Brad estaba encerrado en la habitación, así que no paraba de dar palmaditas en la puerta y de gritar en voz alta. Pronto se acercó Pablo, encargado de vigilarlo.
—¡Brad Howard, por qué gritas! Será mejor que te comportes y te prepares para ir a Marte.
—¡Jódete! No voy a ir a Marte. Que venga Jordan.
Sabiendo que Brad estaba asustado, le pidió a Jordan que se acercara.
Jordan llegó a la habitación de Brad y, al ver lo horrorizado que estaba, le preguntó: —¿Lo has pensado bien? ¿Quieres ir a Marte o darme una explicación sincera de tus actos?
Brad nunca se había rendido ante nadie en su vida. Incluso cuando le daban una gran paliza, nunca se rendía ni admitía la derrota. Sin embargo, esta vez tenía miedo. Estaba realmente asustado.
—No me envíes a Marte. Te lo diré, ¡te lo diré todo!
Dos minutos después, pidió a los astronautas, a Pablo y a los demás que salieran, dejándolos sólos.