Un leve crujir se producía cada vez que sus pisadas hacían contacto con las hojas marchitas, los presurosos pasos resonaban contra la tierra y sin embargo tenía la sensación de estancamiento. Su vista se fijó en su alrededor y notó como una extensa fila de árboles se interponen en su camino, Zhou pensó que jamás encontraría la salida de este interminable bosque.
El tiempo voló mientras seguía con la travesía, en donde encontró diversas formas de vida, a las cuales no estaba tan familiarizado, solo posee una abundante cantidad de memorias que se cruzan cada vez que interactúa con su medio, esas almas anónimas que ahora forman parte de él le permiten asociar ese conocimiento
Zhou Xintian había visto hasta el momento criaturas que para este mundo solo son considerados insectos, pero aún así se sorprendió al ver el tamaño de estos "insectos" de tamaño considerable, Aún así era todo un misterio cómo serían los mamíferos o a todos aquellos animales que habitan este enorme bosque, tenía un conocimiento general de los animes pero eso no quiere decir que sea consciente de que tipo o especie de animales están por todo este bosque.
Zhou Xintian sabía que las noches eran extensas y muy frías el cual hacía supremamente difícil poder descansar o si quiera dormir, lo más importante era buscar un buen sitio para poder descansar y estar oculto de la vista de todos aquellos animales que al llegar anoche entran en estado activo, tenía muy claro que este sitio al cual siempre buscaba pasar las noches no debería estar cerca del suelo o de fuentes de agua ni de de alimentos abundantes como son los árboles frutales ya que bajo estos árboles hay una gran cantidad de frutos caídos en el suelo el cuál es el alimento muchas criaturas que se alimentan de ellos atrayendo así la atención de todos aquellos animales carnívoros que verían esta situación muy provechosa para ellos.
Procuraba siempre dormir sobre grandes rocas o preferiblemente en los en los árboles grandes con algunos orificios en sus tallos o en las ramas para así poder se abrigar tanto del frío como la lluvia, pero era tarea difícil encontrar un árbol con dichas características, ya que la mayoría de los árboles tienen troncos lisos y muy empinados el cual es difícil escalar con las manos desnudas o si quiera tener una la posibilidad de escalar por medio de lianas o ramas bajas.
En muchas ocasiones tuvo que probar su suerte y dormir en el suelo o en algunos hoyos en la tierra siendo así un objetivo fácil de alcanzar de muchos animales pero aún así tuvo la maravillosa fortuna de no haberle sucedido nada, la urgencia de encontrar un sitio adecuado para dormir cuando se atardecía era la tarea primordial de Zhou Xintian, entraba en un estado de desespero y angustia por encontrar un sitio de adecuado, ya que pasar horas vigilando su entorno la incertidumbre del qué podría pasar o solo rezar mentalmente para que ninguna criatura se percatara de su ubicación.
Mientras seguía caminando en busca de un lugar en que dormir las horas pasaban y poco a poco el velo de la noche cae sobre todo el bosque, la oscuridad anula la visión a medida que se ocultaba el sol, la temperatura empieza a bajar de una manera alarmante casi palpable, el frío ondulante se colaba por las aberturas de los harapos, este cambio abruptos de temperatura ocasionando que su su frágil cuerpo no pueda seguir el ritmo, en una carrera contra el tiempo Zhou seguía enfocado en búsqueda de un posible lugar donde pasar la noche.
A unas pocos minutos de viaje desde su ubicación anterior Zhou encontró un viejo y enorme árbol que se alzaba en el medio del frondoso bosque, aquél viejo árbol era el ideal, tenía un tronco grueso y rugoso, ideal para trepar en él, con un vistazo rápido analizó las enormes y gruesas ramas y casi al instante fijo una de las ramas como la más adecuada para pasar la noche, sin perder tiempo se puso en la tarea de escalar.
Los minutos se hicieron eternos mientras intentaba con desesperación trepar, tras el esfuerzo heridas en sus palmas y dedos aparecieron hasta ensangrentar su magullada piel, el sudor de su frente caía como cascadas hacia su cuello y su mirada encapuchada por el cansancio nublaba aquel destino donde se dirigía, la carrera contra el tiempo encendía la desesperación de estar en un lugar seguro en tiempos de oscuridad, pasaron un par de minutos y por fin Zhou había llegado a la rama del enorme árbol, sin tomar un pequeño descanso se puso en la tarea de buscar hojas y pequeñas ramas y formar una pila que usará como cama y cobija, Teniendo todo listo solo podía esperar.
