Capítulo 1 Parte 1
El sol se asomaba por detrás de la montaña para anunciar que un nuevo día había comenzado, los sonidos montañosos y boscosos chocaban entre sí creando una mezcla sonora que solo la escucharía en las puertas del cielo.
Las plantaciones de maíz y trigo de la montaña de al lado danzaban al son de la música de la naturaleza, mientras los primeros rayos del sol atravesaban la ventana de mi habitación...
¡Soné bastante culto diciendo eso! Aunque, fuera en mi mente... Ujum.
Una casa tradicional de dos pisos en la punta de una enorme montaña, con un jardín de flores, un estanque y un árbol de cerezos es la primera en recibir al sol por la mañana, bueno... eso fue hace cinco horas.
Ya me cansé de fingir que soy poeta, ahora hablando en serio...
Soy Rasec Zaid, ese tipo tirado en la cama que tiene ojeras y una camiseta que dice "tonto" en japones, la casa que describía es en la que resido, es la casa de mi maestro Seji-sensei, nadie de esta pequeña ciudad sabe su verdadero nombre, aunque al ser salvadoreño solo me imagino el nombre más gracioso que jamás habré oído.
Si, dije que es salvadoreño, al igual que yo. Poco a poco irán sabiendo más sobre eso.
Justo acabo de recordar que las vacaciones de verano terminan este día, me la pasé a diario entrenando para crear pupusas e igual tomaba descansos para salir con amigos, sin embargo, la idea de regresar al instituto me hace desear que las vacaciones duren más tiempo.
No puedo quejarme, en las vacaciones he jugado muchos videojuegos, leído mucho manga, visto mucho anime y me he desvelado más de lo normal hasta el punto en el que no dormí tres días seguidos.
Pero, y justo en este momento, siento que alguien estaría a punto de interrumpir mi sueño.
— ¡Levántate flojonazo, y busca algo que hacer!
Mi maestro se ha cansado de que siguiera durmiendo, muy molesto toca fuertemente la puerta de mi habitación para que me levantara.
Me siento en la cama con cara de cansancio y con mis cabellos revueltos.
— Demonios, me volví a pasar de la hora.
Murmuraba insultos mientras me pongo mis pantuflas de gato.
Supongo que no es normal que vean una habitación así de desordenada, en caso de que lo sea es porque de seguro la tienes igual…
Luego de levantarme y frotarme los ojos, entro al baño, lavo mi rostro y procedo a bajar las escaleras para ir donde Seji-sensei, mi maestro de cocina.
Aún adormitado le digo:
— Son las nueve de la mañana.
— ¡Debiste levantarte a las cinco para cortar los tomates y preparar la salsa!
Muy molesto apunta al reloj con la espátula que estaba usando para preparar las pupusas para nuestro desayuno.
— Lo olvidé…
Tomo asiento en la barra enfrente de la plancha.
Me muestro indiferente, aún con sueño pretendía haber olvidado mis obligaciones mientras que Seji-sensei pone frente a mí un plato con tres pupusas de frijol con queso.
A pesar de ser mi platillo favorito, los miro con un poco de desprecio.
— ¿Otra vez pupusas? Sabe que me encantan, pero llevo comiendo esto toda la vacación.
Muy molesto voltea hacia mí apuntándome con la espátula grasienta y caliente.
— ¡Habrías decepcionado a Reina-sensei si hubiera escuchado esas palabras!
— Si, sí.
Seji-sensei voltea para seguir preparando las pupusas que hacían falta.
— Ahora termínate eso, que vendrás a ayudarme a la pupusería.
El siguió preparando su desayuno mientras me decía eso, en fin, para que no se molestara más decido obedecerle por el resto del día, así que iré ayudarle en la pupusería tal y como me lo había pedido sin renegar.
De seguro se preguntarán, ¿qué diablos es una pupusa o que es una pupusería? Si no se lo preguntan igual lo contaré.
