—Arlan no sabe nada de esto ya que no pude encontrar el coraje para decírselo —continuó el Rey, su voz cargada de arrepentimiento.
—Después de unos días del fallecimiento de Helena, cuando Arlan había comenzado a lidiar con el dolor de perder a su madre, vino a mí y acusó a Philip de su asesinato. Insistía en que lo capturara y castigara. Era solo un niño pequeño, confiaba en mí para llevar a cabo tal tarea. Cuando le pregunté si había visto a Philip y estaba seguro de que era él, Arlan me dijo que su cara estaba cubierta, pero que aún así podía reconocerlo. Aproveché el hecho de que no había visto la cara de Philip y continué negando su afirmación, con la excusa de reunir más pruebas. Cumplir el deseo de Helena y proteger a Arlan era más importante para mí.