—¡La carta de triunfo de la División 13! —La cara de Ugar era solemne, y ya no le importaba Han Xiao. Estaba enfocado en el hombre de mediana edad. Ambos eran poderosos artistas marciales, y cuando sus ojos se encontraron, fue como si una bomba simplemente explotara.
Ambos estaban echando humo, y sus puños chocaron como dos rayos eléctricos transversales iluminando el cielo. La escena pareció congelarse mientras el cielo rugía. Se podían ver ondulaciones formándose en la superficie del río.
—¡Qué escalofrío!
Los artistas marciales se especializaban en controlar su propio espíritu, y en entrenar la energía corporal.
La división 13 había jugado su carta de triunfo. Lin Yu no tuvo más remedio que enviar a Ugar, que estaba en el mismo rango, para contraatacar. Exasperado, ordenó: —Renette, ve a deshacerte de ese Fantasma Negro.
—Pan comido —respondió Renette.