Habían pasado un par de horas desde que Zhou había trepado en ese enorme árbol, sentado sobre la pila de hojas con los ojos bien abiertos y atento a su entorno por cualquier movimiento de criaturas posiblemente peligrosas, el cansancio era evidente en su rostro las bolsas negras que se hacían bajo sus ojos era la prueba que había pasado varias noches sin dormir, haciendo su mayor esfuerzo para no quedarse dormido luchando minuto a minuto por no caer en el sueño, poco a poco sus párpados se hacían más y más pesados siendo incapaz de seguir despierto por más tiempo.
su pies dolían, había caminado días enteros sin mucho descanso además de las largas distancia recorridas sin calzado había hecho innumerables heridas en sus pies, todos los huesos le dolían ya que su cuerpo era frágil y se maltrataba con facilidad, bastante agotado y con señales claras que debería dormir y descansar para recuperarse.
Estando totalmente indefenso al sueño y al cansancio poco a poco entre cierra sus ojos cayendo profundamente dormido sobre una enorme rama, mientras estaba recostado contra el tronco con el mentón pegado a su pecho usando algunas ramas como cobija, así había quedado Zhou rendido frente al sueño y el cansancio durmiendo profundamente…
El bosque había quedado en un silencio mortal mientras las horas pasaban y Zhou Xintian dormía profundamente siendo ajeno a todo lo que pasaba.
La luna se alzaba en lo alto del cielo cruzando lentamente el firmamento, las horas pasaban en la tranquilidad de la noche, el silencio reinaba en su gran mayoría, extrañamente se sentía una presión inexplicable una sensación de peligro, como dice el viejo refrán "la calma siempre es el preludio del desastre" pero Zhou Xintian no tenía la menor idea ya que se encontraba en lo más profundo de sus sueños.
Una ominosa presencia circulaba por todo la zona, los minutos pasaban como si fueran una eternidad poco tiempo después se escuchó un estruendoso rugido como si una bestia en estado de cólera había desatado todo su poder, despertando abruptamente a Zhou Xintian.
Dando un salto y callendo sobre sus rodillas, desorientado y aterrado por el terrible susto, no sabía que estaba pasando además del origen e identidad del que lo hizo, de manera automática reaccionó Zhou ante el peligro cada una de las fibras de su cuerpo estaba preparado para la acción, el ritmo cardíaco sube alterando su respiración dejándola en profundos jadeos, casi al instante y de una manera visible cambia de color su rostro dejándolo con un blanco de muerte, los dedos de pies y manos se pusieron fríos además de un sudor antinatural que recorría todo su cuerpo, la sensación de peligro mortal era inminente trayendo una tormenta de pensamientos que inunda su cabeza aislando la serenidad dejandolo solo con el temor e incertidumbre.
Aunque tenía muy claro que él sería una presa fácil pero aún así puso todas sus habilidades y preparó sus sentidos e instintos exclusivamente para huir, estaba preparado para el siguiente curso de acción no tenía ni idea que hacer, pocos segundos habían transcurrido mientras un estridente pitido resonaba en los tímpanos, abriendo de par en par los ojos en medio de la espesura de la noche mientras buscaba el origen del rugido, con mucha cautela recorre la enorme rama tratando de ser lo más imperceptible en cada uno de sus pasos hasta que vió algo terrible.
Hasta donde su vista alcanzaba a ver en la oscuridad de la noche vio dos figuras de aproximadamente 2-3 metros de altura, reconoció al instante una de las figuras era un lobo-tigre de dos colas es una especie de bestia que pertenece al noveno rango característico de ser un cazador solitarios muy habilidoso y agresivo, y la otra criatura era algo que jamás había visto no se encontró ningún registro en las memorias era una criatura extraña parecía un perro de tres metros con seis extremidades, su postura era similar al de una hiena con una gran joroba que hacía que se pronunciará la columna vertebral, un par de ojos rojos carmesí y otro par de ojos del mismo color pero más pequeños que adornaban su cráneo en total 4 ojos dos frontales y dos laterales, largos y afilados dientes que se cruzaban por sus temibles fauces la inexistente nariz y orejas le dió un aspecto horrenda en su lugar habían orificios profundos.
