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64.31% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 164: Promesa cumplida

Chapter 164: Promesa cumplida

Me estoy preguntando si Lin Tao habrá cambiado de idea desde la semana pasada. Lo sabré dentro de un rato. La tienda cerrará en menos de media hora. Yo entro para vender y que sepan que estoy aquí,

–¡Plaf!

–Tao'er, estás muy nerviosa hoy. ¿Te pasa algo?– le pregunta su clienta.

A Lin Tao se le ha caído un paquete. No sé muy bien si se le ha resbalado o qué ha sucedido.

–Estoy bien. Solo ha sido un accidente, madam– se disculpa ella.

La cliente mira a Guo Xua. Esta se encoge de hombros y niega con la cabeza. Cuando la clienta suspira y se vuelve hacia Lin Tao, Guo Xua me sonríe. Mientras, su clienta revisa el material que ha comprado. Solo es un instante. Sé que luego me sonreirá más.

La clienta observa a Lin Tao entre extrañada y curiosa. Sin duda, la conoce. Noto que está más torpe hoy, y ella debe preguntarse por qué. Puede que no haya cambiado de opinión, y está nerviosa por ello.

Parece que tiene bastante trabajo aún con esa clienta. Así que me atiende Guo Xua. Muy profesional. Sin que se le escape más que un guiño cuando sabe que la clienta no mira. Mmm. ¿No es una de las concubinas? Así tapado no puede reconocerme. No sé si se acordaría de mí. El guardaespaldas de quienes le vendieron el antídoto y le revelaron la conspiración. Mejor no averiguarlo.

Cuando me voy, aún está atendiéndola. Veo que Guo Xua va a ayudar. De hecho, la clienta acaba saliendo después de la hora de cerrar.

Espero un poco. Me aseguro de que nadie me vigile antes de acercarme por el lateral y llamar.

Guo Xua me abre. Cierro la puerta tras de mí. La cojo. La atraigo hacia mí. La beso. Me lo devuelve apasionada. Se deja coger en brazos. Casi me lo pide. Melosa. La subo a la habitación. No hay nadie.

–¿Y Lin Tao?– pregunto, extrañado.

–Luego. Ahora eres solo mío– me responde misterios y seductora.

No pregunto más. Hago lo que pide su mirada. Expongo su excitado cuerpo. Lo beso de arriba abajo. A veces succionando su piel. Mientras mis manos la acarician. La estimulan. Sus muslos. Sus pechos. Su clítoris. Su ombligo. Su cuello. Sus orejas. Su cuello. Su barbilla. Incluso le doy la vuelta para seguir estimulándola por la espalda.

Cuando está punto de llegar al orgasmo, la penetro. Se corre en ese momento.

–¡¡¡¡AAAAAAAAAAAaaaahhhhHHHHH!!!!– gime descontrolada, con mi miembro en su interior.

Espero a que sus convulsiones amainen. Mientras la beso con suavidad. Ella acostada en la cama bocabajo. Yo sobre ella.

Empiezo a moverme. A entrar y salir de ella. Aplastando sus nalgas a cada embestida. Una de mis manos por debajo de su cuerpo. Estimulando su clítoris. La otra juega con su cabello. Acaricia sus orejas. Su mejilla. Antes y después de un beso.

La follo ni muy suave ni muy salvaje. Entrando y saliendo. Moviéndome a veces en círculo. Sin dejar de acariciarla. De estimularla. De susurrarle al oído

–Eres preciosa.

–Me encanta estar dentro de ti.

–¿Más rápido?

–Parece que estás cerca.

Ella a veces me responde. Otras solo gime. Sus brazos medio estirados hacia arriba. Totalmente rendida a mí. Disfrutando del placer. Estremeciéndose a cada embestida. Cada vez más. Me aseguro de que esté al borde del orgasmo durante unas embestidas.

–¡¡¡Aaaaaaahhh!!! ¡Más! ¡Hazme correrme! ¡¡Aaaaaaah!! ¡Asiiií! ¡¡¡Aaaaaaahhhh!!! ¡¡¡¡¡¡¡HHHHHHHHHHAAAAAAAAAAaaaaaaahahhHHHH!!!!!!

No dejo de moverme mientras se corre. Mientras su interior vibra y me aprieta. Mientras eyaculo en su interior.

