bueno supongo." Ella asintió y yo me quedé pensando "Creo que no llevaba mucho allí dentro." Dijo en un susurro. El club era un tema que no solíamos hablar en alto, porque siempre había riesgo de que o Megan o yo nos cerrásemos en banda y no hablásemos por días "Eso espero, parece una buena chica."

"Y lo es, pero te tengo que pedir un favor." Dijo dejando el último plato sobre la encimera "El que quieras mamá."

"Dentro de un par de meses empezaran las clases y ella debe ir y hacer algo con su vida pienso yo." Asentí, porque eso podría ser algo que la ayudase a adaptarse a la vida fuera de la casa "Si es lo que quiere, la ayudaremos con eso, pero primero me gustaría hablar con ella de un par de cosas."

"¿De lo que pasó allí dentro?" negué, porque no le iba a preguntar específicamente que es lo que le habían hecho allí dentro, pero sí que tenía que saber en qué situación mental estaba para poder dejarla en la universidad. "No, no quiero recordarle eso, es otra cosa, pero que está relacionado con eso."

"¿El qué entonces?" preguntó llena de curiosidad "¿Recuerdas que cuando yo vine para aquí, estuve mucho tiempo sin que nadie me pudiese abrazar ni mucho menos acercarse a mí?" ella asintió recordando los primeros años "Sí, recuerdo que tu padre lloró porque después de cuatro años lo abrazaste. ¿Qué pasa con eso?"

"Solo quiero asegurarme de que puede afrontar a un grupo de gente sin que se ponga mal." Ella asintió de nuevo entendiendo por donde iban las cosas "¿Y cómo piensas hacer eso?" me encogí de hombros "No lo sé aún, ya veré que hago. Primero de todo hablaré con ella, y depende de lo que me diga veré que hago."

"Eres una gran chica Ale, de verdad te lo digo." Dijo con una mirada maternal presente en su rostro "Alexandra, llegó el informático." Dijo Fabio desde la puerta de la cocina "Gracias, ahora voy Fabio."

Con eso salió de la cocina dejándonos solas de nuevo a mí y a Analissa. No me podía creer que Hugo había encarcelado a su propio padre. ¿Me había mentido cuando me dijo que no haría nada en contra mía? En este momento estaba de lo más confusa.

"Ve con a ver a tu invitado. Le echaré un ojo a Alison." La volví a abrazar y darle un beso en la mejilla y antes de salir por la puerta de la cocina me giré para pedirle una última cosa "¿Puedes echárselo a Megan también? No quiero que se acerque por el despacho." Analissa elevó una ceja haciéndome la pregunta de por qué ella no podía estar "¿Algo que ella no puede saber? Eso es raro."

"No me gusta ocultar algo a Megan, pero si de verdad eso nos sirve de ayuda, no le va a gustar nada lo que tenemos que hacer." Asintió "No te preocupes por ella, no se acercará por el despacho para nada." Dijo con una sonrisa en el rostro "Gracias mamá, te quiero."

"Yo también." Salí de la cocina para dirigirme al recibidor donde estaban tanto Fabio como su amigo. Nos dirigimos escaleras arriba para ir al despacho. Entramos dentro y me senté en la silla que era de mi padre, mientras los otros dos se sentaron en frente mía.

"¿Para qué soy bueno señorita?" El chico parecía joven, de la edad de Megan me daba la sensación y se podía ver que estaba seguro de sí mismo, algo que me gustaba, solo me quedaba saber si era de fiar. "Necesito la información que hay dentro de un teléfono, pero este tiene un GPS y en cuanto lo encienda dará mi ubicación exacta."

"Y no quiero que eso pase." Asentí "De eso depende la seguridad de mi familia." Dije y me crucé de brazos "Y debo suponer que están buscando ese teléfono o al dueño."

"Es posible, la verdad no tengo ni la menor idea. ¿Habría alguna manera de conseguir la información del teléfono sin levantar ninguna sospecha?" el chico miró el móvil y asintió "La habría. Cabe la posibilidad de que ese GPS también funcione con el teléfono apagado."

"Y por eso no me quiero arriesgar. ¿Hay algo que puedas hacer para conseguirme eso?" empezó a dar vueltas al móvil y a examinarlo "Claro, puedo copiar los datos de ese teléfono en una tarjeta. Evidentemente, me aseguraré antes de que no lleve nada que pueda rastrear su teléfono."

"¿Es seguro?" volvió a asentir "Si, me encargaré de que sea seguro, no debe preocuparse por eso, señorita." Dijo después de un par de segundos examinándolo "¿Y tardarías mucho en hacerlo?"

