Chapter 2: Capítulo 1 El pequeño Sacerdote
Una vez recuperé mi vitalidad, los cuatro avanzamos a la fuente de mana de la mazmorra.
Yubel procedió a absorberla, ganando más poder en el proceso y, con esto, el trabajo estaba terminado porque solo quedaba una cosa por hacer...
¡FESTEJAR!
Digo, solo somos jóvenes en nuestros 20 años y solo queremos ir a una cantina a beber.
Afuera de la mazmorra estaba el pueblo de Sandiie, en un lugar relativamente pequeño, pero es un centro de comercio entre la capital y los muelles de Zhanty, que se usan para el comercio con otros continentes.
Eso explica por qué les importaba tan poco la destrucción de la fauna local. Es un pueblo de comerciantes, no de cazadores o recolectores. Eso solo le afectaría a la gente más pobre y no era una prioridad para los ricos. Los goblins fueron muy listos al no meterse con las caravanas de comerciantes.
Pero en fin…
El problema ya está resuelto. Llevamos esta información al gremio de aventureros y a la alcaldía, demostrando que destruimos la plaga de goblins y serpientes gigantes, esperando reclamar alguna recompensa.
No nos dieron mucho dinero ya que no era una prioridad, pero fue lo suficiente para beber toda la noche.
"Comida y bebida, todo para llenar nuestros estómagos y calmar nuestro corazón", gritó Eduard mientras nos abrazaba a Yubel y a mí.
Mientras Amelia hacía unos trucos para fiestas para deleite de las demás personas en el bar, son estos momentos los que hacen que toda esta odisea valga la pena. Digo, acabar con el Señor Demonio no es nada fácil. Aunque hay muchos héroes en los diferentes países, la mayoría solo se dedica a proteger sus tierras de origen.
No sería mala idea que nosotros hiciéramos lo mismo, pero… va, olvídenlo, el trabajo lo dejaré para después. Ahora solo quiero beber con mis amigos…
Así transcurrió la noche. El bar cerró a la medianoche, todos estábamos muy ebrios. Desde que empezamos nuestra aventura, nunca nos habíamos enfiestado tanto y aún la noche era joven, ya que en la plaza había un festival.
El alcalde había anunciado que la plaga del bosque había sido resuelta por el maravilloso alcalde, un festival para dar las gracias a una figura política…
Bueno, nos pagó y amamos las fiestas, ¿qué más da?
Salimos del bar y nos dirigíamos todos a la plaza, pero todo el alcohol que habíamos tomado lo teníamos que expulsar y procedimos a orinar junto a una pared en un callejón oscuro.
Todos estábamos orinando frente a la pared en este orden: Yubel, Eduard y yo. Como no podía evitarse, comparamos herramientas, específicamente cuán largo la teníamos. Nunca he sido inseguro, pero esos dos idiotas la tenían más grande que yo.
No debería afectarme…
Pero el idiota de Eduard comenzó a reírse, llamándome "pito corto", y Yubel no se aguantó la risa. Sintiéndome humillado, dije una tontería de la cual me arrepentiría.
Dije: "Al menos la tengo más grande que Amelia",
una estupidez, ¿verdad?
Hasta que miré a mi izquierda y estaba Amelia orinando de pie. Nunca he visto a una mujer desnuda, pero sé que esa herramienta no debería tenerla una mujer y lo peor es que, de los cuatro, Amelia la tenía más grande y así lo exclamó Amelia en voz alta…
"Qué tonto eres, Ester, ¿nunca viste a una mujer con mucha más virilidad que tú?"
Todos se estaban riendo de mí, el "Pito corto", pero lo de Amelia me desconcertó… Sé que ella era mujer, pero creo que era de un país extranjero, aunque dudo si eso explica su condición…
Sentí una mezcla en mi corazón: las burlas y el shock de ver a mi amor de la infancia orinando de pie fue mucho para procesar. Guardé mi herramienta y les dije que me iba a la posada a dormir. Mis amigos se seguían riendo y me dijeron que solo irían un rato al festival y que no me lo tomara a pecho con una sonrisa en sus caras…
Solo me quería morir.