Salgo de ella y la hago volverse. Su boca entreabierta. Su lengua medio fuera. Sus ojos húmedos, del extremo placer. Sonrojada del esfuerzo. Se quiere cubrir la cara.

–¡Aaaaah! No me mires ahora… Aaaahhh– me pide, inusualmente tímida.

–Estás preciosa. Muy sensual– le aseguro.

Cojo sus manos. Impidiendo que se tape. Lo hago con suavidad. No se resiste. La beso durante un buen rato. Mientras jugueteo con sus pechos. Los he tenido hoy muy abandonados. Me habrán echado de menos

–Lin Tao está abajo. Esperándote. No ha cambiado de idea– me revela un rato después, ya más calmada –. Ves a verla. Ella lo quería así.

No la acabo de entender. Pero le hago caso. Bajo. Desnudo. Mis ropas guardadas en el Almacén. Llevo un anillo para disimular.

Me encuentro a Lin Tao atada sobre el mostrador. Bocabajo. Como la primera vez. Vendada. Amordazada. Sus pies en el suelo.

Μe acerco. No digo nada. Pero seguro que puede oír mis pasos. Le acaricio los muslos. Se estremece. Subo poco a poco. Llego hasta sus nalgas. Bajo a su entrepierna. Oh, vaya.

–¿Ya estás mojada? Eres bastante pervertida, ¿verdad?– la acuso.

Ella no responde. Claro que no puede. Así que me doy la vuelta. Le quito la mordaza. Me agacho. Acerco mis labios. La beso. Ella responde apasionada. Nos separamos. Nuestra saliva cae sobre el mostrador.

–Mientras estés atada me vas a llamar Amo, ¿entendido?– le ordeno.

–Sí, Amo– responde ella, obediente.

–Quiero oírte decir qué quieres y cómo quieres que te folle– exijo.

Su rostro toma un tinte más rojizo. Aunque a pesar de ello responde.

–Quiero que Amo me deje embarazada. Que lo haga follándome como la primera vez. Atada. Quiero ser toda suya– asegura.

–¿Te excita que te folle atada?– le fuerzo a confesar.

–Sí… Amo…– no tiene más remedio que contestar. Lo hace un poco reluctante.

–¿También que te pegue?– continúo.

No estoy seguro si es como Fen Huan. A ver qué dice.

–Si no duele. El dolor no me gusta… Amo… Por favor– casi me suplica.

–De acuerdo. Ahora bien, si quieres un hijo, vas a tener que ganártelo.

–Sí, Amo– asiente.

Inmediatamente, comienza a chupar mi miembro. A introducirlo en su boca. A pasar la lengua por toda su extensión. En especial por la punta. Va mejorando. Aunque aún le falta para llegar al nivel de Ning o Rui.

Yo la cojo del pelo. Aunque no muy fuerte. Sin forzarla. Apartándoselo de la cara. Disfrutando del servicio. Dejando que el placer se acumule. Corriéndome en su boca. Haciendo que se lo trague. Que se relama. Que me vuelva a chupar hasta que está de nuevo erecto.

Luego me pongo detrás. Acaricio su entrada con mi miembro.

–Si lo quieres, pídelo claramente. No te voy a amordazar. Quiero oírte gritar– la provoco.

–Aaahh. Amo. Fóllame. Méteme tu polla en mi coño. Lléname de tu semilla. Por favor, Amo– casi me suplica –¡¡Aaaaaaahhhh!!

Gime cuando la penetro. Y sigue gimiendo a cada embestida. Incluso cuando le azoto las nalgas. Con suavidad. No quiero hacerle daño si no le gusta el dolor.

–¡¡¡AAAAAahhhhh!!! ¡Amo! ¡Más fuerte! ¡¡Úsame!! ¡¡Lléname! ¡¡¡¡AAAAAAAAAaaahhhhhhh!!!! ¡Hazme tuya! ¡Dame un hijo! ¡¡Aaaaaah!!

La follo empotrándola contra el mostrador. A ratos cojo sus nalgas. A veces su pelo. Haciéndole alzar la mirada. Bueno, sus ojos vendados.

–Aaahh. Hay gente fuera caminando. ¿Y si te vieran siendo follada así?– la provoco.

–¡¡¡AAAAaaaaahhHHh!!! ¡¡Nooo!! ¡No podía volver salir! ¡¡¡AAAAAaaaahhhh!!!– se asusta.

