—Tu sentido del humor es demasiado espantoso, Rain —dijo Branden.
El grupo se reunió en la sala, esperando la llegada del líder del pueblo. A pesar de su misión crítica, entendían la importancia de adherirse al protocolo y las formalidades diplomáticas.
Rain, acostumbrado a la franqueza de los soldados o quizás guiado por su naturaleza pragmática, no podía evitar considerar estas formalidades como algo superfluas.
Llegó el momento en que el líder del grupo, flanqueado por dos guardias, golpeó la puerta e hizo una entrada formal. Se presentó con una actitud de gravedad, una muestra de cortesía que Rain encontró sorprendente dadas las circunstancias actuales y la urgencia de su misión.
—Buen día, mi señor y mi señora —dijo el hombre haciendo una reverencia—. Mi nombre es Geio, vice líder de las tribus Goleanas. Espero que consideren idónea mi posición ya que se me ha confiado el escoltar a su comitiva hasta la capital.