Tomando la moneda en su puño, Sunny dio un paso hacia adelante y luego caminó con cautela alrededor de una gruesa enredadera que se extendía por el suelo de la pequeña cabina.
—¿O era una pared?
Dado que el barco antiguo estaba de lado y en un ángulo, era difícil diferenciar el piso del techo. La superficie bajo los pies de Sunny estaba torcida, lo que lo obligaba a inclinarse para mantener el equilibrio. Los montones de escombros y las enredaderas no le facilitaban las cosas.
Para entonces, Sunny estaba casi seguro de que las enredaderas eran parte de una criatura más grande. Su sospecha solo creció cuando trepó por la estrecha puerta y salió de la cabina. Al encontrarse en un amplio pasillo, Sunny sintió que el dulce olor que impregnaba el aire oscuro se volvía mucho más fuerte.