Me aprieta un poco más. La excita, pero no al nivel de Guo Xua. Y aún menos de su hija. Hai es muy exhibicionista.

Puedo sentir que está preparada. A diferencia de otras ocasiones, hay Yin en su útero. Ese por supuesto no se lo he absorbido. Está esperando a mi Yang. Puedo notar como se entrelazan cuando la lleno y lo dirijo. Mientras ella gime de placer. Como empieza a fluctuar débilmente.

Como en el caso de Guo Xua, ayudo a que el Yang predomine. Se supone que así será niño. De hecho, es lo que percibo en la madre de Hai. Aunque es pronto para estar completamente seguro. Lo que sí sé es que he cumplido mi promesa.

–Ahora vuelvo– le susurro.

–Aaaaah. Sí, Amo– asiente ella, cansada.

Salgo de su interior. Me alejo de ella despacio. Me acerco a las escaleras sin hacer ruido. Entonces, me muevo rápido. Tapando a Guo Xua la boca. Cogiéndola de la cintura. Ella se queda quieta, sorprendida.

–Has sido muy mala. Mereces un castigo– le susurro sugerente.

Ella enrojece. Ha estado espiándonos. La he pillado in fraganti. La cojo en brazos. La llevo junto a Lin Tao. La pongo también sobre el mostrador. La amordazo. Aunque no la ato ni la vendo. Con la otra mano, estimulo el ano de Lin Tao.

–Con suerte, estarás embarazada. Si no, lo intentaremos la próxima semana otra vez. Si quieres que use tu otro agujero, pídelo– provoco de nuevo a la sirvienta, mientras juego con las nalgas de su señora.

–Amo, agujeréame el culo, por favor. Todos mis agujeros son tuyos– responde sumisa y excitada.

Así que la penetro analmente. Después de lubricarla. Con una mano también penetro a Guo Xua. Parece excitada. Incluso cuando la sacudo suavemente para "castigarla" por su travesura.

–No sé que pensaría esa pareja si nos vieran– digo en voz alta.

Guo Xua mira al frente. Hay una pareja parada frente a la tienda. Señalando el cartel del horario. La barrera les impide ver dentro. Puedo notar como su vagina se contrae alrededor de mis dedos. Muy excitada. También Lin Tao, aunque con más miedo que excitación.

La lleno. Luego hago que me limpie. También uso la boca de Guo Xua. A la que penetro después. Vaginalmente. Con qi, es fácil para ella absorber el semen de antes. O limpiarlo.

Gime ahogadamente por la mordaza. Lin Tao no puede verla. Y está siendo penetrada por mi mano por los dos agujeros. Aunque dudo que no sospeche.

Me las quedo mirando después de llenar a Guo Xua de nuevo. Las dos agotadas. Jadeando. Sobre el mostrador. Sus nalgas ligeramente rojizas.

Las beso una tras otra. Aunque no desato a Lin Tao. Se lo dejo a su señora. A la que estoy un rato besando. Mientras Lin Tao me limpia y se vuelve a tragar mi semen.

—————

Mientras vuelvo, se me pasa por la cabeza la imagen de Pu Rong sobre el mostrador. Sus enormes pechos chafados. Su enorme culo a mi disposición. Así que la llamo y la follo sobre la mesa cuando llego. Aunque no le toque. Es la única a la que solo la follo una vez al día.

Ella gime y lo disfruta. Aunque sigue sin ser mía del todo. Supongo que me sigue odiando a la vez que está sometida. Como sea, su agujero es delicioso.

Para variar, a Bronceada la follo muy dulcemente. Junto a Rui. Las dos sirviéndome. Apasionadas. Turnándose. Desde que la lealtad de Bronceada es absoluta, se llevan muy bien. Suelen entrenar juntas. Más de una vez, las veo hablar. Incluso reír. A veces se une Ning. Rong, rara vez.

No dudan en besarse cuando se lo digo. Mientras una me monta y a la otra le lamo el clítoris. Son realmente obedientes. Leales. Sensuales. Apasionadas.

Las chicas las han medio perdonado. Incluso se abrían a la idea de que dejaran de ser esclavas. De aceptarlas entre ellas. Aunque no todas estaban del todo convencidas. Lo que más me ha sorprendido es que ellas mismas se negaran.

