—¿Por qué estás tan enfadada? —dijo Amelie inclinando la cabeza hacia un lado y doblando sus orejas hacia atrás para acentuar el movimiento—. Oh, Icey, fue un poco frío de mi parte devolverte tus frígidos avances
Amelie mantuvo su sonrisa mientras cada juego de palabras conseguía que Shizuka se viera menos y menos impresionada con su amiga. Intentando ignorar sus bromas, Shizuka en cambio usó un sello de dos anillos para invocar una espada para sí misma y cargó.
—Oh, qué bostezo mi querida zorra —dijo Amelie sentándose lentamente—. Tú no eres la guerrera que crees ser. ¿Todos esos debiluchos te han distorsionado tanto la percepción?
Eventualmente, Amelie llegó al suelo y se estiró bostezando. Al mismo tiempo en que Shizuka la alcanzó, hizo un tajo al brazo derecho de Amelie, el que sostenía el tridente. En respuesta, Amelie usó su mano izquierda para jalar su brazo hacia su lado y continuó estirándose mientras la espada de hielo de Shizuka se clavaba en el suelo.