Al llegar a la mansión, Damien encontró a Aurora durmiendo plácidamente en su habitación, justo como le habían informado. La serenidad de su sueño lo desestabilizó momentáneamente, haciéndole temer que ella podría ganar realmente su apuesta.
En verdad, Damien no estaba completamente seguro de que solo su amor por él fuera suficiente para hacerla quedarse. Dudaba si era una razón tangible para convencerla. Buscando ayuda, consultó a su madre, Teresa, quien le proporcionó ideas sobre cómo abordar la situación.
Esta invitación era parte del plan, pero no parecía estar funcionando. ¿Estaba demasiado fatigada, o no tenía inclinación alguna de visitar las Colinas Fantasma? ¿Cómo podría hacer que se quedara, si no iba a ceder?
Tenía planes de averiguar sobre su antiguo compañero, tal vez eso podría ayudar a entenderla correctamente. Cuando volvieran, le encargaría esa tarea a Enoch.