–Yo quiero seguir siendo la mascota de Amo. Serviré a Amas como quieran– dijo Rui.

–Soy de Amo. Para que me use como quiera– aseguró Bronceada.

Bueno, tampoco me quejo. Es conveniente poder usarlas a mi voluntad. A Ning ni se lo he planteado.

—————

Al día siguiente, recojo a las gemelas después de copiar las páginas. Cuando las devuelvo a la Residencia, veo que van a Liang a enseñarle algunas flechas. Hay de varios tipos. Liang las abraza. Aunque no se pone a practicar con ellas. Tiene primero que acabar de dominar los fundamentos. Ha estado practicando siguiendo las directrices que le pasaron de la instructora. Estaba ilusionada. Nota que va mejorando.

No es lo único que han comprado. Hay algunos ingredientes de cocina. Espero que no haya mucho picante. También han comprado más gemas de memoria vacías. No sé si quiero saber para qué. No preguntaré. Me lo dirán de todas formas si quieren. O me lo ocultarán aunque pregunte si no es el caso.

También han comprado algunas plantas para Wan. Alternamos entre ellas y yo para comprar. Ellas suelen comprar de otro tipo. Así queremos llamar menos la atención.

Han conseguido un par de gemas de memoria con entrenamientos grabados. De espada y hacha. Había más, pero eran muy caras. No han querido comprarlas. Solo estas que estaban baratas. No hay más que movimientos muy básicos. A la mayoría no le interesan. Pueden ir al instructor para eso. Pero es precisamente lo que les hace falta a ellas.

Dicen que de momento están bien para probar. Además, las otras eran caras porque mostraban técnicas. No nos interesan por ahora. Estaremos atentos. Si aparecen otras, nos haremos con ellas.

Shi se ha sentado. Con las piernas cruzadas. Con los ojos cerrados. Muy seria. Y muy sexy. Revisando la gema que han comprado las gemelas. Espero que le sea útil. Seguro que luego nos cuenta sus impresiones.

Song está ojeando la de hacha. Le sería útil a Hong, pero es pronto para ella. De hecho, la han comprado solo porque estaba "tirada de precio". O eso han asegurado. De aquí a unos meses, supongo que le servirá.


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Chapter 165: Visitas a medianoche

–Son bastante útiles, deberíamos conseguir más cuando los haya. Me han ayudado a corregir varios errores y entender algunos detalles– confiesa Shi.

Ha estado viendo las memorias de entrenamientos con espada que compraron las gemelas. Está bastante satisfecha del resultado.

–Tú lo tienes fácil, de espada hay muchas– se queja Song.

–Iremos mirando. Si aparece alguna de lanza, la compraremos. Si no, ya pensaremos en algo– la anima Yi.

A las demás, no les importa tanto. Las gemelas pueden ir directamente a ver los entrenamientos de daga. Aunque no les caiga bien el instructor. Al menos, no las echa a pesar de su cultivación supuestamente baja. Incluso se han ofrecido para ayudar a Rui si tiene preguntas.

–Hong ha tenido suerte– la envidia Shun.

–Apenas puedo sostener el hacha– ríe Hong.

Ha mirado la memoria. Aunque es muy pronto para ella. De todas formas, ya la tiene para cuando la necesite. Además, no es tan competitiva como Song. Sobre todo, con Shi. Son muy amigas, pero también rivales.

Por otra parte, los pechos de Hong se ven mucho más firmes. Me han quedado bien. Y siguen dando leche. Me pidió que la ayudara. También su piel es más tersa. Además, ya no tiene arrugas. Tampoco hubiera pasado nada por dejar alguna. Aunque no voy a ser yo quien se oponga a sus deseos. Una vez estuvo curada de sus lesiones, la ayudé con lo que me pidió.

–Me tendré que conformar con que Kong me dé clases particulares. El bastón no es lo mismo que la lanza, pero se parece un poco– se resigna Song.

Me abraza. Sus pechos desnudos rodean mi brazo. Puedo sentir su suavidad envolviéndome. Sus labios besan mi hombro. Sensuales. Prometedores.

–¡Eh! ¡No te aproveches!– protesta Shi.

Me coge del otro brazo. Me mordisquea la oreja. Me sopla suavemente en ella.

Noto por detrás el calor de dos cuerpos. Son Lang y Liang. Se aprietan contra mí. Los mullidos pechos de la primera. El cuerpo esbelto de la segunda.

