—Ay, ay, ay... —dijo ella.
—¡Eso te pasa por no decírmelo antes, vamos a ver si te atreves a hacerlo de nuevo! —La pequeña cara de Lois Abbott estaba seria mientras sus manos blancas y delicadas pellizcaban y torcían la suave carne de Greg Jensen.
Greg Jensen parecía retorcerse de dolor, pero en realidad no dolía tanto. Su expresión era solo para seguirle la corriente a sus travesuras.
—¿Te das cuenta de tu error? —preguntó ella.
—Me doy cuenta. —Greg Jensen se rió entre dientes. Una novia debe ser consentida cuando es momento de consentirla y disciplinada cuando es momento de disciplinarla.
Ocasionalmente ceder y humorarla era en realidad un pequeño aderezo en la vida de una pareja.
Por supuesto, cuando se juegan ciertos juegos, hay que mantener el orgullo masculino, y es ahí cuando no se debe ceder en absoluto.