"No, tal vez hora y media. Eso depende de la cantidad de información que tenga en su interior." Dijo sacando el ordenador de la mochila y poniéndolo sobre sus piernas "Genial, ponte a trabajar cuanto antes. Por el dinero no te preocupes, te daré todo lo que quieras."

"Me pondré a ello ahora mismo. ¿Podré quedarme aquí?" preguntó levantando levemente la mirada del ordenador "Siéntete como si fuese tu propia casa."

"Gracias." Dijo centrándose de nuevo en la pantalla "Te dejó solo, si necesitas cualquier cosa solo tienes que llamarme o a Fabio." Me levanté para salir del despacho. Quería dejarle sólo para no molestarlo, y además tenía que hablar con los guardaespaldas para decirles los lugares que también tenían que tener vigilados. No me podía permitir que hubiese zonas sin nadie en caso de que Stefan decidiese aparecerse por aquí.

Fabio no tardó en seguirme y nos dirigimos al jardín, donde estaban gran parte de los guardaespaldas, el resto debía estar entrenando o algo. "Chicos, tenemos que hablar." Dije parándome delante de ellos "Nos va a matar por haber dejado a ese hombre, ¿no es así?" Sonreí y negué, se podía ver que Megan los había acojonado, pero bien "No, claro que no. Ese hombre entró conmigo. Antes de que os diga lo que vengo a hacer, necesito que alguien vaya a por los demás."

"Como ordene señorita D'angelo."

Con eso, uno de los guardaespaldas salió a buscar a los que faltaban mientras yo pensaba en la conversación que había tenido con Analissa hace pocos minutos, y puede ser que tenga razón de que Hugo me quiere, pero tengo miedo de que acabe siendo como casi todos los hombres que se cruzaron en mi vida, y no quería que Alison viese esa parte de la humanidad ni la mía.

"¿Qué es lo que te tiene tan pensativa a estas horas de las mañanas?" preguntó Fabio un par de pasos por detrás de mí "La conversación que tuve con mi madre." Dije sin pensarlo "¿De qué hablasteis si se puede saber?"

"De Hugo." Dije y Fabio no tardó nada en ponerse a mi lado "¿Le dijiste lo que sientes por él?" negué, porque que me cayese bien y soportase su compañía no quería decir que sentía algo por él "Claro que no. Ni siquiera sé si siento algo por él."

"Lo sabes, pero no lo quieres admitir." Dijo convencido "No tengo ni idea." Dije, y era verdad, no tenía ni la menor idea de lo que me pasaba con ese chico. "¿A que tienes miedo exactamente?"

"A enamorarme." Dije en un susurro "No veo el por qué…" Ambos nos habíamos parado en frente al estanque que teníamos en el jardín, era el lugar que me ayudaba a pensar mejor y a tranquilizarme "Por la vida. Prácticamente todos los hombres que hubo en mi vida quitando a un par de personas, son una mierda, y no quiero que mi hija vea esa parte de la humanidad ni la mía. En ese tiempo no era persona."

"Tu hija no tendrá que verte así de nuevo, tienes a mucha gente cuidando de ti y tu familia, y te puedo asegurar que no dejaremos que te pase nada." Bufé, porque eso lo tenía más que claro, eso ES lo único que tenían que hacer "Para algo os pago, pero no es esa la cuestión."

"Entonces ¿Cuál?" preguntó sin dejar el tema "Que siempre que algo me recuerda lo que me pasó allí dentro, me pongo mal. Estoy segura que Alison en algún momento preguntará de nuevo en quien es su padre y no soy capaz de decírselo… Simplemente me pongo tan mal que acabo llorando como una loca y no hablo por un par de horas. Sé que ella quiere un padre, pero simplemente no creo que sea capaz de darle eso, y me siento una mierda de madre por eso."

"Primera de todo, no lo eres. En algún momento entenderá que simplemente no puedes contestar esas preguntas y estará bien con eso, te lo aseguro. Y segundo, sé que ese chico realmente hará lo que sea por ti, y eso implica querer a tu hija." Dijo "Pero es que no sé…"

"Deja que las cosas fluyan por sí mismas Alexandra, estoy seguro que eso te ayudará a confiar en él y a resolver tus dudas." Asentí, pero es que eso no era tan fácil como él lo pintaba "Señorita D'angelo, ya lo tengo listo. Puede ver lo que hay en ese móvil cuando quiera." Dijo el chico desde la ventana del despacho,

"Muchas gracias, ¿podrías esperar un momento ahí? Ahora mismo voy." El chico asintió y volvió a meterse dentro del despacho. Tomé una respiración profunda y me dirigí a donde se había reunido los guardaespaldas, los cuales gran parte de ellos tenían cara de preocupación. Tardé como media hora en decirles los puntos de la casa que no estaba cubiertos y en decirles que no les pasaría nada, que fui yo la que entré en la casa a esas horas de la madrugada. Cuando terminé, me dirigí escaleras arriba para revisar el teléfono de Dimitri. Al menos espero que nos pueda ayudar en algo.

