—Oye, Rain. Mira esto —dijo Liss.
Mientras Liss canalizaba su energía mágica y convocaba una bola de fuego, ésta se expandía en tamaño y se intensificaba más. El calor que emanaba de ella se dispersaba en todas direcciones, haciendo que el aire circundante centelleara y ondulara por la temperatura extrema. La bola de fuego pulsaba con energía interna.
Con un enfoque delineado en su rostro, Liss ejercía control sobre los movimientos de la bola de fuego. Ella la instó a girar, y las llamas comenzaron una danza elegante dentro de la esfera en respuesta a su comando. La rotación era hipnotizante, parecida a un ballet de fuego, a medida que el fuego giraba dentro del globo ardiente.