Ya que tengo que esperar, aprovecho para ir a ver a Yan Xiulan. Me abre, con timidez y sorpresa.
–Kong… Hola… ¿Necesitas algo?– me pregunta.
–He comprado una gema de las que pediste– le enseño una de ellas.
La verdad es que no quiero decirle aún las que he comprado. Si salen mal, le forzaría a comprarlas igualmente. O, por lo menos, me costaría convencerla de lo contrario.
–Ah… Gracias… Espera… Entra…– me ofrece entre dubitativa y tímida.
Cuando lo hago, ella ya está casi en su mesa de trabajo. Inspecciona por unos momentos la gema. Luego me mira.
–¿Cuánto te ha costado?– me pregunta.
–5.000.
Le prometí que le diría el precio exacto. Aunque no le prometí nada sobre el número.
–Está bastante bien. Gracias por traerla. Lástima que no haya más. Podría hacer algunas pruebas…– empieza a decir.
–Bueno, de hecho tengo algunas más– confieso.
–¿Algunas?– me mira extrañada.
A estas alturas, no puedo ocultar unas pocas. Así que dejo las veintidós restantes sobre la mesa. Ella abre muchos los ojos. Las mira. Me mira. Se pone a inspeccionarlas. Aunque se detiene. Me mira de nuevo. Se acerca. ¿Está enfadada?
–¡No lo vuelvas a hacer!– me regaña.
–¿El qué? ¿He comprado demasiadas?– me siento un tanto confundido.
–No, eso no. Te lo agradezco, pero… No me lo vuelvas a ocultar– me pide. Parece molesta.
–¿Qué quieres decir?
–Oh, vamos. Solo me has enseñado una. Si era mala, no me enseñarías las demás. Ya me lo dijeron… ¡No puedes hacer eso! No quiero aprovecharme de tu amabilidad. Prométemelo. Nada de ocultarme nada de eso otra vez. Si no, no quiero que compres nada más. Me sentiría culpable…– me expone totalmente.
No sé si está enfadada, decepcionada, o exactamente qué. Parece que no le ha gustado que no se lo contara. ¿Y qué ha querido decir con "Ya me lo dijeron"? Lo que está claro es que he sido descubierto. No pensaba que le fuera a molestar tanto.
–Lo siento, no volverá a pasar algo así. Lo prometo– le aseguro.
–Vale– acepta–. ¿Cuánto en total? A ver… 120.000…
Si estaba enfadada, se le ha pasado de golpe. Incluso sonríe. Espera…
–115.000– la corrijo acusadoramente.
Ella saca la lengua. Lo ha hecho queriendo. Acordamos que nada de pagar de más. ¿Es una pequeña venganza? Es una curiosa faceta de ella que no conocía. Aunque sigue estando bastante roja.
–Voy a buscar los puntos. Cierra un momento los ojos– me pide.
Oh. Eso duele un poco. Pero obedezco. Supongo que es normal que no quiera que sepa dónde los guarda, si los ha puesto en una tarjeta. Aun así, su desconfianza resulta un tanto… Como decirlo… ¿¡Qué!?
Mientras estoy pensando en ello, noto su respiración muy cerca. Justo después de pagarme lo que me debía. Noto sus labios junto a los míos. Aunque solo por un momento. En un breve beso. Abro los ojos incrédulo.
Ella se ha girado enseguida. Aunque puedo ver que está más roja que antes. Hasta las orejas. Y me ha pagado directamente, sin tarjeta. ¿Ha sido una excusa para besarme?
–Gracias por todo– dice en prácticamente un susurro.
No puedo evitarlo. Doy un paso hacia ella. La cojo suavemente de la cintura. Apretándola contra mí. Ella se tensa. Se queda totalmente quieta. Acerco mis labios a su mejilla. La beso.
No puedo negar que me gustaría ir más allá. Quizás ella se rendiría si fuera agresivo. Pero por nada del mundo quiero asustarla. Hacerle daño. Presionarla. Por ahora, me conformaré con ese pequeño beso que me ha dado en los labios. Ha sido muy dulce.
–Gracias a ti– le susurro al oído.
Ella se estremece. Se acaba apartando de mí con timidez. No sabe muy bien qué hacer.
–Yo…– empieza a decir, como disculpándose.
–Está bien. Ha sido realmente dulce. Espero merecerme más otro día. Mejor que me vaya ya– me dirijo hacia la puerta.
Ella no dice nada. Abre la protección de qi. Cuando la cruzo, habla.
–Has… Hasta pronto– se despide.
–Hasta pronto– me giro, sonriéndole.
Ella me devuelve la sonrisa. Y recupera el poco rojo que había perdido. La puerta de qi se cierra de golpe. No puedo evitar sonreír aún más. Es adorable.
—————
Las chicas deciden darme un beso en los labios. Corto y dulce. Como Xiulan'er. Les ha hecho gracia.
–Me gustaría abrazarla. Es tan linda– interviene Hong.
