Aliana no estaba segura de cómo los ancianos lograban purificar la miasma venenosa de las personas infectadas, no tuvo tiempo de preguntar sobre eso, pero notó un pequeño bolsillo que sostenían por turnos.
Abby se veía mejor y después de unos días, pudieron continuar su viaje de regreso hacia el sur, el aire aquí era bastante claro y el miembro de la manada parecía muy ansioso por el rumor de la miasma venenosa, se podía sentir en el aire, ya que su primer intento fue huir del continente a través del puerto.
—Nosotros también necesitamos irnos, Abby —dijo la Anciana Rosa, mirando a su hija. Su relación no se había arreglado mágicamente, pero después de que los ancianos salvaran a todos, Abby estaba dispuesta a tener una conversación civil con su madre.
—No voy a abandonar este continente —dijo Abby, y puso a Bielle en la cama.