Las pupusas son un platillo típico del país donde me crie hasta los 10 años, El Salvador. Están hechas a base de masa de maíz o de arroz previamente aceitadas, dentro de eso se le agregan frijoles, queso, chicharrón u otros ingredientes de su gusto, son lanzadas en una plancha caliente.
Y una pupusería es un restaurante en donde se vende esta comida.
Vine a Japón con mi maestro Seji-sensei para aprender este arte, y porque mis padres salieron a un largo viaje y decidí quedarme con mi maestro aquí en Japón, no sé por qué no nos quedamos en El Salvador... pero bueno, cosas de adultos supongo.
Igualmente, no me molesta haber venido a Japón, ya que conocí a la chica más linda que jamás habría imaginado.
En fin, hoy continuaría mi entrenamiento para hacer la pupusa perfecta.
Para llegar a la pupusería es toda una travesía, debo bajar las escaleras de mi casa que parecen infinitas ya que, por algún motivo, Seji-sensei el decidió vivir en la cima de una gran montaña, no tengo problemas en subirlas o bajarlas ya que llevo haciéndolo desde que vivo aquí.
Siempre llevo las mezclas de chicharrón y queso, la masa de maíz y de arroz mientras que Seji-sensei carga con el curtido, la salsa y los chocolates que preparará en la pupusería.
El local al que vamos está ubicado en el corazón ciudad que está justo en las faldas de las montañas, es una ciudad rural y pequeña rodeada por estas, su nombre es Ana no mura, que en español sería "pueblo del agujero" o como yo lo conozco, "El hoyo" porqué donde antes vivía había un lugar similar a este llamado "El hoyo" debido a que estaba en las faldas de un cerro y a orillas de una cordillera.
Ya en la pupusería, me encargo de bajar y ordenar los asientos de madera mientras Seji-sensei se encarga de limpiar las mesas.
Una vez acabado eso y ya luego de haberme activado por completo iniciamos.
— ¡Bien, es momento de continuar con tu entrenamiento, Rasec!
— ¡Sí, Seji-sensei!
Con un perfecto pulso, Seji-sensei corta un tomate por la mitad dejando ambas partes de tamaños visualmente similares.
— ¡Esta es la forma correcta de cortar un tomate!
— ¡Sí!
Muy energéticamente, Seji-sensei agrega media taza de vinagre blanco a la mezcla de repollo, zanahorias y jalapeños.
— ¡Para crear un buen curtido, debes utilizar la cantidad exacta!
— ¡Sí, Seji-sensei!
No es malo verlo tan enérgico, pero se me hacía muy raro, me sorprende la rapidez con la que se mueve, emana una energía envidiable para una persona de su edad.
Al momento de aplanar las pupusas puedo observar lo rápido que es.
— ¡Para que la pupusa quede uniforme, debes darle una forma redonda al mismo tiempo que lo aplanas!
— ¡S-sí, Seji-sensei!
El solo estar cerca de él hace que me sienta cansado y el ambiente se ponga pesado; eso era muy inusual.
— ¡Finalmente, voltea la pupusa para que quede en este ángulo exacto!
— ¡E-eh, sí, Seji-sensei!
Las horas pasan bastante rápido, el pensar en todo eso me deja agotado, son las seis de la tarde, pero decido dormirme temprano hoy porqué las vacaciones de verano ya finalizaron.
No duró mucho esa idea en mi cabeza cuando de repente alguien abre la puerta.
— ¡Uraseku-senpai!
— ¡Mi-Miru-chan!
Me sorprendo nerviosamente al escuchar que una chica me llama.
Una bella chica con el cabello naranja que luce tan fino como la seda se aparece en el local, con una camiseta de botones color rosa y una falda larga color blanca, es Miru-chan; mi amiga desde hace tres años, cuando no podía contar con nadie más en este pueblo, ella siempre estuvo ahí para mí.
