Si Sam fallaba la prueba de talento, sería un mortal para el resto de su vida. No cabe duda que desahogaría su ira. Jordan no sería tan cruel como para pedirle que dejara todas las 100.000 monedas púrpuras. Era aceptable gastar un poco.
En ese momento, Jordan pasó del piso 200 al 201 para buscar al encargado llamado Lincoln. Su intuición le decía que aquel tipo llamado Lincoln sin duda podría ayudar a Jordan a resolver su identidad o, como mínimo, podría proporcionarle información.
Al llegar a esta planta, toda ella estaba vacía, a diferencia de la planta 200. Todavía había clientes paseando por el pasillo. Por un momento, Jordan no supo dónde encontrar al encargado.
Justo cuando Jordan miraba a su alrededor, una figura apareció detrás de él.
—Señor, ¿en qué puedo ayudarle?