—William Cole no prestó atención a las súplicas de Catalina. La agarró y la lanzó con fuerza sobre una cama que albergaba a un paciente mutado.
—¡Ahh! —gritó en voz alta Catalina, solo para ser atrapada por el paciente mutante.
—Squirt, squirt, squirt —el paciente mutante tenía uñas largas, como un zombi, dejando arañazos por toda la cara, el cuello y los brazos de Catalina.
—¡Ahh! —gritó aterrorizada Catalina mientras luchaba por escapar. Logró llegar al otro lado de la habitación, abrió varios frascos de medicina y preparó el fármaco antiviral.
—No... no! Estaré bien, debo estarlo... —Catalina estaba pálida y con las manos temblando incontrolablemente. Debido a su nerviosismo y miedo, dejó caer varios frascos. Finalmente, logró preparar una jeringa con agente antirretroviral y la clavó en su brazo.