Vamos al mismo instituto solo que ella es un año menor que yo, por ese motivo me dice "senpai" que aquí en Japón es una forma de referirse a alguien de grados superiores.
Como es alguien que ha vivido toda su vida en Japón le cuesta pronunciar bien mi nombre, en lugar de llamarme Rasec me dice "Uraseku" debido a que aquí no existe el sonido de la erre ni el sonido "k" sin llevar una vocal después.
— ¡Uraseku-senpai!
— E-eh, bueno, solo dime Rasec.
Me sonrojo y aparto la mirada.
Era imposible ocultar el hecho de que me había sonrojado luego de que me dijera senpai, aunque sea algo de todos los días aún no me acostumbro, esos juegos raros y animes que veo me han corrompido la mente al parecer…
Seji-sensei me mira con algo de admiración y me dice:
— ¡Oh! ¿Es de nuevo esa chica de la que tanto hablas?
— Es mi amiga...
Sí era imposible ocultar mi cara sonrojada, lo era aún más ocultar mi cara de incomodidad luego de que Seji-sensei dijera eso.
— ¡Eso no importa, senpai, ven conmigo por favor!
En su rostro se ve una expresión de preocupación, así que decido acompañarla.
Parecía ser algo de lo más serio.
Capítulo 1 Parte 2
Miru-chan me lleva a un lugar no muy lejos de mi casa, la luz del día empezaba a desaparecer desde las montañas mientras el sol se ocultaba.
— ¿Q-qué querías mostrarme?
Le pregunté con mucha curiosidad y preocupación debido a que ella se mantuvo seria y callada durante todo el camino al lugar.
— Mira eso.
— ¿Eh?
Ella me lleva al otro lado de las faldas de la montaña y me muestra un meteorito partido por la mitad.
No puedo ocultar mi sorpresa al observarlo, por cómo se ve no parece llevar ni veinticuatro horas de haber impactado, me sorprende el hecho de que no realizara ruido alguno al momento de haber caído o que haya causado una gran destrucción por su tamaño.
Realmente este meteorito pudo haber acabado con este país y sus alrededores.
— ¿U-un meteorito?
— Anoche, mientras observaba las estrellas noté un extraño resplandor, se me hizo bastante raro, y en eso algo se acercó velozmente hacia mí y me dejó noqueada.
Lentamente fue desviando su mirada hacia el suelo.
— Y cuando desperté, noté esto.
— ¡O-oye!
Miru-chan había comienza a desabotonarse la camiseta que llevaba puesta.
Al principio no entendía porque estaba haciendo eso. Yo al ser un chico que tiene casi nulo contacto con mujeres, y con humanos… no pude evitar sonrojarme y pensar cosas indecentes, sin embargo, no era nada de lo que yo pensaba.
Mientras intento hacerme el distraído ella me muestra su espalda, en medio de todo, había lo que parece ser una especie de marca o tatuaje de un diamante color rosa con una forma poligonal de corazón en el centro.
— ¡¿E-eso es un tatuaje?!
— Anoche un diamante color rosa impactó en mí y me dejó esta marca, no es un tatuaje como tal, no sé si sea algo malo a largo plazo el que siga ahí.
— E-eso es m-muy raro… realmente no sé qué pensar al respecto…
¡¿Por qué no dejo de tartamudear?! Intento desviar mi mirada, pero solo termino dándome cuenta de algo sorprendente.
— O-oye, Miru-chan, el meteorito parece que tiene algo brillante.
Veo un diamante color verde que está emanando luz, me siento rápidamente atraído a él, pero no sé porque se me pasó por la mente el tocarlo si vi que el diamante que tuvo contacto con Miru-chan dejó una marca en su piel.
— ¡Senpai, espera, podría ser peligroso!
— ¡Woh!
Sin pensarlo dos veces toco el diamante.
