La batalla comenzó en un instante. Tan pronto como Ana se lanzó hacia adelante, su cuerpo una ráfaga de relámpago amarillo oscuro, el aura de Asher se encendió mientras sacudía la misma tierra bajo ellos.
Sus dedos se movieron, y en una fracción de segundo, dejó fluir la oscuridad a través de él, extrayendo de la energía infernal que crepitaba alrededor de su ser.
Ana era un rayo de pura velocidad, sus piernas no eran más que un borrón mientras cerraba la brecha entre ellos en un abrir y cerrar de ojos.
Iba a por un golpe rápido, tratando de noquear al Portador del Infierno antes de que pudiera reaccionar, tal como había planeado antes. Pero justo cuando estaba a punto de alcanzarlo, Rebeca sonrió con suficiencia al golpear su bastón en el suelo, liberando una potente capa de oscuridad heladora a su alrededor.
Ana frunció el ceño al saber que la Señora Sangrehielo intentaba distraerla y no dejar que su enfoque se desviara del Portador del Infierno.