Download App
El secreto de Ángela. El secreto de Ángela. original

El secreto de Ángela.

Author: Anderson_Diaz_6299

© WebNovel

¿El accidente?

Recibían la llamada como a las 2:00pm, a Irina la tenían en la emergencia de una clínica pues alguien la había atropellado, los nervios les invadieron casi inmediatamente, no les dieron detalles de su estado físico, o en qué condiciones ocurrió aquello, pero si coincidía con la hora de entrada a su trabajo, tenía sentido la hipótesis que se hacían, que ella, al cruzar la calle, algún irresponsable le jodiera la vida; Elena, la madre de Irina, de camino a casa de su esposo para ir juntos a la clínica, pensaba en sus nietos, Valentina y Román, si su condición era grave ¿Cómo quedarían esos niños sin su madre? Ángel era un buen padre, se había hecho cargo de ellos a plenitud los últimos seis meses, pues con toda ésta situación en Venezuela, los escasos empleos y los niños pequeños, decidieron que era Irina quien debía tomar la oportunidad de ser asistente de un anestesiólogo mientras Ángel, su marido, quedaba al cuidado de los pequeños; muchas cosas pasaron por sus mentes y crecía la angustia a medida que se acercaban a la clínica.

Ya estaban allí, preguntando en cada habitación, recepción o a cualquiera con uniforme del lugar, donde estaba la paciente Irina Rojas, vieron a un par de policías en una habitación y Elena pensó "por el carácter de atropello, ellos deben querer investigar las condiciones del accidente ¡Es aquí!" Y no se equivocó, ahí estaba su hija, golpeada, malograda y dormida.

­­__¿Qué le pasó a mi hija?, ¿Está dormida o inconsciente por el golpe?__preguntó con desespero a los presentes.

Mientras Ángel se dirigía con prisa a la cama donde yacía su esposa, aquel policía trataba de calmar a Elena, de explicarles que debían hacer silencio porque estaban en una clínica y lo entendían aunque se olvida cuidar las formas ante una emergencia.

__Señora cálmese, su hija está bien, sólo dormida, no tiene fracturas, sino hematomas y raspones, no es grave lo que pasó, le hacen unos exámenes de rutina y puede irse a descansar a su casa__afirmó un enfermero al entrar y verlos desesperados.

Aquellas palabras transmitían a todos calma, hasta a los policías que se mostraban aliviados con la noticia, aunque verla golpeada los movía por dentro, nadie está preparado para ver a quien ama en condiciones de salud de deterioro.

No dejaba de llamar la atención de Elena aquellos policías que estaban en la habitación, los miraba y uno de ellos estaba muy nervioso, mientras la oficial intentaba calmarlo.

__¿Van a investigar quien atropelló a mi hija?, ¿Es por eso que están aquí verdad?__ Les preguntó curiosa de su presencia.

La mujer se acercaba a ella tratando de explicarles.

__Escuche, soy la oficial Isabela Palma, nosotros no estamos aquí para investigar nada__se presentaba la oficial ante ellos.

__Déjame y les explico Isabela__ interrumpió temeroso aquel oficial__la chica, Irina, estaba cruzando la avenida Rio de Janeiro de espaldas, no la vi, el semáforo estaba en verde para mí, pero yo iba a baja velocidad porque miraba hacia el río Guaire.

Mientras hablaba, la idea tomaba forma en la cabeza de ambos, no estaban ahí por una investigación, ¡Ellos habían atropellado a Irina!

__Juro que no la vi, todo pasó muy rápido, ella cruzó con el semáforo en verde__ insistía aquel oficial.

Elena no pudo evitar interrumpirlo y preguntar exaltada.

__O sea ¿Ustedes atropellaron a mi hija?

__Yo no estaba cuando eso pasó—dijo la oficial de inmediato__mi compañero me llamó por teléfono cuando subía a la chica a su vehículo para traerla a la clínica luego del accidente.

Aún no salían de su asombro con todo lo que escuchaban.

__¿Entonces esto no se trata de una investigación?__Preguntó Ángel calmado.

__No Ángel ¿No te das cuenta de lo que ocurre aquí?__se anticipó Elena visceral­­__éste irresponsable atropelló a Irina, ¡A mi hija! Así como si nada__se alteraba Elena con cada respuesta del oficial.

__No señora, usted está equivocada, como dije el semáforo estaba en verde, su hija tenía un comportamiento errático al cruzar__insistía queriendo visibilizar sus razones.

