Bai Xifeng miró al cielo. Ha pasado casi un año desde que migró a este mundo. Muchas cosas sucedieron. Sin embargo, vivió al máximo. A veces reflexionaba sobre las cosas de su vida pasada.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Bai Tingfeng se acercó y se sentó a su lado.
—Hmm... Solo viendo el cielo —dijo Bai Xifeng—. ¿Todo va bien?
—Todo va bien. Padre podría estar ocupado los próximos días con respecto a la nueva ciudad que acaba de convertirse en nuestro territorio. Nos quedaremos aquí unos días antes de que alguien de la Ciudad Capital venga a hacerse cargo del resto —dijo Bai Tingfeng.
Bai Xifeng pensó en algo. Sus ojos se iluminaron. Se giró hacia Bai Tingfeng sintiéndose emocionada. Bai Tingfeng estaba confundido por la repentina alegría de Bai Xifeng.
—Entonces, nos vamos a quedar aquí algunos días, ¿verdad? —Bai Xifeng pidió confirmación.
—Sí —asintió Bai Tingfeng.
Bai Xifeng miró a Bai Tingfeng con anticipación.