¿¡Qué es todo este poder?!, ¡es magnífico! Junto con el diamante, empecé a emanar una luz color verde y mucha energía, ¡Está expulsando demasiada energía!
¡ES DEMACIADA ENERGÍA!
— ¡GHHHAAAAAAAAAAGHH!
Siento como poco a poco me canso, casi como si el diamante estuviera absorbiendo toda mi vida.
Un fuerte latido salió de mi corazón, el diamante comenzó a unirse a mi mano, las venas que ahí pasaban se apartaban y desconectaban para darle paso al diamante y luego reconectarse a este.
El dolor es insufrible, la luz y la energía liberada es tan grande que se puede ver a kilómetros de distancia.
Eso me deja muy agotado, pero sorprendentemente no me deja inconsciente.
Después de tanta liberación de energía caigo rendido al suelo, me cuesta respirar y empiezo a sudar bastante.
Miru-chan estaba muy asustada.
— ¿Estás bien? E-el diamante... ¡Se unió a ti!
Se había unido a mí, pero de una forma un tanto diferente a la de ella, lo mío no se convirtió en una marca, sino que se quedó como algo físico.
La espalda de Miru-chan también comienza a liberar una luz; sin embargo, esta es más suave y blanca.
De la marca del diamante sale lo que parece ser un fantasma hecho de tela muy sonriente, Miru-chan y yo nos quedamos asombrados por eso.
La marca del diamante empieza a convertirse en un diamante de verdad que parece estar impregnado en ella, casi como el de mi mano.
— ¡Hacen mucho ruido, no me dejan descansar! — Exclama lo que salió del diamante con cara de sueño.
— ¡Es un teru teru bozu!
Lo que salió de la espalda de Miru-chan es un teru teru bozu, pequeños muñecos de papel o tela que se usan para ahuyentar la lluvia, pero este podía hablar y moverse libremente.
La curiosidad me obligó a preguntarle aun en el piso:
— ¿Quién eres?
— Soy Ai, el espíritu que habita en el diamante del amor.
— ¿Diamante del amor? ¿Te refieres a esa cosa en la espalda de Miru-chan?
— ¡Si, vengo del diamante color rosa!
¿Qué clase de broma es esta…?
— ¿De dónde proviene el meteorito?
— ¡No lo sééééééé!
— ¿Cuál es tu propósito aquí?
— ¡No lo sééééééé!
¡Tch, no lográbamos sacar ninguna respuesta! Esta cosa tampoco parece saber mucho.
Miru-chan me ayuda a levantarme del piso, aun sigo rendido, pero puedo mantenerme en pie.
Ai, el espíritu del diamante nos mira con curiosidad.
— ¡Me caen muy bien los dos, debería presentarles a mis otros hermanos!
— ¡Hay más!
Para este punto creo que ya nada me sorprende.
— Sip, todos venimos de los diamantes.
— Pe-pero ¿qué hacen, por qué se unieron a nosotros?
— El diamante los eligió, así que se podría decir que son dignos de usar su poder.
Este teru teru bozu en lugar de aclarar mis dudas solo me deja más preguntas, aun así, Miru-chan parece interesarse en las funciones del diamante.
— ¿Poder? ¿qué clase de poder?
— Detecté que en tu corazón no hay odio alguno, ¡solo amor! Por eso te elegí como portadora del diamante del amor.
Qué cosa de los más cliché…
Pero era cierto, Miru-chan es una chica espectacular, así que no me sorprende que en ella no haya nada de odio, pero ahora mismo me preguntaba otras cosas.
— ¿Y, mi teru teru bozu está en el diamante?
— No detecto su presencia, pero de seguro estará cerca de aquí.
Justo iba a preguntarle si podía detectar a los otros espíritus y diamantes, pero Miru-chan se me adelantó.
— Así que puedes detectar a tus hermanos.
— Deberían estar cerca... ¿Uh?
