Oberón deambulaba de un lado a otro en su sala de estudio, estaba preocupado y no podía dejar de pensar.
Mark entró a la sala de estudio e hizo una reverencia, Oberón se enfrentó a él.
—¿Alguna noticia? ¿La han encontrado? —parpadeó los ojos.
Él negó con la cabeza, —No, Su Majestad, no la hemos encontrado, hemos buscado en todos los lugares posibles pero no hay ni rastro de ella —respondió con firmeza.
Él suspiró, —¿Por qué se habrá fugado? Es tan terca —se tomó la cabeza, la frustración se apoderaba de él.
Selene entró a la habitación y miró a los dos hombres que hablaban de Nyx. Entrecerró los ojos con suspicacia.
Hablaron un poco más por un rato y Mark hizo una reverencia y se fue. Casi chocó con Selene, —Lo siento mucho, mi dama, no la vi ahí —se disculpó.
Ella lo miró con enojo, —Parece que tus ojos ya no pueden funcionar correctamente —siseó.
Él exhaló, —Mis disculpas, mi dama. Fue un error honesto.