–Pues tendrás que esperar– ríe Liang.
–Kong está siendo muy lento– me critica Shun.
–A ver, me lo vais a explicar o no– me quejo.
–Que impaciente…– me critica Yi.
–Sé que lo hacéis queriendo– protesto.
–Eso no lo hace menos divertido. Ja, ja– se ríe Song.
–La próxima vez, no os digo nada hasta que me lo contéis vosotras– me cruzo de brazos.
–Tch. Al final aprenderá– lamenta Shi.
Todas se ríen. Incluso yo no puedo mantener más mi fachada de enfadado. No puedo con ellas. Al final, Yu tiene piedad de mí.
–Bueno, todo ha empezado cuando han querido que los acompañáramos al mercado. Antes de eso, estaban extrañamente aduladores. Seguro que es cosa de su tío. Deben de tener miedo de que rompamos el compromiso cuando subamos de nivel. Con razón. Eso queríamos hacer. El compromiso es solo un preacuerdo– empieza.
Prefiere no hablar más del compromiso. Ya se han quejado muchas veces de que todo ha sido orquestado por su tío para ganar más poder. Para hacer un favor a la familia de su mujer a cambio de vete a saber qué. Casarse en la de las gemelas es una mejora en su estatus.
–Eres la mejor– la abrazo, la siento sobre mi regazo y le beso la mejilla. Ella se sonroja un poco.
–Ah, no sabía que contarlo tenía esas ventajas– se queja Yi. Su hermana le saca la lengua.
–Bueno, creo que has oído parte. Estaba claro que tramaban algo, pero no hemos tenido más remedio que aceptar acompañarlos. Aunque ha sido gracioso verlos tan emocionados con los puestos– sigue Yu.
–Esos paletos debe de ser la primera vez que salen de su casa– los critica Yi con desdén–. Ni siquiera han sabido disimular cuando se creían que nos han convencido para entrar a la tienda de ropa.
Sin duda, está enojada con ellos. Se pone junto a mí. Exigiendo un poco de atención. No se queja cuando mi mano acaricia su costado, su estómago, su nalga, incluso su pecho ligeramente. La suya está en mi espalda. Las chicas las dejan hacer. Incluso me dicen con la mirada que siga así. Aunque amenazándome si me sobrepaso. Bueno, quiero al menos que acaben la historia.
–Ya has visto como han insistido para que los acompañáramos al probador. Una vez dentro, se han abalanzado sobre nosotras. Nos han cogido de las muñecas. Ha sido un tanto desagradable– se muestra asqueada Yu.
–Los muy idiotas. Decían cosas como: "Ahora entenderéis lo que es un hombre." "Soy tu prometido y tengo derecho." "Vas a ser mía." "Ahora entenderás tu sitio." Si ellos supieran…– Relata Yi, poniendo una voz un tanto ronca para imitarlos, y queriendo sonar estúpida.
–Supongo que no esperaban recibir un rodillazo en sus partes– relata Yu. Esta vez parece divertida.
–Ja, ja. Deberíais haber visto sus caras– ríe Yi.
–Bueno, les hemos visto caminar cuando han salido. Ji, ji. Iban con las piernas un poco abiertas– ríe Shi.
––Ja, ja, ja–– reímos todos. Aunque a mí me recorre un pequeño escalofrío.
–Luego hemos ido a escribir una carta a la familia. Relatando los hechos. El intento de violación. Y no hemos querido saber nada más de nuestro tío. Ha enviado a alguien para llamarnos, pero lo hemos ignorado. La carta debería llegar antes que él. Ha costado un poco más, pero la hemos puesto urgente. Bueno, las hemos puesto. No podemos arriesgarnos que uno la retrase o la rompa. Hemos exigido el fin del compromiso. Asegurando que teníamos testigos. Los tenemos, ¿verdad?– explica Yu.
–Por supuesto. Wei lo ha visto todo– ríe Shun.
–Si lo necesitáis, estaremos con vosotras– asegura Liang.
–Lo que haga falta– la beso en la mejilla.
–¡Eh, yo también quiero!– pide Yi.
La beso también. Por una vez, las demás no lo piden también. Dejan que una esté sobre mí. La otra apoyada en mi hombro.
–¿Os harán caso?– pregunta Hong.
–Seguramente. Hemos sido todo lo firmes que hemos podido. Si no lo hacen, pues esperaremos a subir de nivel para recalcarlo. Hemos dejado claro que nos negaremos siquiera a volverlos a ver– cree Yu.
–También hemos recalcado que no hemos obtenido ni un solo recurso, ni los necesitamos. Así que nos dejarán en paz, espero. Y nuestro tío no podrá quedarse nada con la excusa que nos lo ha dado– explica Yi, con patente rencor.
Aunque no lo parezca, ha sido desagradable para ellas.
–Por cierto. He reservado un vestido. Kong lo ha elegido para mí. Podemos ir todas a que os elija uno, si queréis– cambia Shi de tema.