Ese fue el gruñido del estómago del teru teru bozu, ¿cómo es posible que a un teru teru bozu le de hambre? ¡Ese gruñido sonó hasta el pueblo! Bueno, quizá exagero.
— ¡Tengo hambreeeee!
— Ya tranquila, Ai-chan, ya veré que darte de comer.
Mientras Miru-chan intentaba calmar a Ai, mi teléfono celular empieza a sonar.
— Ujum, disculpen, voy a contestar.
— Oh, está bien, Senpai.
¡Tch, ella si sabe cómo ponerme nervioso, tantas novelas visuales me dejaron la mente sucia!
En momentos así será mejor mantener la compostura.
— Umm, es Seji-sensei, hola.
Lo noto bastante enojado e insultante, no me sorprende mucho la verdad, pero este caso parece ser distinto, será mejor que vuelva a casa.
Dirigiéndome a Miru-chan le digo:
— Era Seji-sensei, ¿Por qué no vamos a casa y hablamos de esto mientras comemos pupusas?
— ¿Puedes caminar así?
— No te preocupes, estaré bien.
— Eh, sí senpai, entonces este sería un buen momento para que pueda probar las pupusas.
No recordaba que de tres años de amistad nunca la lleve a comer la comida que preparo. ¿Quién los diría…?
El diamante de Miru-chan no ha vuelto a ser una marca y al momento de ponerse su camisa nuevamente se notaba una especie de bulto en su espalda.
Ai al oír sobre las pupusas se exalta muchísimo y empieza a revolotear.
— ¡¿Pupusas?!, ¡¿qué es eso, se come, es algo delicioso?!
Es muy ruidosa, el camino de regreso a casa no fue nada sereno, quería pasar más tiempo a solas con mi kohai... ¡Siempre quise decirle eso! Aunque sea en mi mente... kohai es como se refiere a alguien de un grado inferior aquí en Japón.
Mientras vamos caminando hacia la casa de Seji-sense, Miru-chan comienza una conversación a pesar de los ruidos de Ai.
— Uraseku-senpai.
— Eh, solo dime Rasec.
Le respondo sonrojado.
— En ese caso, Uraseku...
¡Waaaaaaahhh, ¿cómo puede ser tan lindaaaaaaaaaa?!
— Ujum, dime, Miru-chan.
Volteo a ver a Miru-chan con mi mejor mirada, o eso creo que intentaba hacer, las ojeras no ayudan mucho que digamos…
En este momento se me hace imposible ocultar mi nerviosismo, ¡Y Ai hablando de fondo sobre comida no ayuda!
— ¿Para qué crees que servirán estos diamantes? Me pone nerviosa que sean para algo malo.
— Umh, así que era eso… no te preocupes, estoy seguro de que encontraremos a alguien que pueda darnos información al respecto.
Volteo a ver al frente nuevamente con mi expresión seria de toda la vida.
No sé por qué le dije eso, realmente estoy muy confundido y cansado por tanta liberación de energía, en un momento como este no puedo pensar claramente.
Estos diamantes pueden ser algo peligroso, no sé cómo podremos ocultarlos de la gente.
Al menos llegamos a casa después de un largo momento ruidoso.
Solo quiero un poco de paz y esperaba encontrarla en casa.
— Estoy en cas... ¡ahhhh!
¡N-no me lo puedo creer, ¿es real lo que veo, Se-Seji-sensei tendrá un diamante también?!
— ¡Dame ese sake!
— Nopi *hip*
Seji-sensei está siguiendo por toda la casa a un teru teru bozu que se está tomando su sake, finalmente, el teru teru bozu se desmaya, Miru-chan y yo nos quedamos estupefactos por lo que hemos visto.
— ¡Ah, Chie, hermano! — Exclamó Ai alegremente.
— ¡¿Hermano?!
No fue tan difícil encontrar a otro portador de un diamante… ¡Ai encontró a un hermano suyo! ¡definitivamente hemos encontrado a otro portador!