Las gemelas ríen mientras se lanzan contra mí por el frente.

–Oh, vaya. Ji, Ji. Aún me queda mucho por aprender. Tengo que reaccionar antes– ríe Hong.

–¡Sois un mal ejemplo para la niña! No mires, Wei'er– nos critica Shun.

Hace como que le tapa los ojos a la niña. Aunque riendo. Mientras las chicas abusan de mí. Alguna incluso me hace cosquillas. No estoy seguro de quién. Solo que me encuentro rodeado de cuerpos desnudos. Abrumado por ellos.

Lo peor es que es mediodía. No me dejarán tener sexo. A pesar de estimularme. Así que, después de que se vayan, llamo a Ning. De hecho, me lo habían insinuado entre risas.

Está más que dispuesta a satisfacerme. Me corro dos veces en su boca mientras entreno.

Luego recupero qi con ella sentada sobre mí. De espaldas. Moviéndose de arriba a abajo. Dando círculos con su cintura. Apretándome con su vagina. Gimiendo sin parar. Sus pechos llenando mis manos.

–¡¡¡Aaaaaaaaaahhhh!!! ¡¡Amoooo!! ¡Másss! ¡¡¡HHHHHAAAAaaaahhhhHHHH!!! ¡¡¡¡Asssssssssssí!!!! ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!! ¡¡Mis pezones!!

Lleno su vagina. Después sigo con su culo. Ha estado bastante aplicada últimamente. Así que se merece que la deje casi sin respiración. Al borde de perder el conocimiento. Satisfecha después de varios orgasmos seguidos. Aunque no es la única que ha disfrutado.

–Aaaah… Amo es el mejor… Aaaaaahhh– murmura, sin fuerzas.

La dejo recostarse sobre mi regazo mientras le acaricio el cabello. Hasta que se duerme. Parece una mascota adorable. Y muy sensual.

—————

Lin Tao está muy sonriente cuando voy a vender. Y a comprar carne. Las salamandras cada vez comen más. Ya de la etapa tres. Siempre que las llamo, se abalanzan sobre mí. Desde la bañera en las que las he traído. Saben que les voy a dar de comer. Me dejan acariciarlas. Su piel es un tanto viscosa. No es venenosa. Al menos todavía no. La de su madre lo era.

Cuando entro más tarde por el lateral, es ella quien me recibe. Tímida. Sonriendo. Se acerca para besarme. Aunque indecisa. Así que le rodeo la cintura con mis brazos. Mis manos en sus nalgas. Me besa apasionada.

–Estoy embarazada– me confiesa cuando nos separamos.

–¡Tenemos que celebrarlo!

La empotro allí mismo contra la pared. Ella con sus piernas rodeándome la cintura. Sus brazos alrededor de mi cuello. Besándome mientras la penetro. Totalmente entregada. Para nada silenciosa.

Luego la llevo en brazos al piso de arriba. Allí está su señora. Esperándonos.

–Habéis tardado mucho– se queja, con un tono un tanto acusador.

Es evidente lo que hemos estado haciendo. Probablemente, nos ha oído. Bueno, seguro. Dejo a Lin Tao sobre la cama y me acerco a Guo Xua.

–Tendré que hacer que la espera valga la pena para la otra mamá– le susurro en la oreja.

Al mismo tiempo acaricio su pecho sobre su camisón semitransparente. Ella abre la boca. Pidiendo un beso que no puedo negarle

Puedo sentir la vida que está surgiendo dentro de ella. Hoy un poco más fuerte. Aunque aún incompleta. Totalmente dependiente. Sin un atisbo de voluntad propia. Al menos, que yo pueda percibir.

–¡Aaah! Esta posición… ¡Aaaaaah!– se queja débilmente, algo avergonzada.

Está en la cama, bocarriba. Sus piernas dobladas hacia atrás. Ligeramente abiertas. Su vagina totalmente expuesta. Su clítoris a mi merced. Incluso su ano es visible. Aunque no la penetraré analmente a no ser que me lo pida.

Todo lo contrario que su sirvienta. A la que sodomizo tumbada bocabajo sobre la cama. Totalmente rendida a mí. Al placer.

Acabo con Guo Xua pidiendo piedad. Entre apasionados gemidos. Su cabeza sobre la cama. Su culo alzado. Bocabajo esta vez. Su vagina siendo penetrada sin parar. El sudor goteando por su frente. O sensualmente por sus pezones.