Ella no paraba de interrumpirlo, a su juicio cada frase le ofendía más, le ganaba la emoción por lo que trataba de hacer, responsabilizar a Irina del accidente.

__¡Ah! ¿Usted quiere decir que Irina quería que la atropellaran?, ¿Ella se levantó ésta mañana, con la idea de que un auto la golpeara y por eso su comportamiento errático al cruzar?__le decía con sarcasmo y alterada una y otra vez.

__Señora, yo asumo mi responsabilidad, estoy aquí, me haré cargo de toda la situación__decía para apaciguar las emociones de la madre.

Ángel trataba de mediar, mantener una calma en el lugar, hacía alusión a las condiciones de salud de Irina y que merecía descansar, que aquella discusión era innecesaria en ese momento.

__Y respondiendo a su pregunta señor, yo estoy aquí haciéndome totalmente responsable por los gastos médicos de la señora, hasta su recuperación total por lo sucedido... Por cierto mi nombre es Enzo, Enzo Villanueva__le dijo a Ángel en ese momento, estirando su mano en señal de compromiso.

Ángel Perdomo e Irina Rojas, se conocieron en preparatoria, se casaron hace algunos años, pareja promedio, trabajadores, tienen dos niños, Valentina y Román, la situación económica los ha tenido haciendo cualquier trabajo que les genere ingresos suficientes, así sea ejercer cosas que no tengan que ver con su preparación académica, Ángel es diseñador gráfico, Irina enfermera, hace algunos meses empezó a trabajar como asistente de un anestesiólogo en las Mercedes, algo que se parece más a su profesión de hecho, se dirigía a su trabajo cuando ocurrió el accidente, tenía turno de las 2:00 pm, todo coincidía; Ángel se ha dedicado a cuidar de los niños desde entonces.

Mientras todos permanecían allí, ya más tranquilos, aunque Elena no dejaba de tener recelo de la presencia de aquellos policías, todos coincidían en procurar el despertar de Irina, se acercaba una doctora conocida de Enzo, su expresión era alarmante.

__La señora Rojas está bien, puede irse a casa cuando despierte, que guarde un reposo parcial por sus hematomas__explicó con informe en mano__sin embargo, hay algo aquí que me gustaría conversar con ustedes.

Hubo silencios, todos se acercaron a escuchar con atención.

__Irina Rojas tiene al menos dos tipos de drogas distintas en su sistema en éste momento, es por eso que amerita suero endovenoso para desintoxicar, al finalizar el tratamiento, podrá irse a su casa__habló ante la mirada atónita de los presentes.

__Un momento doctora, debe haber una equivocación, Irina no usa drogas, ni si quiera toma o fuma__decía Ángel en desesperación, tratando de revertir las pretensiones.

__Señor aquí están los resultados, es preliminar claro, sin embargo, hay un análisis más detallado que indicará específicamente de que drogas hablamos, pero ¡Sí! Su esposa está intoxicada__confirmó sin escrúpulos.

__No, eso no puede ser cierto, mi hija jamás ha consumido nada, la conozco bien y jamás haría eso__ posicionaba Elena su visión.

__Con razón su comportamiento errático Enzo... Ya venía drogada la señora__dijo Isabela en voz alta de manera de crítica y despectiva.

¡Usted no conoce a mi hija!—defendió Elena__¡Nunca ha usado drogas y así esos resultados digan lo contrario, sé bien que ella es incapaz de drogarse!... No voluntariamente__respondía molesta mientras se acercaba desafiante a la oficial.

Aquella doctora les invitaba a la calma, trataba de hacerles ver que los resultados eran inequívocos, mientras discutían y a su vez sorprendidos, Enzo caminaba hacia Irina y le revisaba los brazos buscando marcas de jeringas.

__No tiene marcas Sonia, ¿Puede ser que ingirió tales drogas?__preguntaba Enzo a la doctora.

__Probablemente ¡Sí!... como les dije antes, estamos esperando resultados más detallados, allí podríamos brindarle información concreta, hay tantas formas de drogarse Enzo que sería irresponsable etiquetar a la señora Rojas desde ahorita__apoyó.

Enzo no paraba de pensar mientras todos hablaban defendiendo sus razones.

__ ¿Hacia dónde se dirigía Irina cuando pasó esto?__la pregunta de Enzo interrumpía la querella.

__Ella trabaja aquí en las Mercedes, en la otra avenida, en el consultorio del doctor Vacarella, el anestesiólogo, ella es su asistente__dijo Ángel entre miradas con su suegra.

__Sonia ¿Qué posibilidades hay de que esté drogada con la misma sustancia que tenía en el organismo la chica Flores?__preguntaba Enzo indiscreto.

__¡Enzo por favor, aquí no hay nada que investigar, ésta mujer evidentemente es una adicta, la chica Flores estaba drogada y fue víctima de asesinato, ésta se nota que lo hace por viciosa!__ decía Isabela de manera despectiva.

Ángel y Elena sin entender, queriendo hacer mil preguntas, enojados por las insinuaciones de Isabela, pero todo ocurría tan rápido y con cada frase, se sumaban cada vez más preguntas.

__Dicho así, no hay similitudes Enzo, la chica Flores tenía un tipo de droga nada más, escopolamina, fue violada y estrangulada hasta la muerte... La señora Rojas está aquí, golpeada, drogada con dos sustancias, pero viva__decía aquella doctora con ironía.

__Yo veo más allá Sonia, si hay similitudes, la chica Flores era al igual que ella en complexión, estatura aproximada, cabello negro, largo, test blanca... ¿Cuándo estarán listos esos resultados?__ preguntó Enzo ansioso.

__En dos días aproximadamente... Yo podría avisarte si quieres__dijo la doctora Sonia.

__Esperen, no entiendo nada__dijo Elena aturdida__ ¿De qué va esto?

__Hace un par de semanas fue encontrado un cadáver en la ribera del río Guaire, a la altura de las Mercedes, muy cerca de donde yo atropellé a Irina__Describía con nostalgia__de hecho, reconozco que ¡Sí¡ Me distraje un poco cuando manejaba paralelo al río en el momento del accidente, porque pensaba en esa chica, Amaya Flores, cuya investigación está en pausa por la falta de pruebas, ella se dirigía también a su trabajo, en un restaurante cercano aquí en las Mercedes, nunca llegó__Afirmó afligido__estoy a cargo de esa investigación, por eso mi duda, mi inquietud, Irina físicamente se parece a la chica... Y ¡Sí! Yo mismo voy a recoger los resultados Sonia, llegaré al fondo de esto__ narraba Enzo convencido de una relación entre la muerte esa chica y la condición de Irina.

__Espera Enzo, no es para tanto, esto no es una investigación__ decía Isabela.

Ella intentaba de muchas formas que su compañero desistiera de investigar, de hecho señalaba que ya había terminado con su responsabilidad en el accidente, que siguiera y olvidara todo aquello, que era necesario descartar permanecer ligados a esa situación, Enzo se negó, su intuición le despertó la pasión por retomar el curso de la investigación de aquel feminicidio, con nuevas pruebas, Irina como sobreviviente podía contribuir a resolverlo efectivamente.

Irina comenzaba a despertar, adolorida, confundida y todos quedaron en silencio, luego de saludarla y celebrar su vida de cierta manera, Enzo pidió quedar a solas con ella, para hacerle unas preguntas no oficiales, se notaba ansioso y aunque Isabela insistía en estar presente Enzo quiso hacerlo solo.

__Hola Irina, ¿Te acuerdas de mí?__preguntó.

Irina no lo recordaba, no sabía por qué estaba allí, preguntaba por sus hijos, las preguntas que él le hacía le incomodaban sobremanera y se hacía visible su rechazo hacia el interrogatorio.

__Trata de calmarte Irina, quiero ayudarte, ¿Me puedes decir dónde trabajas?, ¿Qué hiciste hoy cuando saliste de tu casa?__Interpelaba Enzo.

__Soy asistente del doctor Vacarella, es un anestesiólogo, tiene publicidad en las redes sociales y en la televisión...Soy su asistente__Irina divagaba en susurros.

Ella repetía frases, miraba confundida el entorno, apenas recobraba la razón y Enzo aunque lo notaba, buscaba la manera de tener algo de información extraoficial, pues no era una investigación legal aún.

__llevé a mis hijos al colegio... Fui por el pan__decía Irina confusa ante la atención perfecta de Enzo__me tomé un café donde Riggo__narraba ella.

__¿Riggo?, ¿El de la cafetería frente a la estación del metro?__preguntó Enzo acercándose a ella.

__¡Si! Riggo es mi amigo, siempre tomo café ahí__dijo pausada, algo indecisa__cuando llego temprano al trabajo, converso un poco con él y con otras personas que también toman café... ¿Has probado el café de Riggo? ¡Es riquísimo!__Irina no paraba de divagar, de perderse en las luces de la habitación, sin embargo Enzo quien era un policía e investigador experimentado, era preciso en sus preguntas.

Luis Enzo Villanueva, Caraqueño de nacimiento, hijo de políticos reconocidos, debió ser cualquier otra cosa menos policía, aún en contra de sus padres siguió su instinto y fue sobresaliente en su preparación, lo que le otorgaba reconocimiento y prestigio, amante de la justicia, creyente fiel de su ejecución cabal, idealista innato; cuando era adolescente su hermana murió en manos de un violador que la drogo antes del hecho, por eso se orientaba a la investigación de mafias, compra y venta de drogas, tenía un compromiso de erradicarlo en su ciudad y de proteger a mujeres vulnerables, era activista feminista, presidía una red de ayuda a mujeres que han sufrido violencia, actividad que le daba reconocimiento nacional, era divorciado, su esposa lo engañó con una amiga de ambos y se fueron juntas, un solitario que se dedicaba a su trabajo con ímpetu y un compromiso impecable con su labor social, había tomado las riendas de la investigación de Amaya Flores, pues era recordar las condiciones en las que murió su hermana, se apasionaba, pero no perdía el norte, hacer justicia a mujeres víctimas y a sus familiares y con la situación de Irina se apasionaba aún más, de cierta forma, esperaba desde la intuición que los casos estuvieran relacionados para poder darle un cierre, un apropiado cierre.

Irina estaba nerviosa, alterada, no quería ser interrogada, su condición física y mental, del momento le impedían responder con coherencia, fue necesaria la intervención de Elena y la de Ángel para hacerle saber a Enzo que Irina no estaba apta para el interrogatorio, le pidieron que abandonara la habitación, él se frustraba un poco con aquel resultado, salió y se dirigió con Isabela al establecimiento comercial de Riggo, que fue la única información que obtuvo y valía la pena acercarse e indagar un poco; la cafetería de Riggo era conocida en la zona como lugar de encuentro, espera y esparcimiento.

Llegaron en minutos, todo el personal estaba allí, trabajando, habían clientes y el ambiente era normal, se acercaban a la barra mientras observaban el entorno, de pronto vieron a Riggo atendiendo a sus clientes de manera habitual, luego de saludarlo, le asomaron el motivo de su visita.

__Hace como tres horas, una chica tomó un café aquí, tenía suéter morado y un jean, delgada, cabello negro y largo, se llama Irina Rojas, ella dice conocerte__ dijo Enzo a sagaz.

__ ¡Si!, la bella Irina toma café casi a diario aquí__ confirmó complacido el extranjero__ pide también un sándwich para llevar y cigarrillos, aunque nunca la he visto fumando, ella siempre compra eso__concluyó sonriente.

Enzo le explicaba la situación a Riggo e iniciaban las preguntas respecto a la posibilidad de que Irina haya sido drogada a través del café, ya que fue el único lugar donde consumió algo previo al accidente, ante el asombro del hombre por lo que allí se planteaba y la disposición de Enzo de investigar a fondo, Isabela veía una cámara de seguridad que daba justo hacia donde había indicado Riggo estuvo sentada Irina.

__¡Necesito las imágenes de esa cámara señor!__ exigió Isabela.

Enzo la miraba encantado, comenzó a creer que Isabela se comprometía en la investigación, o en el obtener respuestas para ayudar a lo que se opuso en un principio.

Enzo e Isabela habían tenido un romance recién saliendo del matrimonio fallido entre él y su esposa Mar, fue más algo de despecho para él y aunque lo dejó claro en cada encuentro, Isabela se había enamorado, eran compañeros de trabajo, hacían buen equipo y siempre andaban juntos, de hecho él la llamó al momento del accidente con Irina, buscando su apoyo, se tenían mucha confianza y ella acudió de inmediato, se trataba más de amor para ella, aunque para Enzo era una buena amiga y compañera.

__ ¡Cuanto lo siento oficial, esa cámara no funciona!.. Ninguna funciona en realidad, están ahí para hacer creer tanto a clientes como empleados que son observados__respondía Riggo en voz baja y avergonzado.

Aquello era inaudito, se veía claramente un sistema de circuito cerrado instalado y no funcionaba, Isabela se alteraba ante la situación, hacia observaciones donde tildaba de irresponsable al dueño de la cafetería por el engaño visible.

__Calma Isabela, no sirve de nada reaccionar así__hablaba pausado buscando convencer a la efervescente mujer__ Don Riggo ¿Hay algo que recuerde específicamente en la estadía de Irina hoy aquí?, ¿Algo disonante quizá?__Preguntaba Enzo comedido.

__Como le dije oficial, todo era normal, ella parece muy metódica, toma un café aquí casi a diario y lleva sándwich y cigarros... Hace unos días me atreví a preguntarle porqué lleva sándwich, si puede comerlo aquí y me respondió que tiene amigos debajo del puente en el río y que los consiente un poco, también con cigarros, porque a la hora de salida en su trabajo ella siente que la cuidan en su paso por la orilla del río... Supongo que hacía referencia a los indigentes que están a las orillas del Guaire__describió Riggo.

__Estoy pensando exactamente lo mismo__respondió Enzo inclinado al comentario.

Mientras hablaban de que nada era extraordinario ese día en la cafetería, que Irina no mostró señales diferentes que hicieran cuestionar su comportamiento, comenzaban a preguntarse por sus efectos personales.

__Enzo ¿Cómo fue que pasaron las cosas?__preguntó Isabela mientras salían de la cafetería sin respuestas satisfactorias.

Enzo comenzaba un relato de su versión de los hechos.

__El Semáforo estaba en verde, aun así, por el poco tráfico de la hora yo iba despreocupado como a 40kmh, bajé incluso un poco la velocidad, veía las orillas del río recordando el día que encontramos a Amaya justo ahí, logré ver a Irina, venía de espaldas por la José Martí, lo cual era raro por eso llamó mi atención, pero aún no cruzaba la calle, yo estaba comiendo un snacks, en ese momento se me cayó el celular cerca de mis pies, volví a mirar no había nadie, fueron tan solo unos segundos Isabela para recoger mi teléfono y sentí que la golpee... ¡Qué horrible sensación! Me bajé del carro y ahí estaba, la misma chica que se suponía no debía cruzar, ahora entiendo estaba bajo el efecto de las drogas, por eso estaba errática en su andar, te llamé por teléfono mientras la subía, ella balbuceaba "mi celular, mi celular" pensé que era por el golpe, que quería llamar a su familia y que le había hecho tanto daño a nivel neurológico o que se yo... Tenía una bolsa en la mano y su cartera, en la premura de la emergencia, olvidé tales cosas__describía inquieto.

__Entonces vamos al lugar del accidente... Algo debe haber allí__dijo Isabela mientras conducía de vuelta a la Rio de Janeiro.

Así hicieron, llegaron a la avenida, debajo del puente y el río, Enzo veía las marcas de frenado, buscaba en las aceras, algún indicio, pista, no había nada, alguien ya se había llevado las cosas de Irina, un ratero tal vez, los bolsos son tentadores a los rateros, parecía una calle sin salida en la búsqueda de respuestas, mientras observaban el entorno, se asomaba del otro lado de la calle uno de los indigentes, quien al darse cuenta del contacto visual, trató de esconderse, llamando aún más la atención de los dos policías quienes cruzaron y decidieron hablar con él.

__Ya les dije policías, no sé nada de la señorita muerta del río...Yo no vi nada__decía aquel hombre ante la presencia de ambos.

Enzo le explicaba que nada tenía que ver con aquella chica, sino con el accidente de unas horas antes en la avenida, quería saber si había visto algo.

__Yo vi cuando la atropellaste, no entiendo por qué preguntas tonterías si tú fuiste, si la mataste, no hay nada que preguntar policía__respondió suspicaz el hombre.

__No se trata de eso, ya la llevé a la clínica, se está recuperando, pero su cartera quedó en la calle__dijo Enzo moderado.

De inmediato se notó el nerviosismo en aquel hombre de avanzada edad que vivía debajo de ese puente, Enzo cambiaba su actitud, decidió presionar y amenazarlo con llevarlo a la cárcel y procesarlo si ocultaba algo referente a la cartera, fue cuando de pronto sacó la cartera de Irina.

__Yo se la guardé, ella es buena muchacha, la llamo "niña bonita" siempre me regala un sándwich y nos trata con cariño, ahí están todas sus cosas, no robé nada, lo juro policías__decía resignado y algo asustado.

__¿Sándwich y cigarrillos?__preguntó Isabela.

__¡No! solo el sándwich__dijo comedido__es para mí, me gusta mucho el sándwich, los cigarrillos son para los otros.

El anciano no paraba de repetir algunas frases, dejando ver su deficiencia cognitiva, mientras señalaba a las demás personas que vivían debajo del puente como los dueños de los cigarrillos de Irina.

__¿Entonces la conoces?__preguntó Enzo exigente.

__Tanto como conocerla ¡No!__Detalló__ella pasa a la misma hora de ida y de regreso, es amable con todos, siempre anda sola, es callada, sé que trabaja por aquí cerca.

__¡Si! en un consultorio, el del doctor Vacarella__ apoyó Enzo impulsivamente.

__¡No! en un consultorio no, además Vacarella no existe__dijo frunciendo el ceño__ella trabaja en otra cosa, en otra parte, por aquí, por allá, por todas partes__divagaba el anciano.

Eso llamó la atención de Enzo quien de inmediato presionó para ver qué más sabía aquel hombre, aunque no era confiable su declaración, parecía no tener sentido, inventaba frases, palabras y tenía gestos involuntarios como espasmos, era poco lo que se podía rescatar de su discurso.

__Llévame a la cárcel si quiere policía, pero yo no sé nada más__insistió con violencia.

Salieron de ahí con la cartera como premio, nada parecía faltar, Isabela invalidaba ese interrogatorio, ya que el doctor Vacarella si era reconocido en toda Caracas y atribuía aquellas respuestas a su carente salud mental, le decía una y otra vez a Enzo que no era confiable; cada situación era más frustrante, esperando encontrar algo que los llevara a pistas precisas, comenzaron a revisar la cartera de Irina dentro del carro ya casi era de noche, todo parecía normal, billetera, fotos, llaves, celular con pantalla partida, a excepción de una caja de medicamentos, cuando la abrieron era más de una clase de medicamentos en una sola caja.

__Alprazolam, zolpiden, triazolam... ¡Wow! Ella tiene una farmacia de ansiolíticos aquí__dijo sarcástica Isabela__ahí se comprueba que esa mujer estaba drogada porque quiso, ¡Mira! son medicamentos controlados, ansiolíticos y en dosis altísimas, evidentemente se las tomó al mismo tiempo y se pasó de vuelta__afirmaba Isabela mientras tomaba una foto de los medicamentos con su teléfono__ pedazo de loca viniste a atropellar chico, si no la matabas tú, la mataba la nota que se pegó con el montón de pastillas__narraba despectiva mientras le mostraba uno a uno a Enzo los medicamentos__¿Y tú quieres investigar esto comparándolo con lo de flores?, ¡Estás loco!__cocluyó entre risas.

__Espera Isa, no tiene sentido, ¿Por qué tomaría tantos medicamentos antes de entrar a trabajar?__preguntó en un intento de reflexionar al respecto__es asistente de un doctor, necesita estar al cien por ciento para desempeñarse bien__decía Enzo ante la negativa de Isabela de creerla víctima.

Él no dejaba de justificar a Irina, sin conocerla de cierta forma esperaba que se ajustara a su perfil de madre, esposa, trabajadora y sin adicciones, aunque no lo descartaba del todo pues en su trabajo estaba acostumbrado a lidiar con mentirosos potenciales, Isabela por su parte no dejaba de demostrar su desconfianza y sembrar la duda, le molestaba visiblemente que Enzo siempre la defendiera y lo etiquetaba de poco profesional por tomar esa actitud; entre desacuerdos y pocas pistas, se dirigieron de regreso a la clínica, la idea era interrogar a Irina, pero ya era tarde, le habían dado el alta, fueron a recepción en busca de una dirección de su domicilio y al obtenerla iban rumbo a casa de los Perdomo Rojas.

__Ya es tarde Enzo ¿Por qué no dejamos eso para mañana?__decía Isabela fastidiada de su afán.

Enzo no respondía, conducía concentrado, comenzaba a obsesionarse en silencio con la situación, intuía que había relación en ambos casos y esperaba la pista que llevara a la conexión, Isabela por su parte consideraba todo aquello innecesario, pero no dejaba de acompañar a su buen amigo; al llegar a casa de los Perdomo, fueron recibidos por Ángel afuera de la residencia, él insistía en que Irina descansaba y no quería alterarla con la visita inesperada, mientras trataba de convencerlos de que no era el momento de importunarla con preguntas, que fueran breves.

__Señor Ángel, aquí están las pertenencias de su esposa__dijo entregando la cartera__por eso vinimos, o en tal caso, eso fue lo que se pudo recuperar de unos indigentes que habitan debajo del puente, está su teléfono, con la pantalla partida, supongo que por el golpe con mi vehículo, asumo esa responsabilidad, puedo reponer su móvil mañana mismo si desea__ofreció diligente__también está su monedero, llaves y otras cosas, quería hablar con ella para que nos confirmara si le faltaba algo... Además de eso llamó mi atención la cantidad de medicamentos controlados que tenía su esposa en sus pertenencias__dijo Enzo con desconfianza y algo de malicia.

__Escuche señor__dijo Ángel con prudencia__ mi esposa tiene tratamiento con ansiolíticos desde que falleció su padre hace seis meses, eran muy unidos y le ha afectado mucho sobre todo en el sueño, no lo concilia de manera normal, tenemos recetas médicas que autorizan su compra, ella los toma en la noche... Además entiendo que ésta no es una investigación oficial y que nada de lo que usted diga sin una orden es legal, de hecho, al indagar en los efectos personales de mi esposa, ya comete delito, así que les voy a pedir que se retiren de mi casa y no regresen mas__ dijo Ángel con autoridad.

Aquellas palabras eran contundentes y alteraban visiblemente a Enzo, pues lo consideró un desafió y no perdió oportunidad de hablarle desde la ley.

__Hay al menos cuatro tipos de ansiolíticos en esta cartera__arrancó la cartera de su mano y los mostraba__ señor Ángel__lo miraba desafiante__ni si quiera los enfermos mentales consumen tantos, no a la vez, no en ese gramaje__se aceraba sin dejar de mirarlo__ a mi parecer es exorbitante y supongo que un juez se hará muchas preguntas al respecto, necesitaré ver esas recetas y podré irme tranquilo__sostuvo Enzo desafiante.

Ángel cambiaba la actitud, insistía en que las recetas quedaban en las farmacias con cada compra, pero aseguraba que el psiquiatra podía darle la información que necesitaba, le ofreció el número y dirección de aquel psiquiatra y Enzo aceptó, aunque su verdadero interés era hacerse ver, no dejarse intimidar por Ángel, no consideraba que necesitaba tal dirección.

Pasaron algunos días, hasta que los resultados de los análisis estuvieron listos, Enzo se encargaba de recogerlos como se propuso y al hablar con la doctora Sonia se confirmaba la presencia de aquella droga.

__Burundanga, así le llaman coloquialmente a la escopolamina y ésta señora tenía en dosis alarmantes, como para matarla, combinada con los medicamentos para dormir claro está, terminaste salvándole la vida al atropellarla Enzo__confirmó la doctora mientras le mostraba los resultados__ al recibir el suero a tiempo, no se acentuó el efecto, o peor terminaba como la señorita Flores, no me lo estás preguntando pero sí creo que se relacionen los casos Enzo__decía entre sarcasmo y verdades Sonia.

Y como era del conocimiento de Enzo, la droga era de fácil administración, pudo haber sido ingerida o a través del tacto, todo aquello le daba una nueva perspectiva, veía en Irina las posibles respuestas para atrapar al asesino; con aquellos resultados se obtuvo carácter legal en la investigación, con el apoyo de todo el cuerpo policial y las instituciones, tuvieron que regresar a la casa de los Perdomo Rojas para hacer el interrogatorio correspondiente, Enzo decidió ir solo para hablar con la familia y explicarles la situación, emprendía su viaje entusiasta y al aproximarse a la vivienda vio a Irina paseando a un perro en un parque cercano a su domicilio, desde el carro la notó físicamente con mejor movilidad, aunque visibles sus lesiones, la observó un rato luego de estacionarse, se bajó y caminó hacia ella.

__ ¡Qué lindo perro!... es criollo__ afirmó Enzo.

__¡Sí! Es mi niña, le llamamos Lara__dijo tímida__es que todos quieren a un perrito de raza y creo que se le niega la oportunidad a los criollos de tener un hogar... La rescatamos hace unos meses, estaba en malas condiciones, ahora somos familia__respondía Irina bajando su cabeza y dejando caer su cabello largo.

__¡Que curioso! Tengo a Ruffus y también es criollo__respondió buscando su mirada__ pienso igual, todos los animalitos deberían tener la oportunidad de un hogar__opinó Enzo.

Ellos se miraban y sonreían tímidamente, había la química para buena charla.

__¿Te acuerdas de mí?

__¡Si! Te recuerdo, eres el policía preguntón de la clínica__dijo mirándolo un poco__sé que estuviste en mi casa amenazando a mi marido__sonrió mientras ladeaba a cabeza.

__¡Mmm! Entiendo, no fue mi intención que tú marido se sintiera amenazado__explicó en un suspiro__ estoy algo desesperado ¡Sí! y se me nota cada vez más, mi intención no es proceder en tu contra, de hecho, aquí tengo tu móvil nuevo, espero te guste__entregaba una bolsa con el teléfono adentro__quiero hacer las cosas bien contigo y con tu familia__la miro__pero confieso que te necesito, bueno necesito de tu ayuda para ser preciso Irina... ¿Cómo te sientes ahora?__preguntó amablemente.

__Bien, todo ha sido confuso, pero mejora mi condición poco a poco__dijo mientras tocaba una de sus lesiones__gracias por el teléfono, estaba incomunicada__respondía ella con media sonrisa.

Enzo comenzó a explicarle por qué se le abría una investigación judicial, desde la situación con la chica Flores y las circunstancias en las que ella se encontraba por la misma zona donde fue hallado el cadáver, temía incluso que se tratara de un asesino serial, intentaba hacerle ver a Irina que con todo lo incómodas que pudieran ser las preguntas y el proceso de investigación, tenía que colaborar para dar un cierre y que él se encargaría de hacerle las preguntas para que se sintiera cómoda, pues otros interrogatorios eran más intensos, tediosos, Irina se negaba tajantemente, quería mantenerse al margen de aquello, ella solo quería volver a su vida, trabajar y no verse involucrada en ninguna situación judicial.

__Irina, entienda... Hay alguien allá afuera que droga, secuestra, viola y mata a mujeres, ¡Tú estuviste a punto de ser su víctima, ayúdeme a encontrar al responsable!__suplicó sosteniéndola por ambos brazos buscando su sensatez.

Ella insistía en que no quería tener nada que ver, no tenía idea de quien pudo haberle hecho eso, que iba a ser más cuidadosa para ir y regresar de su trabajo, solo quería su vida normal, que una situación así, alteraba su rutina y prefería evitarla.

__Entienda, ya no la puede evitar, está involucrada, fue víctima de alguien muy malo que sigue libre y por ahora solo usted puede ayudarnos a atraparlo para sacarlo de las calles... ¿Me puede decir que recuerda de ese día?__preguntaba Enzo un tanto decepcionado por la actitud evasiva de Irina.

__Salí de casa, tomé el tren como todos los días, entro al turno de las 2:00 pm, me di cuenta que era temprano, me daba tiempo tomar un café, casi siempre me da tiempo, me senté en la cafetería de Riggo, tomé mi café mientras conversaba con él como todos los días y luego comencé a caminar hacia mi lugar de trabajo, a dos cuadras de iniciar la caminata, comencé a sentirme mareada, la boca adormecida, sabía que no era normal, unos síntomas únicos, jamás me había sentido así, caminé hacia la avenida y ya no recuerdo más__declaraba Irina algo llorosa y alterada.

__¿Lograste ver a alguien diferente a los de siempre en la cafetería de Riggo?, ¿O si alguien te seguía?, ¿Viste algo fuera de lo cotidiano?__preguntaba Enzo nuevamente.

Irina insistía en que nada era diferente y con cada pregunta se incomodaba, Enzo lo notaba, brazos cruzados, miradas esquivas, alterada en sus respuestas, algo que en las investigaciones era común pues a la mayoría de las personas, no les gusta sentirse invadidos o acusados de algo, Enzo entendió que de la manera en que abordaba la situación con Irina, no lograba nada y dejó que ella se fuera, otra vez sin respuestas.


Load failed, please RETRY

Weekly Power Status

Rank -- Power Ranking
Stone -- Power stone

Batch unlock chapters

Table of Contents

Display Options

Background

Font

Size

Chapter comments

Write a review Reading Status: C1
Fail to post. Please try again
  • Writing Quality
  • Stability of Updates
  • Story Development
  • Character Design
  • World Background

The total score 0.0

Review posted successfully! Read more reviews
Vote with Power Stone
Rank NO.-- Power Ranking
Stone -- Power Stone
Report inappropriate content
error Tip

Report abuse

Paragraph comments

Login