Me alegra que haya sido alguien tan cercano como Seji-sensei, pero ahora lo veo muy cansado.
— ¿Por qué tuvo que salir una cosa tan molesta, que fastidio?
— ¿U-usted también tiene uno, Seji-sensei?
— Un qué.
Miru-chan le pregunta:
— Un diamante, ¿usted también tiene la marca de un diamante?
— ¿Eh? ¿yo también? ¿así que ustedes dos tienen uno?
Hay algo raro, todos tienen un teru teru bozu, pero el mío no ha aparecido, eso era lo que rondaba por mi cabeza en ese momento.
— Yo tengo un diamante, pero no he visto salir un espíritu de él, no sé si...
No terminé lo que iba a decir cuando alguien abre la puerta de la casa muy fuerte y grita.
— ¡¿Quién tocó el diamante?!
— ¡Eh!, ¡quién abre la puerta así, jo...! Ah Rasec, creo que esa cosa de ahí es lo que buscas.
— ¿Eh?
Volteo a ver a la puerta y veo un teru teru bozu con una corbata verde.
— ¡Hermano, eres tú, Kibō! — Exclamó Ai al verlo entrar.
— *Hip*
— ¿Hermano?
Ahora Seji-sensei se mostró confundido, que bueno que alguien tan listo también se siente tonto ante algo así, aunque creo que para cualquiera sería extraño todo esto, Ai respondiendo a la pregunta que le hizo mi teru teru bozu le dijo:
— ¡Ese chico con cabello de mujer tocó el diamante!
— ¡¿Mu-mujer?!
Quedé paralizado después de eso, ¿parezco mujer con el cabello así de largo?
— ¿Ves por qué te dije que te cortes el pelo?
¡Seji-sensei no ayuda en nada!
— ¡¿Cómo te atreviste a tocar el diamante de la esperanza?! — El teru teru bozu que entró parece muy molesto, ¡pero imaginen como estoy yo por lo que dijo Ai!
— ¡¿Cómo que cabello de mujer?!, ¡que me lo cuide y lo tenga largo no significa que sea cabello de mujer!
— ¡No me ignores, maldito idiota!
Mi teru teru bozu empieza a alzarse tomando impulso, al parecer quería golpearme, pero supongo que el al ser un espíritu no hará nada más que...
— ¡Aaayyy, ¿Sí eres un espíritu como sentí tus golpes?!
Afortunadamente, Miru-chan interviene en la discusión que tenía con el espíritu de mi diamante.
— ¡Oigan, oigan, no sean tan violentos! ¿Qué sucede con el diamante que tocó Uraseku-senpai?
Exclamo Miru-chan ahora dirigiéndose a Ai.
— Bueno, como todos los demás diamantes, el diamante de la esperanza solo puede llevarlo alguien cuyo sentimiento más fuerte sea la esperanza, lo mismo con el diamante del amor en tu caso y el de la inteligencia en el caso del anciano.
Seji-sensei se pone en modo serio, al parecer analizando la situación, luego de oír que es muy listo pone una expresión de orgullo.
— No soy un anciano, pero bueno, entiendo que yo sea muy listo y esta chica realmente parece amar hasta las cosas más feas… pero este tonto no parece sentir nada.
Seji-sensei se estaba refiriendo a mí, vaya sorpresa,
Luego de eso el espíritu de mi diamante me golpea de nuevo y me grita:
— ¡Grrrrah, Ese es el problema, ¿cómo pretendes usar el diamante si no tienes un fuerte sentimiento por la esperanza!
Muy molesto le devuelvo el golpe.
— ¡Oye, ni siquiera se para que sirve tenerlo!
— Uraseku-senpai tiene razón, ¿para qué sirven los diamantes?
Me alegra saber que no soy el único confundido en esta situación, al menos no me siento tan tonto.
[Continuará la próxima semana]