Tomé el camino largo para ir a la posada, como dije, tenía mucho que procesar…
Llegué a la zona rosa del pueblo, llena de prostíbulos y bares de mala muerte. Lo de hace rato me afectó tanto que quería preguntarle a alguna trabajadora sexual si mi herramienta era promedio o realmente era menos hombre de lo que pensaba…
Pero tenía tanta vergüenza que mejor pasé de largo a un callejón oscuro junto al burdel y escuché una conversación que se producía en la puerta trasera del local.
"Vamos, hermano, esta chica puede trabajar en tu local. Solo serían 15 monedas de plata, en una semana lo recuperarás y tendrás esta esclava sexual para tu uso personal por mucho más tiempo", exclamó un comerciante de apariencia oscura.
No podía ver bien su rostro, pero mis más profundos instintos me advertían que estaba ante alguien muy peligroso.
El hombre en la puerta respondió: "Ves el estado en el que me entregas a esta mujer, está mutilada y tiene manchas raras en la piel. No creo conseguir ni una moneda de cobre por cliente en ella".
El comerciante respondió: "La verdad, lo sé, quiero deshacerme de ella, me da mala imagen… Hagamos algo, solo dame 5 monedas de plata. Sé que no me vas a creer, pero tiene sangre élfica. No se nota porque le faltan las orejas, pero creo que puede serte útil".
El hombre de la puerta frunció el ceño y entonces los interrumpí: "Yo pagaré las 5 monedas de plata".
El comerciante me miró de reojo e intuyendo sus malas intenciones, dije: "Tengo unos chicos trabajando en una mazmorra, llevan tiempo sin ver una mujer. Creo que hasta ella los hará felices".
El comerciante puso una sonrisa aterradora, era como si quisiera que la chica sufriera más y aceptó las monedas. Cerramos el trato, levanté a la chica en mis brazos y el comerciante desapareció. Ya no sentía ni rastros de su presencia.
…
Salí de la zona rosa con la chica en brazos. Entre más la miraba, más horrorizado estaba.
Las condiciones de su cuerpo eran tales que me preguntaba cómo seguía con vida.
Sus orejas habían sido cortadas, su cara estaba llena de cicatrices mal curadas, tenía el cuerpo lleno de moretones y su brazo derecho estaba completamente cercenado.
Sobre todo, tenía una mirada perdida, como si estuviera en un estado vegetativo…
Sin dudarlo, me dirigí a la iglesia del pueblo…
Como era medianoche, solo estaba una vieja monja y el guardia de la iglesia.
Al principio se negaron a atenderme hasta que mostré una carta que me dio mi maestro antes de mi viaje.
Mi maestro tenía muchas conexiones dentro de la iglesia, o eso supongo, ya que esas cartas no tenían letras, solo símbolos. No sé qué significaban, pero la monja, ya algo anciana, los reconoció y me dio una dirección que era casi afuera del pueblo.
Me dijo que ahí estaba el antiguo sacerdote de la ciudad.
"Si hay alguien que puede ayudarte, muchachito, solo es ese hombre". Agradecí a la mujer y seguí mi camino.
Con la chica en brazos fui con el sacerdote…
Aunque me pregunté si me dieron bien la dirección ya que solo vi a un granjero afuera de su casa tocando una guitarra. Le pregunté en voz baja:
"¿Usted es el sacerdote Vince?", y me dijo:
"No más sacerdote, solo soy Vince. ¿Qué deseas de mí, aprendiz de monaguillo?", con una cara de pocos amigos. No quería seguir hablando con él.
Así que solo le mostré la carta con los símbolos raros y dije: "Mi maestro me dijo que mostrara esto si necesitaba ayuda de la iglesia de este pueblo". Bueno, me dio varias cartas para varios pueblos, no sé por qué todas son similares, pero por respeto y respaldo siempre las llevo conmigo.
A Vince se le hicieron grandes los ojos y me preguntó por mi nombre.
Le dije que me llamo Ester y, con una sonrisa casi aterradora, me dijo: "Pensé que nunca te conocería. ¿Qué necesitas, tiene algo que ver con esa persona en tus brazos, es un amigo tuyo?".
Le respondí que necesitaba sanarla y que necesitaría algunos animales que no le importe sacrificar.
…
Fuimos a lo que parecía un establo, que por dentro era una extraña combinación entre una biblioteca y un criadero de cabras y ovejas.
