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—¿Yo fui? —dijo Anna mientras comenzaba a alejarse lentamente de Evelynn, quien estaba atada.
Por alguna razón, parecía estar en estado de shock, insegura de cómo tal cosa era siquiera posible en primer lugar.
—¡Por supuesto que fuiste tú! ¿No recuerdas haberme hecho beber todas esas pociones? —Evelynn respondió furiosamente.
Ella estaba teniendo problemas para contener todas sus emociones dentro de sí misma mientras estaba al borde de explotar, y con buenas razones.
Acababa de ser torturada y posiblemente marcada para toda la vida, quién sabe qué había dentro de todas esas pociones. Probablemente había adquirido otros problemas por ello. Además, esas pociones eran todas negras, lo que no le daba ninguna confianza a Evelynn de que fueran pociones buenas con efectos positivos.
Aún así, no había forma de averiguarlo, así que mantuvo la boca cerrada.
—¿Yo te hice beber pociones? ¿Cuándo... Cómo? —murmuró mientras comenzaba a retroceder aún más.