Oberón estaba sentado cómodamente en la habitación donde se suponía que debía encontrarse con el Alfa Xander.
Le pareció una falta de respeto porque tuvo que esperar a Xander, que se estaba tomando una eternidad para venir a verlo.
Esperó algunos minutos más, antes de que Xander entrara con aire despreocupado a la habitación. Oberón estaba enfurecido, pero se controló.
—Finalmente llegaste —su sonrisa se convirtió en una mueca cuando sus ojos aterrizaron en Oberón.
Oberón rodó los ojos, no estaba de humor para jugar juegos con Xander.
—Vamos directo al grano, no estoy de humor para todo esto —dijo ásperamente.
Xander arqueó una ceja.
—Sé educado, recuerda que estás sentado en mi palacio —llevaba una sonrisa pero sus ojos eran serios.
Oberón apretó los puños, esta era una de las armas silenciosas que Xander usaba en su contra.
—Bien, ve al grano, ¿qué quieres?
—Oh, quería darte buenas noticias y también hacer una especie de acuerdo contigo —se acomodó en el sofá frente a él.