Se mueven en la noche. En silencio. No les sorprende mucho encontrar el escudo en la entrada de la cueva. Lo rompen.
–Esto los alertará. Id con cuidado– dice uno de ellos.
–Si han estado escondidos y esperando, es que han encontrado algo valioso. Y no se atreven a luchar con nosotros. Serán presa fácil. Y más con el veneno– dice otro.
Algo lanzan al interior. Debe de ser ese veneno del que hablan. Se van a encontrar con una sorpresa.
–Mierda, hay otro escudo. Avancemos los que hemos tomado el antídoto. En cuanto destruyamos el segundo escudo, son nuestros.
Son quince. Cinco se quedan fuera. Son los de nivel seis y siete. Lo que no saben es que los estamos observando desde atrás. Escogimos esta cueva porque tenía dos salidas.
Yi, Yu, Shi, Rui y yo nos acercamos en silencio. Le tapamos la boca mientras les apuñalamos. Tenemos dagas de sobra para todos. A mí me cuesta cuatro puñaladas rematarlo. A Rui probablemente le ha bastado con una. Guardo los cuerpos. Ha salido bien, no hemos hecho ruido. Estaría bien entrar por detrás, pero ese gas parece peligroso. Con Detectar qi, me aseguro de que no haya nadie más alrededor.
Esperamos un rato. Salen tres. Dos que están en la nueve y uno en la ocho. El de la ocho parece un poco mareado. Arrastran a otros tres consigo. Lo otros cuatro deben de haberse quedado dentro.
Ellos no son los únicos que saben usar gas. Hemos puesto del de dormir dentro del escudo. Ha salido bien. En cuanto lo han abierto, les ha afectado. Parece que no ha sido suficiente para los de la nueve. ¿Quizás si se hubieran quedado más? Al ver a los suyos caer, han debido salir antes de tiempo.
–Maldita sea. Nos han tendido una trampa. ¿Qué era eso? Estoy un poco mareada– dice una que está en la nueve.
De repente, atacamos. Song y Lang a por el de la ocho. Shi y las gemelas a por la de la nueve. Yo al otro de la nueve. Rui esperando entre las sombras. Liang escondida con Ning.
Bloquea mi ataque. Se nota que tienen experiencia. Probablemente más que nosotros. Pero son menos. Y la poción para dormir les ha afectado. Bloqueo su espada y me da una patada. Gracias a Armadura Interior, no siento casi dolor. Pero me hace retroceder. También ha esquivado con facilidad la flecha de Liang.
Contra Shi y las gemelas, la que está en la etapa nueve tiene problemas. Es más poderosa, pero lucha contra tres. La acosan desde los tres ángulos. Tienen ventaja, pero no se pueden confiar. Es peligrosa.
Shi ataca con una espada. Su enemiga bloquea con un hacha y contrataca con la otra. Justo en ese momento, ataca Yi. Nuestra enemiga se ve forzada a girarse para desviar el ataque hacia ella. Yi retrocede. Yu entonces lo intenta. Ahora es su rival quien retrocede. Libera la otra hacha e intenta alcanzarla. Pero Shi la presiona. Su desventaja es clara. Pero un momento de distracción nos puede costar caro.
Song ataca con la lanza. Si bien cojea, su lanza tiene largo alcance. Y su rival está mareado. Apenas logra bloquearlo. Y no ve a Lang. Le clava las dos espadas por la espalda.
–¡¡¡Aaaaaaaargggh!!!
–¡¡Li!!– exclama mi adversario.
Intenta zafarse de mí, atacar y correr hacia él. Demasiadas cosas a la vez como para percatarse del ataque furtivo de Rui. Consigue girarse, pero aun así le clava una daga en el brazo. Furioso, intenta atacarla. Pero ella ya se ha escondido. Y yo le ataco de nuevo. Esta vez le cuesta más bloquear. Su brazo está herido.
Song le ha clavado la lanza a su enemigo tras el ataque de Lang. Cae. Las dos van a apoyar a las otras tres. Lang un poco por detrás. Es más débil e inexperta.
El alcance de la lanza de Song resulta un nuevo problema para nuestra enemiga. No puede contratacar con otras tres rodeándola. Solo bloquear o esquivar.
Lang se une, amagando con atacar. Pero al final no se acerca. Aunque consigue llamar su atención. Song ataca justo después, junto con las otras tres. Todas a la vez. Esta consigue esquivar a Song y bloquear a Shi.
Hace un medio arco hacia atrás con la otra hacha. Desesperada. Intentado intimidar o alcanzar a las gemelas. Pero Yi se ha agachado. Y Yu se medio interpone en el camino. Con sus dos dagas semibloqueando el ataque. Su función es entretenerla.
Yi le clava una daga en cada talón. Y las deja clavadas. Tiene otras dos. Su enemiga se desploma. La desarman e inmovilizan rápidamente. Las gemelas la atan. El resto viene a mi encuentro.
Mi enemigo está herido y furioso. Y más cuando ve a sus compañeros caídos. Es culpa suya por atacarnos. Pero no puede permitirse distraerse. Es algo superior a mí, pero no por mucho. Tengo un corte, pero es superficial. Y Rui está acechando. La segunda vez que ha atacado, ha conseguido esquivarla por poco. Además de las flechas de Liang. No tienen mucho efecto, pero lo distrae un poco.
Finalmente llega Shi, atacando directamente. Él se tira para atrás, esquivándola. Sin perderme de vista. Aun así, ataco. Y Rui aparece. Ahora lo acosamos entre tres. Además de que está herido en un brazo. Pero no nos apresuramos. Hasta que llega también Song.
Imbuyo el bastón con qi y lo atacó a la altura de la cintura. Con la trayectoria de una semicircunferencia. Es fácil de leer y bloquear. Incluso de esquivar hacia atrás. Pero allí está Shi. Se lanza hacia ella, intentando alejarse de mi ataque. Song lo ataca desde el lado. La punta de la lanza hacia su cabeza. Se ve forzado a desviarse. Y Rui aprovecha para alcanzarlo de nuevo.
Es un corte no muy profundo. Ha logrado esquivarla. Igual que Shi a él, con la Danza de la garza. Diría que él también usa algún tipo de habilidad.
Pero me está dando la espalda. Le golpeo con la punta del bastón. De ser una lanza, le habría hecho un agujero. Golpea algo duro. Tiene algún tipo de armadura. Eso lo protege parcialmente. Pero el golpe con qi lo desestabiliza y empuja.
Song le clava la lanza en el hombro. Shi le atraviesa la mano. Yo golpeo su cabeza. Rui le clava la daga en el ojo. Hasta el fondo. Cae sin vida.
Atamos a dos estudiantes dormidas. Están en la etapa siete. El otro estudiante no despertará nunca.
Entramos con cuidado en la cueva. Nuestros rostros tapados con ropa húmeda. Como hacemos los esclavos cuando quemamos basura. Rong va delante. Por si acaso. Hay cuatro estudiantes más. Nos traemos a la chica. A los otros los rematamos. Guardo sus cadáveres.
—————
–Habían robado a muchos– se asombra Liang, revisando sus anillos.
Tienen cinco. Supongo que algunos los habían robado. Están bastante llenos. Hay un montón de pieles. Wang se alegrará de que también hay bastantes plantas. Y parece que las chicas han obtenido algunas armas nuevas. Shi ha cambiado una de sus espadas. Y las gemelas un par de sus dagas. Lo que le da a Rui las que han descartado. Hay también alguna píldora, ropas y objetos varios. Nada que parezca excepcional.
Yo me estoy follando a la estudiante en la etapa nueve. Se niega a hablar. Solo queríamos saber si había alguien más. Está estirada bocabajo. Sus manos atadas hacia atrás. Con un cojín bajo su estómago para levantar su culo. Es un buen culo. Y no tiene mal cuerpo.
Es un pena que tenga que morir. Está en mi misma etapa. Aunque se sometiera, no puedo llevármela. Le estoy absorbiendo el qi. Aunque no puedo recuperarlo todo. Ha gastado bastante en su pelea. Estaba casi al límite.
Las otras tres están desnudas y atadas. Les dan un estimulante. Es el vapor de una planta. Siguiendo las indicaciones de Wan. No tardan en despertarse
–¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado?– pregunta una de ellas.
–Sois nuestras prisioneras. Si os sometéis, si sois nuestras esclavas, si sois buenas, viviréis. Si no, moriréis– les anuncia Song.
–Y una mierda– se niega una de ellas.
–Mmmm. ¡¡MMMMmmm!! ¡¡¡Mmmmmm!!!– se oye un poco más allá.
–¿Qué es eso? ¡Liu! ¿¡Qué le estáis haciendo!?– exclama otra.
–Se la está follando. Tranquila. Pronto os llegará el turno– dice Shi.
–Ni hablar. No vais…
–¿Y como piensas evitarlo?– pregunta Shi.
Se retuercen. Pero no pueden liberarse. Si no se habían dado cuenta, ahora ven que están desnudas.
–Malditos. ¡Soltadnos! ¿¡Con qué derecho!?
–Con el mismo con el que nos queríais matar– interviene Liang.
Acabo de absorber el qi. Salgo de ella. Me levanto.
–No ha querido someterse. Acaba con ella– ordeno.
Rui le clava una daga en el corazón sin miramientos. Las tres prisioneras se quedan sin habla. Aterradas. Me pregunto si será suficiente para someterlas.
–Ahora os voy a follar. Si os sometéis a mí, viviréis. Si no, moriréis.
Las tres están atadas contra estacas clavadas en el suelo. Bocarriba. Piernas abiertas. Penetro a la primera inmediatamente. No está mojada. Pero mi miembro está lubricado de la anterior. Y primero le añado un poco de lubricante extra.
Tiene buenos pechos. Su tacto es suave. Son blanditos. Su tamaño por debajo de Lang. Aprieta los dientes. Le doy algo de placer
–¿Y bien? ¿Serás mi esclava? ¿Serás mía?– le pregunto.
–¡Aaah! ¿Donde está mi hermano? ¡Ah!
–Todos los que iban con vosotras están muertos– les informo.
Podría mentirles, pero no duraría mucho esa mentira. Me escupe.
–¡Jamás!
–Una pena. Es un desperdicio.
Absorbo su qi. Estaba llena. Pero solo está en la siete. No me da ninguna pena. Seguro que han matado a unos cuantos. Y nosotros éramos los siguientes. Así que no desperdicio más qi para darle placer. Por poco que sea. Aunque no por ello dejo de disfrutar de su cuerpo. De violar a quien quería matarnos. Me permito correrme en ella.
La miro una última vez. Hay odio en su mirada. Y alguna lágrima. Solo tenemos unas horas de tiempo. Pruebo con dolor. Con torturarla con qi. Pero su reacción es negativa.
Shi y Song la apartan y amordazan. La van a matar. Pero primero practicarán con ella. Con un objetivo vivo. Para comprobar lo que saben de los puntos vitales. De los huesos. De lo que tarda en morir.
Liang se estremece un poco. Tiene un corazón demasiado tierno. Pero también ha visto y sufrido mucho como esclava. Miro a las otras dos.
–Vete a la mierda. Mátame ya. Has matado a Liu. Y a Li. Nunca seré tuya– se expresa una.
–Los habéis matado… No os perdonaré nunca…– solloza la otra.
–¿Y que habéis hecho vosotros con otros? ¿Qué ibais a hacer con nosotros?– interviene Yi.
Ellas se callan y apartan la mirada. Saben que tiene razón. Pero no siento la más mínima señal de que puedan someterse. Por lo menos, voy a acabar de recuperar el qi gastado. Y a practicar un poco más Armadura. Después, tendrán una última oportunidad.
La siguiente tiene el pelo azul, suelto y largo. Sus pechos son más bien pequeños. Como Shi. Y tiene más carne que músculo. La llevo al límite del orgasmo. Se niega a gemir.
–Si eres mía, te dejo correrte– intento tentarla.
Ella ni siquiera me mira. No hay la más mínima señal de que vaya a lograr someterla. Es un pena. A pesar de ello, la mantengo al límite. Por si cambia de opinión. Su cuerpo vibra a cada embestida. Su vagina se aprieta involuntariamente. En cierta forma, es cautivador tenerla bajo mi dominio. Si no fuera porque pronto va a morir.
Me corro en ella. La lleno. Se vuelve a estremecer. Pero no llega al orgasmo. Me acerco a su oído.
–Última oportunidad.
Intenta morderme. No es suficientemente rápida. Recibe una bofetada de Yi. Con su hermana se la llevan. No estaban convencidas de usar un blanco vivo. Parece que han cambiado de idea.
Penetro a la última. Se tensa. Es delgada. Sus pechos parecen más prominentes debido a ello. Cabello corto y verde. Ojos marrones que me miraban con odio. Ahora ya no se atreven a mirarme. Llora. No consigue darme lástima. Ni siquiera porque fuera virgen. No entiendo porque le dan importancia. Pero quizás pueda aprovecharlo.
–Soy tu primer hombre. Así que eres mía.
–¡Nunca!
Parece que no funciona. Había oído que para algunas era importante. Que incluso se sometían a sus violadores. Bueno, tampoco sé si es verdad. O si es raro. Las esclavas ya son esclavas de entrada. No tienen más remedio que obedecer. Que someterse. Y no he tenido mucha relación con otras hasta hace poco.
Sus pechos rebotan. Se muerde el labio. También la llevo al límite. Pero sin dejarla correrse. No se rinde. Noto odio. Nada más. Quizás con más tiempo podría someterla. Pero no hay más tiempo. Tampoco el dolor ha funcionado. Con ninguna de las tres.
Dejo que Rui practique con ella. No apunta a sus puntos vitales al principio. Queriendo comprobar lo que ya sabe. Un brazo se inmoviliza al atravesar un nervio. Se queda sin respiración poco después. La remata con una última puñalada certera. Hasta el final, no se ha rendido. Supongo que para algunos sería digno de elogio. En realidad, nadie lo sabrá. Y a nosotros no nos importa.
Miro hacia las otras dos. También están muertas. Decidimos avanzar, aunque sea de noche. No debe de haber bestias peligrosas. Y hemos eliminado a los que bloqueaban el camino. Tenemos que comprobar si quedan más atrás. Y cruzar antes de que lleguen otros.
Avanzamos en la oscuridad de la noche. Las gemelas y yo. El resto descansan. Pretendemos pasar sin ser vistos. Si quedan algunos de la banda, preferimos ignorarlos. Conocemos el terreno de observarlo de lejos. Pero no es lo mismo que caminar por él. Y sin apenas luz.
Al cabo de un rato, con Detectar qi noto una presencia. Se lo señalo. No tenemos más remedio que pasar cerca. Aquí se estrecha el paso.
–¿Tardarán mucho? Esto es muy aburrido. Tendríamos que haber conservado alguna de esas zorras para entretenernos– oímos una voz.
–No creo que ni a Liu ni a las otras les hubiera hecho gracia– responde otro.
–Ni que la llames por su nombre.
–Ja, ja.
Estamos a apenas unos metros. Pero no creo que nos oigan. Charlan en voz baja. Pero no parece muy preocupados. De repente, noto un fluctuación de qi. Las gemelas me miran. También lo han notado.
–¿Ya habéis vuelto? ¿Sois vosotros, verdad? No nos vais a asustar esta vez– ríe la primera voz.
Guardamos silencio. Dudando que hacer. Debía de ser algún tipo de escudo o formación para detectar intrusos.
–Una broma repetida deja de tener gracia. Vamos, salid ya– dice el otro, acercándose.
Están en la etapa siete. Solo detecto dos presencias. Supongo que se han quedado para vigilar la zona. Nos miramos. Avisamos a las otras de que estén preparadas. Por si acaso. Aunque ya estaban alerta. Cuando se acerca a un metro, Yi lo apuñala. Yo lo agarro y tiro de él. Empujándolo hacia nosotros. Yi le tapa la boca y lo remata.
–¿Yong? Vamos. No tiene gracia. Ya basta de tonterías. No los ayudes con la broma.
Está asustado. No se acerca. Las gemelas rodean una por cada lado. No podemos arriesgarnos. No sabemos si hay más. Cuando están en posición, salto hacia él.
–¿¡Eh!? ¿¡Quién eres…!?
En ese momento, las dos se abalanzan hacia él. No tiene opción de defenderse. No sé cuál de las dos lo ha matado. Recojo los cuerpos.
Echamos un vistazo al alrededor. Hay cadáveres de otros estudiantes. Amontonados en una esquina. Unos veinte. Algunas camas, cacerolas, algunos platos… Lo recogemos todo y lo guardo. Que parezca que se han ido. Cuanto menos se sepa, mejor.
Al cabo de unos minutos, seguimos avanzando con sumo cuidado. No sabemos si hay más grupos. Aunque no creo. Competirían entre sí. Por suerte, si los había, no los encontramos. Cuando empieza a amanecer, ya hemos atravesado la zona más estrecha.
Nos adentramos en el bosque. No vamos directos al campamento base. Aún tenemos cosas que hacer. Y mejor alejarnos de allí.
—————
Estoy follando a Liang. Apoyada las manos contra un árbol. De espalda a mí. Sus tetas son pequeñas. Rebotan, pero sin mucho recorrido. Ni comparación con Song hace un rato. Que está sentada un poco más allá, recuperándose. Estas son más delicadas. Eróticas de otra forma.
–¡Aaah! ¡Kong! ¡Ah! ¡¡HHHAaaahh!! ¡¡Aaah!! ¡Aah!
No me canso de follar a ninguna de ellas. No entiendo a los estudiantes. Que abusan de una esclava y luego se olvidan de ella. Diciendo que se han cansado. No me canso de penetrarlas. De contemplar sus culos vibrando. Del tacto de su piel. De sus gemidos. De como se estremece cuando pincho sus pezones.
–¡Aaah! ¡Kong! ¡Ah! ¡No seas malo! ¡Ah!– se queja Liang, jadeando. Ya lleva dos orgasmos.
Como respuesta acelero. Me inclino sobre ella. Le lamo la oreja. Acaricio su estómago. Y su clítoris. Empujando una y otra vez.
–¡¡Aaaahh!! ¡¡Kooooong!! ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAaaaaaahhhhhh!!!!
Eyaculo en ella. Llenándola. Llevándola al orgasmo al mismo tiempo. Abrazándola hasta que recupera el aliento. Se suelta, se gira y me da un beso. Sonriendo. Aunque con algo de tristeza y preocupación en su rostro. Como todas. Probablemente, como yo.
Después de esto, volveré al campamento. No estamos muy lejos. Podemos verlo desde aquí. Si subimos a la pequeña colina cercana. Está a una hora de camino.
Ma Lang es la siguiente. Se pone contra el árbol. Obediente. Parece más nerviosa de lo normal. Me pongo detrás de ella. Froto mi miembro contra su entrepierna. Cojo sus abundantes pechos. Jugando con ellos. Añadiéndoles qi. Cuando está mojada, la penetro.
–¡Aah!– gime, conteniendo su voz.
Empujo en ella una y otra vez. Está más apretada de lo normal. Sigo penetrándola. Con una mano en su pecho. La otra en su entrepierna. Incremento su placer. No tarda en correrse.
–¡Mmmmmmm!– gime, conteniéndose.
No es necesario. Estamos insonorizados. Y las otras están vigilando. Ahora que lo pienso, es la primera vez que la follo en el exterior. A excepción de su primera vez. ¿Quizás es eso? Me acerco a su oído.
–¿Estás nerviosa por hacerlo fuera? ¿Temes que nos vean?– le susurro.
–No, no. ¡Aah! ¡Claro que no! ¡¡Aaahh!! ¡¡Mmmm!!– niega nerviosa.
Pero está claro que miente. La cojo de las rodillas. Sin previo aviso, la levanto. Yo de pie. Ella con su espalda pegada a mí. Sus piernas en el aire. Sujetadas por mí.
–¡¡Eeeeehhhh!! ¿¡Qué haces!? ¡¡Aaaaah!!
Empujo hacia arriba. Entrando hasta el fondo.
–Si alguien está mirando, que te vea bien– le susurro.
–No. Kong. ¡¡Aaaaah!! ¡Espera! ¡¡Aaaaahh!!
No le hago caso. La sigo penetrando. Subiéndola y bajándola con mis manos. Al compás de mis caderas.
–Kong está siendo muy malo con Lang– ríe Song.
–Pero ella lo está disfrutando. Le gusta que la miren– provoca Yi.
–¡Aah! ¡No! ¡No me gusta! ¡¡¡Aaaaaaaah!!! ¡Noooo! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHhhhhh!!!
Se vuelve a correr. Está muy apretada. Pero también muy excitada. Casi no me ha hecho falta qi para que volviera a correrse.
Su rostro está rojo. Su vagina muy mojada. Entro y salgo con facilidad a pesar de que está apretada.
–Kong… Malo…– me recrimina, antes de que vuelva a embestir en ella.
La dejo en el suelo. Ha tenido un último orgasmo muy fuerte. Aún está jadeando. No parece en absoluto enfadada. Pero sí avergonzada. Reconozco que me gusta molestarlas. Son muy monas cuando están así.
Yu se abraza a mí. Salta y me rodea con los pies. Su culo justo sobre mi miembro. Su boca sobre la mía. No me suelta ni un momento. Ni cuando la penetro. Ni cuando se corre. Conmigo de pie. Ella apoyada con sus pies en mi espalda. Mis manos en sus nalgas. O en su espalda. A veces me deja hacer. Otra se mueve ella. Otra los dos. Cuando nos corremos, se resiste a dejarme ir. No hasta que su hermana llega y le hace cosquillas.
Se pelean y persiguen mientras me follo a Shi. Riendo. Shi está apoyada contra el árbol con una mano. Un pie en el suelo. La otra mano, alrededor de mi cuello. El otro pie, sobre mi hombro. Totalmente abierta. La follo mientras me besa. Mientras nos miramos. Mientras jadeamos.
Cuanto terminamos, vuelve a poner los dos pies sobre el suelo. Nos abrazamos y besamos. Me sonríe. Me da ánimos.
Cojo a Yi a traición. Mientras escapaba de su hermana.
–Ah. Kong Suéltame– protesta.
–No, eres mía– me niego.
–¿Y qué piensas hacerme?– pregunta, con miedo fingido, y seductora.
La pongo poca abajo. Sobre un tronco caído. Sus piernas abiertas. Una a cada lado del tronco. Yo detrás de ella. La penetro. Empujo fuerte hacia ella. Apretándola contra el tronco. En su etapa, no puede hacerle daño.
–¡Aaah! ¡No! ¡Suéltame! ¡Ah!– intente fingir.
–Yi es realmente mala actriz– critica su hermana.
–No convence a nadie– coincide Liang, riendo.
–Y lo está disfrutando. Debería probar algún día– sigue Song.
–Hay varios troncos almacenados. Quizás…– deja Shi en el aire lo que está pensando.
Prefiero no preguntar. Total, no me lo diría. Espero que no piensen atarme. Aunque sería excitante. De todas formas, estoy ocupado. Penetrándola. Sujetando sus caderas. La golpeo en las nalgas.
–¿Te portarás bien?
–¡Aaah! ¡Aah! ¡Sí! ¡¡AAaaaahh!! ¡¡Seré buena!! ¡¡Aaaah!!– responde entre gemidos.
–¿Y hasta cuándo?– le pregunto, riendo.
–¡¡Aaah!! Al menos… ¡¡Aaah!! …hasta… ¡Ah! …que me sueltes ¡¡Aaaah!!– confiesa ella.
Las chicas se ríen. Yo la vuelvo a azotar. Jugando. Ella se queja, fingiendo de nuevo. Abrazando el tronco. Sus apetitosas nalgas vibrando a cada embestida. Sus pechos apretados contra el tronco. Con más fuerza cuando se corre. Incluso lo muerde cuando nos corremos los dos.
—————
Ning amordaza a Bronceada. Le ata pies y manos al tronco. Está en la posición de Yi, pero atada. Y siendo preparada por Ning. Mientras, estoy follando a Rui. También sobre el tronco. Pero en perpendicular. Sus dos pies sobre el suelo. Su culo frente a mí. Abierto. Siendo penetrada analmente. Su estómago sobre el tronco. Su cabeza y brazos cayendo del otro lado.
–¡¡Aaaah!! ¡¡Amoo!! ¡Aaah! ¡¡¡Aaaaaaaah!!!– gime excitada cuando entro con brusquedad.
Una vez más, me dejo llevar. Estimulado por su apretado culo. Por sus gemidos. Penetrándola. Sin miramientos. Llenándola.
La dejo sobre el tronco. Jadeando. Recuperándose. Voy hacia Ning. Está tras Bronceada. Lamiéndola. Esta está tensa.
Me colocó tras Ning y la penetro. Como era de espera, ya está mojada. La fuerzo a abrir sus piernas. Hasta que están sobre su cabeza. Ligeramente por detrás. Tensando sus músculos. Sus tendones. Ella gime de placer y algo de dolor.
Su vagina estaría totalmente expuesta. Si no la estuviera penetrando. Dominando. Sometiendo.
–¿De quién eres?
–Soy tuya. ¡Aaah! ¡De amo! ¡¡¡Aaaaahh!!!
–¿Qué eres?
–¡¡Aaaah!! ¡Soy el juguete de Amo! ¡¡AAAAAAAAaaaaahhhh!! ¡Soy lo que Amo quiera! ¡¡¡¡¡HHHHHAAAAHHHHH!!!!!
La llevo a un orgasmo tras otro. Sin dejar de forzar sus piernas. Sin dejar de disfrutar de su interior. Sin permitir que deje de lamer a quien tiene delante.
Luego le llega el turno a Bronceada. La penetro despacio. Disfrutando mientras entro en su culo.
–Ya la has oído. Es mi juguete. Y tú también– le susurro al oído.
Ella se revuelve. Intenta protestar. Pero está atada. Salgo y vuelvo a empujar. Con Fuerza. Con qi. Ella se tensa. Su queda quieta.
–Eres lo que yo quiera. Eres mía– insisto.
Ella hace amago de revolverse. Vuelvo a penetrarla hasta el fondo. Una y otra voz. Acaricio los límites entre su piel blanca y bronceada.
–Me gustan esas líneas de bronceado. Y ese cuerpo atlético es solo para mí– le sigo susurrando.
–Mmm. ¡¡Mmmm!! ¡Mmmm! ¡Mmm!– es todo lo que puede decir.
La sigo violando analmente. Empujando su firme culo. Susurrándole. Mordiéndole la oreja de vez en cuando. Se ven las marcas de mis dientes. Azotándola. Con fuerza. Que sienta el dolor. Aunque ella se niegue, su cuerpo responde. Tiembla. Se corre. Su vagina gotea.
–Te gusta aunque lo niegues. Si fueras más sincera, lo pasarías mejor. Es una tontería sufrir sin sentido. Reconoce que eres mía– continúo.
He notado que su resistencia está bajando. Pero no será fácil romperla. Por ahora, solo el miedo a Terror la somete. Aunque también tiene interés así. El desafío. Dominar a quien se resiste. A quien no acaba de aceptar un destino que ella mismo se ha buscado.
Disfruto de su interior. De su cuerpo atlético. De su resistencia. Del placer de tenerla debajo de mi cuerpo. Un placer que sé que debo controlar. Que no puedo dejar que me domine.
Cuando la lleno, levanto el tronco caído. Y, como puedo levantarlo, puedo guardarlo. Con esclava atada incluida.
–Follarla un rato. A ver si aprende a ser obediente– les ordeno a Ning y Rui.
Le ordené que ayudará con las bestias muertas. Hizo su trabajo mal, a propósito. Veremos si obedece. No quiero abusar de usar a Terror. No vaya a ser que se acostumbre a ella.
—————
Nos acercamos hasta un río. Creemos que debe de ser la mejor opción. Suspiro. Las chicas ríen en voz baja. De repente, un estudiante sale de un arbusto. Cayendo hacia atrás. Con el pantalón medio bajado. Pierde el conocimiento al caer sobre una roca. En la etapa seis. Ha tropezado. Ha sido un tanto ridículo. Decidimos irnos.
–¿Cariño? ¡Vamos! ¡No me hagas esperar! ¡No me hagas ir a buscarte!– se oye la voz seductora de una mujer al otro lado del arbusto.
–Es fuerte. Está en el reino del alma– nos informa Yi, que estaba inspeccionando al estudiante–. Está vendada, atada y desnuda.
–Es peligroso. Si se levanta y lo ve así, podría perseguirnos. Hay huellas nuestras por todos lados– se preocupa Song.
–Tendrás que hacerte pasar por él– sugiere Shi, con una sonrisa traviesa.
–¿No será peligroso?– se preocupa Yu.
–Sí, pero es peor que persiga a Kong– responde Shi.
–¿Y si simplemente hace que lo ha encontrado así? Además, es la verdad– sugiere Yi
–¿Y que los ha descubierto en esta situación? Lo matarán para que no hable. Es solo un esclavo– niega Liang.
La verdad es que la situación es delicada. No sabemos exactamente cuál es su nivel. Pero debe de ser alto. Debe de ser una de las guardianes del campamento. Quizás una estudiante interna. Supongo que no queda más remedio. Es tan peligroso como excitante.
Más de 200 capítulos en mi patreon, patreon.com/lordescritor
Paragraph comment
Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.
Also, you can always turn it off/on in Settings.
GOT IT