—Señor, esta es la situación, ¿qué opina usted... —En la Residencia Huixian, el Tendero Castigador relató todos los acontecimientos de la mañana, cómo Mo Yan se negó a intercambiar la Técnica Secreta y Mo Yongshou los buscó por su propia iniciativa. Observaba ansioso al patriarca que lo había mantenido tan inquieto estos últimos días.
—¡Hmm, interesante! —Apoyando el Abanico de Hueso de Jade en su barbilla suave y atractiva, los ojos estrechos de Yan Junyu destellaban con astucia zorruna. —Sin embargo, mil Liang no son suficientes. Mañana traiga diez mil tael y repita las palabras de hoy, y hágale dejar alguna evidencia.
—¡Diez mil tael! —El Tendero Castigador estaba conmocionado, sin entender por qué el patriarca haría esto: