Arlan se encontró en estado de shock al divisar la presencia inesperada de Yorian. Antes de que pudiera comprender completamente la situación, Yorian comenzó a explicar:
—Yo fui quien la apoyó en todo lo que atravesó. Fui yo quien la rescató de las garras de esa bruja, así como a ti.
Imbert siguió al elfo hasta la habitación, entrando sin previo aviso, y percibió de inmediato la atmósfera tensa. Entendió que las cosas podrían degenerar en caos fácilmente. Su mirada se fijó en Oriana, quien parecía visiblemente asustada, parada en su sitio como una estatua.
Arlan se levantó del borde de la cama, su mirada fija en el elfo:
—¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo sabes sobre la bruja?
Otra preocupación roía a Arlan. Si este elfo estaba al tanto de sus secretos, entonces su amigo Drayce también podría conocerlos. Arlan siempre había ocultado los aspectos más vulnerables de su vida, manteniéndolos exitosamente escondidos de todos. Pero ahora...