Puse a la chica en la mesa y pude apreciar el estado de su cuerpo. Su brazo derecho estaba cortado hasta el antebrazo, su piel estaba llena de ronchas, quemaduras y moretones. Sin contar que sus orejas habían sido cortadas y con una mirada perdida, casi como si no tuviera alma.
Era una vista muy perturbadora. Me pregunté qué clase de monstruo le haría esto a otro ser humano. Podría curar su cuerpo, pero me preguntaba si podría curar su mente…
Primero comencé a usar mi magia regenerativa…
El daño en su cuerpo era tanto que cada cierto tiempo tuve que sacrificar ovejas y cabras con mi magia degenerativa para recuperar mi vitalidad.
Vince se quedó mirando con una cara asombrada y no le importó que matara sus animales para ayudar a una desconocida.
Es casi como si el espectáculo pagara ese boleto. Bueno, era un sacerdote, debe tener cierta curiosidad por este tipo de magia.
Me tomó mucho tiempo, pero pude curar su piel, sus orejas, sanar su sistema regenerativo, pero no pude regenerar su brazo derecho.
Su mismo cuerpo se negaba a regenerarlo, algo que nunca había pasado antes. Es como si el mismo cuerpo creyera que ese brazo sigue vivo, aunque no esté ligado a su cuerpo ya que simplemente no se regeneraba.
Eso era un problema, pero el problema más grande era cómo curar la mente de esta chica…
Entonces Vince exclamó: "Vaya, muy impresionante viniendo del hijo de Kang".
Le respondí: "Aunque no soy su hijo, soy un huérfano. El maestro Kang me cuidó a mí y a mis amigos. Aunque siempre nos trató como sus propios hijos, me halaga que pienses en mí como su hijo".
Vince, con una cara difícil de leer, me respondió:
"Es que noto cierto parecido entre ustedes. Bueno, no importa. Tu curación fue excelente, aunque no entiendo muy bien cómo usas el mana de mis animales en tu curación, pero es algo que podemos dejar para después. Sé que estás muy exhausto para no darte cuenta de las orejas de esa chica".
Ya las había visto, pero es verdad que no me percaté de eso… eran orejas de elfo. No cualquier elfo, era una alta elfa.
¿Cómo rayos terminó una alta elfa en la zona rosa de este pueblo?
Vince, viendo mi sorpresa, dijo: "Oye, aprendiz de monaguillo, ¿Kang te enseñó cómo curar la mente de una persona, verdad?".
Entre las técnicas médicas que se usan en soldados, la más vital es mantener la salud mental de las tropas, ya que una persona puede aprender a vivir sin una extremidad, pero los soldados con una mente rota o estrés postraumático grave no siempre podían llevar una vida plena.
En casos extremos, aún soldados que salieron victoriosos y fueron venerados como héroes cometían suicidio una vez acabadas las guerras.
Los horrores del campo de batalla pueden marcar a los hombres para siempre, por eso los sacerdotes tenían como prioridad curar sus mentes una vez acabado el conflicto. Pero no muchos sacerdotes podían hacerlo sin tener consecuencias.
Miré a Vince a los ojos y dije: "Sé cómo tratar a la paciente, pero nunca he curado la mente de un elfo".
El problema con esto es que para curar la mente debes entrar en los recuerdos de la persona.
Un humano no tiene una vida muy larga; un tratamiento estándar puede durar unas horas en tiempo real, pero dentro de las mentes pueden pasar años. Siendo una elfa, podría pasar mucho tiempo en sus memorias.
Aunque tengo algo de miedo… ya es muy tarde como para arrepentirme…
Supongo que podría curar su mente de a poco. Solo la curaré para hacerla consciente de su entorno, poco a poco curaré su mente, le devolveré su conciencia y recuerdos. No sabía cuánto tiempo tomaría, así que le pedí a Vince sacrificar una última oveja para conseguir más vitalidad.
Tomé una tiza, la imbuí con mi vitalidad e hice unos símbolos en forma de círculo mágico alrededor de la mesa…
Ya junto a la elfa, con mi mano en su frente, usé el conjuro…
"Espíritus de la memoria, bendíganme con su presencia y otórguenme la fortaleza para sanar los sueños rotos. Sanar la mente".
Estoy rogándole a la Diosa que este no sea un viaje muy doloroso.
Weekly Power Status
-- Power
Ranking 
-- Power
stone