El arco eléctrico en las manos de Gryffindor giraba todo alrededor. Era como un gato persiguiendo a un ratón, acercándose cada vez más. En ese momento, Mason ya había agotado todo su maná y su cuerpo estaba totalmente cubierto de heridas. Con sólo mover un dedo se produciría un dolor que lo desgarraría, sin mencionar la defensa contra Gryffindor. Si alguien más hubiese estado en esta situación en su lugar, lo más probable es que hubiera cerrado los ojos y esperado su turno para morir...