Él podía sentir su toque. Cada uno de sus dedos tocaba su rostro.
—Mira hacia abajo... mira hacia abajo.
Aiden se repetía esas palabras a sí mismo mientras su cuerpo entero estaba tenso bajo todos sus movimientos. Era la primera vez en la vida de Aiden que sentía miedo de mirar a alguien a los ojos.
En el pasado, había luchado contra muchos que eran mucho más fuertes que él. Pero esto era diferente. No podía moverse bajo su mirada. No podía intentar nada contra ella.
Si hacía un movimiento incorrecto, podría morir potencialmente.
—Ah... ¿por qué miras al suelo? ¿No quieres mirarme? —Ariel añadió con una sonrisa socarrona cuando vio que Aiden hacía todo lo posible por apartar la mirada de ella.
—Te prometo que no te arrepentirás. ¡Te gustará! ¡Lo prometo!
Ahora ella estaba justo detrás de él mientras acariciaba lentamente su espalda, haciendo lo posible por excitarlo, y parecía funcionar ya que vio cómo el miembro de Aiden se levantaba al instante.