Al entrar en el despacho vi al chico andar en su ordenador, pero que dejó de hacerlo en cuanto entré en el despacho. "¿Me necesita para algo más señorita?" preguntó recogiendo sus cosas. "De momento no, pero te puedo ofrecer algo a cambio."

"¿El qué?" preguntó mirándome "¿Tienes trabajo?" Curiosidad apareció en su rostro y se sentó de nuevo en la silla en frente de mí "Teniendo en cuenta que me persigue la interpol, no. No puedo permitirme que me pillen." Me reí, porque eso no podía ser más cierto "No me refería a ese tipo de trabajo, sino de si trabajas para alguien ya."

El chico negó y yo entrelacé mis dedos con una pequeña sonrisa en el rostro "¿Te apetecería trabajar para mí?" le pregunté y a pesar de que su rostro no mostraba nada, podía ver la sorpresa en su mirada "Eso depende del precio por el que trabaje."

"Pon una cifra." Dije echándome hacía atrás en la silla "Cinco mil." Asentí y ahora sí que no pudo mantener la sorpresa fuera de su rostro "¿Así de fácil? Podría haber pedido más." Lo último lo dijo más para él que para mí, pero me hizo reír igualmente.

"De momento te daré eso. Después de que revise esto hablamos de tu nuevo precio ¿te parece?" asintió y se levantó de la silla "¿Ahora me puedo ir?" Asentí "Te llamaré en caso de que necesite algo."

"Estaré esperando eso. Hasta otra señorita." Con eso salió del despacho para irse y yo empecé a mirar el móvil que había dejado encima del escritorio y nada más entrar en el correo, veo algo que me llama la atención. El nombre de Derek me suena, pero aún no sé de qué, pero otro nombre que veo, o al menos el que le tiene puesto me deja impactada, no podía ser.

"Fabio, nos vamos." Dije cogiendo la chaqueta que tenía en el respaldo de la silla y el móvil con los datos de Dimitri "¿A dónde? Tenía entendido que no ibas a salir." Preguntó sorprendido "Lo tengo que hacer."

Salí del despacho y no tardó nada en seguirme "¿Y a dónde vamos si se puede saber?" preguntó bajo por sea caso había alguien que no debía escuchar nuestra conversación "Te lo digo por el camino, ahora vámonos y deja de hacer tantas preguntas."

"Alexandra, tengo que hablar contigo un momento." Dijo Diego con cara de preocupación "¿Le pasó algo a Alison?" pregunté directamente "¿Vas a salir otra vez?" me preguntó sorprendido de verme con la chaqueta "Eso no te importa, y ahora haz el favor de contestar la pregunta."

"Dice que se encuentra mal y…" Ya ni esperé a que terminase de hablar. Salí del despacho corriendo hacia la habitación de ella y nada más entrar en la habitación miro para todos lados para buscar a Alison, pero no la veo por ningún lado hasta que me fijo en que hay un bulto en la cama. Me acerco lentamente, levanto un poco las sábanas que pronto se bajan, dejándome ver la punta de sus dedos.

"Princesa, ¿te encuentras bien?" le pregunté en el momento que me siento a su lado "¿Mami?" preguntó bajando las mantas por debajo de sus ojos "Ya estoy aquí princesa, no te preocupes. Ahora dile a mami que es lo que te duele." Dije en un susurro "Me duele la barriga y la cabeza."

Le puse la mano en su frente, y con un simple toque, podía notar que estaba un poco más caliente de lo normal. Me metí bajo las sábanas para poder abrazarla y que estuviese tapada, porque había empezado a temblar un poco y me quedé ahí hasta que se quedó dormida poco tiempo después. Iba a bajar para prepararle algo para el estómago, pero tampoco la quería dejar sola en la habitación, por lo que me levanté, la cogí en brazos y nos tapé con la sabana. A pesar de que tenía calor, no quería que ella cogiese frío y se pusiese peor de lo que estaba.

"¿De verdad tienes tanto frío que te tienes que tapar?" preguntó Diego en el momento que entró en la habitación "Diego, no estoy para coñas en este mismo momento." Dije seriamente y él levantó las manos en el aire "Perdón, ¿Qué tal se encuentra?"

"Está mal. Voy a prepararle algo para el estómago y buscar algún jarabe para bajarle la fiebre." Dije saliendo de la habitación "Pobre princesita, no te preocupes, tú y yo nos encargaremos de que se ponga bien en nada. ¿De acuerdo?" asentí, porque sabía que lo haríamos, incluso cuando Megan y Analissa se enteren lo harán "Vale, ahora aguanta de alguna manera la sabana para que no se caiga por el camino."