¿Le he elegido uno? ¿Cuándo? ¿Se refiere al azul? ¿El que he dicho que hacía juego con sus ojos?
–¡Vale! ¿Vamos mañana?– se apunta enseguida Song.
–Me parece bien– sigue Liang
–¿Un vestido? ¿Puedo?– se sorprende un poco Hong.
–¡Claro! Podríamos comprar uno para Wei también– sugiere Yu.
–¡Buena idea! ¡Se nota que eres mi hermana!– la alaba esta vez Yi.
–Yo estoy de acuerdo– se apunta Ma Lang, algo tímida.
–Wei y Yo también– se suma Shun.
–¿Wan querrá?– pregunta Shi.
–Ni idea. Luego se lo preguntamos– se encoge Yi de hombros.
Hong va a decir algo, pero se calla. Supongo que quería pedir uno para Bronceada.
–Lo hablamos luego– zanja Shi.
–Supongo que mi opinión no cuenta tampoco esta vez– me quejo.
–¡Claro que sí! ¡Tienes que elegir los vestidos!– ríe Liang.
Suspiro. Esto no va a ser fácil. ¿Eh? ¿Qué hacen…?
–Se acabó el descanso. Hora de cultivar– cambia de tema Song.
–¿A quién le tocaba hoy primero?– pregunta Hong.
–¡Aaahh! ¡Lo siento…! ¡No he podido resistir más! ¡Aaah!– se disculpa Yu.
Mi miembro llevaba un rato erecto. Provocándola. Acariciando su entrada. Y lo ha acabado metiendo ella misma.
–Era de esperar… Esa pervertida…– la critica su hermana.
–Ya está hecho. Mañana pierden su turno. Así que dejamos a Yi después. ¿Os parece bien?– sugiere Shi.
Todas acaban aceptando. Mientras los movimientos y gemidos de Yu se intensifican. Mientras yo beso su cuello. Mis manos en sus pechos. Pellizcando sus pezones. Está como antes sentada sobre mí. De espaldas.
Las devuelvo a todas para que se decidan. Y para más intimidad. Menos a Yi.
Mientras Yu se mueve despacio. Restregándose contra mi piel
–Eres mía– le susurro al oído
No dejo de acariciar sus pechos. A veces una mano decide recorrer su piel. Incluso llegar a su clítoris.
Ella no acelera. Lo sigue haciendo despacio. Incluso cuando está a punto de correrse. Incluso cuando llega al orgasmo. Aunque a cierto punto, decide darse la vuelta. Y besarme apasionadamente. Sin soltarme hasta que la lleno. Unos minutos después
Yi está mojada. Me limpia mi miembro seductora con la lengua. Luego se pone a cuatro patas. Moviendo su precioso culo. Tentándome.
–¡¡Aaaaaaahhh!! ¡Por fin!– gime cuando la penetro. De golpe.
Puedo notar que no lo quiere suave. Así que casi salgo y la penetro de golpe otra vez. Hasta el fondo. Aunque decido pararme a la quinta embestida. Me inclino hasta llegar a su oreja.
–Di que eres mía si quieres que continúe– le susurro, amenazándola.
–¡Aaah! ¡Soy tuya! ¡Más! ¡¡¡¡AAAAAAAAAaahhhhhHHh!!!!
La he vuelto a penetrar de golpe. Con mucho qi. Tanto en mi miembro como en mis manos. Una en un pezón. La otra en su clítoris. Un pequeño estallido de placer.
Uno de sus pechos lo agarro. El otro puedo notar como rebota. Sus brazos acaban doblados sobre la cama. Su cabeza sobre ellos. Ella inclinada. Su culo alzado. Oscilando frente a mí a cada embestida. Realmente provocador. Aunque no tanto como su apretada vagina. A la que penetro un par de veces más después correrme. De que ella llegue al clímax.
Salgo de ella. Cae sobre la cama. Se gira para mirarme. Mientras trata de recuperar el aliento. Aunque sonriendo. Las dos han sido muy apasionadas.
–Hoy has estado muy posesivo– me acusa.
–Bastante. Estaba celoso– se suma su hermana, acusándome.
¿Solo por un par de veces que he dicho que eran solo mías? Bueno, quizás un poco. Solo un poco.
–En realidad, eres tú el que eres nuestro– me saca la lengua ella.
–Todo nuestro– la vuelva a apoyar su hermana.
–¿Quién es el posesivo aquí?– me quejo.
Se ríen. Se acercan. Me besan. Bueno, supongo que puedo ser suyo un rato.
Después, todas las otras me han preguntado por las gemelas. Están un poco preocupadas. Temiendo que les pueda afectar. Bueno, no lo parece. Al menos, no mucho.
Aunque no por eso han sido menos apasionadas, sumisas o dominantes, cariñosas. Lo peor es que parece que están ilusionados porque les elija la ropa. Espero no decepcionarlas.