En el sector de Ming Yue, en la ciudad de Yang Zhou, en el cuarto de gravedad, Luo Feng abrió sus ojos. Subió raudamente y la puerta del cuarto se abrió automáticamente.
—Xu Xin, Xu Xin.
Luo Feng bajó las escaleras rápidamente.
Xu Xin, quien estaba en la sala viendo televisión, vio a Luo Feng bajando y preguntó poniéndose de pie: —Luo Feng, ¿qué pasó?
—No hay tiempo. Ven conmigo ahora. Tenemos que traer de regreso a mis padres y a mi hermanito —Luo Feng se sentía inseguro con su familia estando afuera.— Te explicaré en el camino.
—Oh, de acuerdo.
Xu Xin podía notar que algo grave estaba pasando.
En el avión automático de categoría emperador, volaron rápidamente fuera de la ciudad de Yang Zhou.