"Sigo diciendo, ¿no tienes calor?" preguntó con una pequeña sonrisa "Lo tengo, pero no quiero que ella coja frío, asique no me queda más remedio que aguantar." Asintió e hizo un nodo en mi espalda para que no se cállese "Si quieres puedo quedarme yo con ella mientras vas a por sus medicinas, o te puedes quedar tú mientras yo voy a por ellas."

"No, las voy a buscar yo y la llevo conmigo." Dije, no iba a dejar a mi hija sola en la habitación, aunque estuviese con Diego "Como quieras."

Cuando Diego terminó de engancharme la sábana. Bajé las escaleras con cuidado con Diego y Fabio detrás. Me dirigí a la cocina para hacerle una manzanilla y mientras esta se calentaba, busqué el jarabe, pero no estaba por ningún lado.

"Fabio, ¿puedes hacerme un favor?" le pregunté y se acercó a donde estábamos Alison y yo "Claro." Dijo un par de pasos por detrás nuestra "¿Puedes ir a la farmacia y comprar un jarabe para la fiebre?" Asintió "No hay problema."

"Toma el dinero." Dije sacando un poco del bolsillo de atrás de mis vaqueros "No es necesario que me lo des, me puedo permitir comprarme uno." Negué y estiré la mano "Cógelo por favor, no quiero discutir esto ahora."

"Está bien, no tardaré nada en volver." Dijo y salió de la cocina dejándonos solos a mí y a Diego. Me senté balanceándome un poco para que Alison no se despertase, y apagué la vitrocerámica, porque si algo odiaba Alison, eran los jarabes, prefería tomarse cuatro manzanillas antes que una cucharada de jarabe, por eso iba a calentárselo en el momento que Fabio llegase con el jarabe.

"Entonces el chico del ascensor…" Empezó Diego "¿Qué pasa con él?" pregunté sin dejar de moverme "Debo suponer que fue a él a quien trajiste ayer o hoy por la mañana." Me giré en su dirección mirándolo secamente "¿Acaso te importa?" pregunté.

"No, solo quiero que sea feliz, y si ese chico lo hace, pues déjalo entrar en tu vida. No te preguntes que es lo que puede pasar, sólo déjate llevar." Dijo, y no tenía ni la menor idea de por qué todos habían decidido tener esa charla conmigo hoy "Todos me decís prácticamente lo mismo." Dije para mí, pero él me escuchó, como no "No sé cuántos somos todos, pero si te lo decimos más de una persona, por algo será."

"Me lo pensaré, de verdad." Dije "Eso es lo que menos debes hacer, sólo déjate llevar por tu corazón." Negué, porque tampoco tengo ni la menor idea de por qué todos pensaban que eso era así de fácil… para mí y estoy completamente segura que para Megan, no lo era. "Como si eso fuese fácil."

"Nadie dijo que fuese fácil, pero con todo lo que pasaste en tu vida, te echarás atrás, y con una vez que vi al chico, sé que está enamorado de ti." Me giré para poder verlo, y sabía que estaba hablando en serio. ¿Qué es lo que estarían viendo todos que yo no? "Lo intentaré, pero no te aseguro nada. Después tienes que venir conmigo a un lugar."

"¿Vas a dejar sola a Alison?" preguntó sorprendido "Por mucho que odie la idea, tengo que hacerlo." Dije suspirando "¿Y qué sitio es tan importante para tener que ir que no pueda ir Fabio?"

"No es que no pueda ir Fabio, pero a él lo necesito para otra cosa y como sé que no podré salir de casa sin nadie, pues necesito que vengas. Además, tenemos que hablar de un par de cosas." Dije "¿De qué?" preguntó lleno de curiosidad "De algo que Megan no puede saber o me mata."

"¿Me estás diciendo que debo ocultarle algo a Megan?" preguntó más sorprendido aun "Sé que estáis compinchados en saber qué es lo que me tiene contenta desde aquella noche, pero en serio, de esto no se puede enterar y espero que no se lo digas."

"Sabes que no suelto ni una sola palabra que se diga entre nosotros." Dijo seriamente y asentí, porque lo sabía "Eso espero, sabes que pierdo rápidamente la confianza en la gente."

"Conmigo no lo harás hermosura, te prometo que no diré nada a nadie. Pero me da la sensación de que es algo serio." Asentí de nuevo, porque era lo más serio y posiblemente más estúpido que podía hacer "Lo es, no puedo dormir por culpa de eso."

"¿Son tus pesadillas?" preguntó preocupado "No, algo mucho peor." Dije, y era cierto. Era mucho peor que mis pesadillas.


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