El asentamiento exterior había cambiado desde la última vez que Sunny lo vio.
En el punto donde la carretera blanca se ensanchaba en la vasta plataforma sobre la cual se encontraba el asentamiento, se había construido una alta barricada de piedra, con centinelas vigilantes observando el acceso a la cima de la colina. Cada uno de ellos empuñaba un arma de Memoria y una resistente armadura, sus rostros llenos de oscura determinación.
El improvisado mirador construido en el techo de la casa de Neph se elevaba sobre ellos, con varios arqueros listos para llover flechas sobre cualquier Criatura de la Pesadilla que se acercara.