Cuando me voy, se han dormido, agotadas. Las miro una vez más antes de irme. Las dos llevan mis hijos en su interior. No sé muy bien cómo sentirme.

—————

La siguiente semana pasa con relativa tranquilidad. Practicar. Follar. Visitar a mis mamás y satisfacerlas. Mejorar nuestras cultivaciones.

Liang ha subido a nueve. Está contenta de estar al fin en par con las demás.

Le hemos conseguido Flecha estremecedora. La habilidad que hace vibrar las flechas. Para que la entrene junto a los fundamentos. Se une a Flecha espiritual, la otra técnica que ha aprendido. Me ha besado muy fogosamente al dársela.

Shi y Song tienen su propia versión. Sus golpes resultan molestos de parar cuando lo añaden. Lo hemos probado dentro de la cabaña. Aunque con suavidad. Han dejado algunos cortes en las paredes. Les cuesta contenerse cuando se emocionan. Y eso pasa a menudo cuando practicamos.

–Claro. Tú con el bastón no se nota– me ha criticado Song cuando me he quejado.

Tiene razón. También he golpeado la pared un par de veces. Pero no hay cortes.

–Excusas, solo son excusas– me he negado a reconocerlo.

Claro que al discutir con Song, he perdido de vista a Shi. Me ha cogido por detrás.

–Así que excusas…– me ha amenazado.

Luego me han violado entre las dos. Aunque eso signifique que después no les toca más. De hecho, ya es casi hora de llamar al resto.

–Os habéis adelantado– ha reído Liang –. Algo malo ha debido de hacer Kong.

–Soy inocente– he declarado.

–––Ja, ja, ja––– se han reído varias de ella.

Parece que no tengo mucha credibilidad. O que prefieren reírse de mí. Las gemelas se ha unido en violarme. Las demás han sido más suaves. Luego me desquitaré.

—————

–¡¡¡Aaaaaahhh!!! ¡¡Amo!! ¡¡Úsame como quieras!! ¡¡¡AAAaaaaaahhh!!!– ha gemido Rui un rato después.

La estoy follando sobre la mesa. Las otras están alineadas, esperando. Sus lujuriosos culos alzados. Algunos incluso moviéndose. Sugerentes.

Violo después a Hai, Rong, Ning y Bronceada. Cuando acabo con ellas, salgo para ir a ver a Di Tao. A penetrar su culo. A absorber su qi. A escucharla quejarse.

Su novio ha querido llevarla a otra misión. Ella se ha negado. Han discutido. No ha entrado en detalles, pero no ha debido de ser agradable. Está desconsolada. Se duerme abrazada a mí y llorando. No debería haber hablado con él. Se supone que está confinada para cultivar. Podría no haberle abierto.

No tengo ni idea de cómo ayudarla. Su familia la obliga a casarse con alguien que la desprecia. Aunque queden años para la boda, el futuro acecha. La idea de secuestrarla y quedármela me parece cada vez más interesante. Claro que tampoco puedo hacerlo sin más. Sin levantar sospechas. Y ella tiene que estar de acuerdo.

Esa es la parte más difícil. Es leal a su familia. Lo que no entiendo. Al fin y al cabo, la usan para sus fines. Como moneda de cambio. Supongo que es lo que ha aprendido desde niña. Muchos esclavos piensan como esclavos. Porque es todo lo que conocen.

Aprovecho para probar qi de la etapa dos. Para familiarizarme con él. Pruebo con un movimiento. Es algo más brusco. También pruebo con dos. Es más difícil de lo normal.

Ya consigo enlazarlos con bastante fluidez. No soy el único. Algunas de las chicas lo hacen francamente bien. Mejor que yo.

Con qi de la etapa dos, no es lo mismo. No tengo la sensación de que sea difícil. Solo que el comportamiento es diferente. Así que no se enlazan igual. Tengo que encontrar el punto exacto. Aunque no hay prisa. He aprovechado que tenía qi para repostar. Pero tampoco puedo desperdiciarlo. Cuando suba de nivel, ya tendré tiempo.

