Exhalando un suspiro resignado, Drayce se sentó en su silla.
Observando la evidente preocupación de Drayce, Arlan comentó —Deberías redirigir tus preocupaciones hacia Seren. Zaria Lynx ahora lleva consigo la sangre del Dragón.
—Cuando le di mi sangre, sabía que pondría a Seren en peligro, pero debes saber que confío en tus habilidades. Sé que eres capaz de proteger a Seren por todos los medios —explicó Arlan.
—No hace falta explicaciones. No te culpo por nada —Drayce le aseguró con severidad—. De hecho, Seren necesita ser protegida de algo más peligroso que esa Bruja Negra. Ella ni siquiera es una amenaza. La próxima vez que la vea, podría hacer que sea el último momento de su vida.
Una leve sonrisa tiró de los labios de Arlan —Eres libre de manejarla como veas conveniente. Mi trato con ella ha terminado y ya no tengo nada que ver con ella ahora.