Lo recupero al cabo de un rato. No puedo permitirme perder el avance en mi cultivación. La vuelvo a penetrar. Mientras duerme. Me hace sentirme un poco culpable. Así que la acabo despertando. Y satisfaciéndola de nuevo. Acaba de nuevo agotada. Se vuelve a dormir. Yo tengo que irme. Mejor salir antes de que amanezca. Si alguien me ve, podría crearle problemas. A pesar de que esté disfrazado de chica.

Como no estoy muy lejos, decido colarme en la cabaña de Bei Liu. Esta vez he acertado. Están las dos durmiendo allí. El camisón de Bi Lang medio levantado. Aunque no es que haya mucha diferencia. Bei Liu duerme abrazada a una almohada.

Les acaricio con suavidad las piernas. Con un muy ligero qi. Las veo revolverse entre sueños.

–Aahh. Sí, Kong. Asssí. Más…– susurra Lei'er entre sueños.

–Mmmmm. Kooong. No seas malo. Aaaaaah– también habla dormida Lang'er.

Sigo así un rato. Disfrutando de sus figuras semidesnudas. De la suavidad de sus esbeltas piernas. Por las que subo hasta sus muslos. En los que me recreo. Acariciándolos. Inmiscuyéndome en sus sueños. Hasta que dos brazos me agarran y me atraen hacia ella.

–Kong, malo… Ahora vas a tener que acabar lo que has empezado– me abraza Liu'er. Me ha descubierto.

Me besa tras esas palabras. Me rodea con piernas y brazos. Como si fuera la almohada de antes. Me ataca con su lengua.

–Buenos días– la saludo con una sonrisa, mientras mi mano disfruta de uno de sus pechos.

–Aaaah. Déjate de buenos días. Fóllame– me reclama –. Lang, ayúdame.

–Vale. Pero después me toca– se oye otra voz.

También se ha despertado. Ahora son dos contra uno. Bi Lang me quita la ropa. Mientras Bei Liu me ataca con manos y boca.

Me acaba montando. Ardiente. Hambrienta. Sus labios sellan a menudo los míos. Nuestras lenguas pelean sin tregua. Sus caderas no dejan de moverse. Al compás de las mías. Nuestros cuerpos se entrelazan sensuales. Se restriegan sudados y lujuriosos. Su vagina es perforada por mi miembro una y otra vez. Apretándome. Intentando exprimirme.

Me clava las uñas cuando se corre. No es un problema. Puedo curarme con qi fácilmente. Aunque ni hace falta. Se nota el refinamiento de mi cuerpo. Con yin y yang.

–Aaah ¿Cómo es que… Aaah… has venido a vernos?– me pregunta mientras recupera el aliento.

–Os echaba de menos– le respondo.

No es toda la verdad. Pero tampoco es mentira.

–Tonto.

Me besa de nuevo. Muy dulce esta vez. Acariciándome la espalda despacio. Íntimo. Aunque no por mucho tiempo. Bi Lang no nos ha interrumpido, pero está esperando. Salto sobre ella sin previo aviso.

–¡Iiiih! ¡Socorro! ¡Me viola! ¡Me va a poner de lado y penetrarme sin parar desde detrás!– grita, haciéndose la asustada.

Si lo quiere de lado, así será. Ya está mojada. Y desnuda. Aunque la beso igualmente. Devoro sus labios mientras compruebo su vagina. Y de paso, la sensibilidad de su clítoris.

–¡¡AAAAAAAaaaaaaaaahhh!!

Sin duda, es bastante sensible. La acabo follando sobre la cama. De lado. Como me ha pedido. Yo acostado también de lado. Detrás de ella. Penetrándola. Besándole el cuello. A veces su cabello verde. Jugueteando con sus modestos pechos. Ya no intentan que parezcan más grandes. Casi nunca.

Desde su espalda, puedo distinguir las líneas de bronceado. No son tan llamativas como las de Bronceada. Son más sutiles. Muy sexis. Mezcladas unas con otras. De sus diferentes vestidos abiertos por detrás.

Acabamos abrazados mientras nos recuperamos. Y luego los tres. Ellas apoyadas en mi pecho. Mirándome. Explicándome lo que no van a hacer esta mañana. Por mi culpa. Acusándome con una sonrisa de que están demasiado cansadas.

–Entonces no lo volveré a hacer– las amenazo.

–¡Ni se te ocurra!– me besa Bi Lang.

–Puedes hacerlo más si quieres– se ofrece Bei Liu, besándome también.


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