Con extremidades largas con articulaciones como las de cualquier perro de caza la diferencia es que no tenía las patas características de un perro, en su lugar tenía algo muy similar a palmas humanas con dedos largos terminando en unas garras, caminaba sobre sus nudillos como lo hacen los gorilas en su vida pasada, de sus seis extremidades solo usaba cuatro para caminar las otras dos las usaba para abrazar su vientre, una criatura de proporciones irregulares con la piel pegada a los huesos, la piel se asemeja mucho a la de un cerdo por la inexistencia de pelaje toda su superficie era de un color gris enfermizo, una vista horrorosa era un ser totalmente bizarro.
Con una sola mirada Zhou entendió que esa criatura era algo siniestro cuando lo vio a los ojos sintió un horror que recorrió todo su cuerpo paralizadolo al instante, despedía un olor nauseabundo característico de seres en putrefacción además de emitir un aura que hacía que todo a su paso se pudriera y perdiera la vida.
Fue la primera vez que había visto tal existencia tan siniestra, la necesidad de huir llamaba a gritos desde lo más profundo de su ser...
Quería correr pero sus piernas permanecieron inmóviles tan pesados como el plomo…
Ni un grito ni gemido pudo escapar de él…
Su mente se inundó de pensamientos y sentimientos desesperantes que nublaba su juicio
Solo pudo quedarse inmobil y ver qué sucedía.
En la oscuridad de la noche las dos figuras a los lejos de la ubicación de Zhou se veían fijamente en silencio, los segundos pasaban y ningún movimiento o sonido aparecía, todo el bosque quedó un silencio total.
La criatura bizarra empezó a moverse rodeando al lobo-tigre mientras que esté hacía lo mismo, caminaban en círculos mientras se miraban fijamente, el lobo-tigre rugía en señal de alerta a su ves como una amenaza hacía su contrincante.
En un abrir y cerrar de ojos el enfrentamiento comenzó, casi al instante Zhou cayó sobre su espalda en la gruesa rama quedando ahí viendo al cielo sin poder moverse.
[Punto de vista de Zhou]
Estaba como un ser inerte parado sobre la rama, un sentimiento que jamás había experimentado recorrió mi cuerpo imposibilitando el poder moverme, los músculos de mis piernas temblaban y mis poros se mojaron con un sudor frío que corría por mi frente
Oí un fuerte estruendo pero no pude hacer nada, cuando me di cuenta estaba tirado boca arriba viendo el espeso follaje
Solo podía estar ahí sin hacer nada, no podía siquiera huir, la impotencia era demasiado frustrante.
Sentía como se humedece mis ojos y las lágrimas corrían por mis mejillas cayendo sobre mis oídos
Era la primera ves que experimentaba esto, podía sentir que no muy lejos del lugar donde estaba postrado se libra una feroz y sangrienta batalla.
Podría sentir como retumba el árbol donde estoy, el fuerte sonido de garras y colmillos chocando entre si
Ese sonido resonaba en el bosque que hasta el momento estaba en total silencio.
Cerré los ojos y podía imaginar lo que estaba pasando, veía una escena escena que jamás hubiera imaginado ver ni el las películas en mi anterior vida se podía encontrar algo con tales proporciones.
No tengo idea de cuánto tiempo había pasado, pero mi cuerpo empezaba acostumbrarse a esa presión y toda la descarga de la intención asesina que esos dos emitían, pero aún no era suficiente para poder moverme
Mantuve los ojos cerrados, me daba la sensación de estar soñando y poco a poco ese terror que invade todo mi cuerpo va disminuyendo.
Los estruendos y el crujir de los árboles siendo derribados aún se podía escuchar con claridad, podía distinguir el aullido de dolor de lobo-tigre al parecer estaba en desventaja y su voz se escuchaba ahogada, supongo que es la presencia de sangre que corre por su nariz y fauces, podía sentir la desesperación en ella…
La batalla se desarrollaba bajo la fría luz de la luna, cada choque de garras y rugido resonaban en el pecho de Zhou Xintian como el eco de un tambor de guerra.
El lobo-tigre, esa criatura majestuosa y feroz, vestigio de una nobleza guerrera de la que Zhou alguna vez vio en sus recuerdos, ahora enfrentaba su mayor prueba. Sus músculos se tensaban en cada embate, sus garras hendían la tierra, y con cada golpe parecía que luchaba no solo por su vida, sino por algo más grande, algo que Zhou no alcanzaba a comprender. Su valentía desesperada brillaba con cada nuevo ataque que lanzaba, un torbellino de fuerza y determinación.
Frente a él, la bestia, una masa de sombras y garras afiladas, era una fuerza desatada, imposible de detener. Su forma cambiaba con cada movimiento, como si las sombras que la envolvían tuvieran vida propia. Sus ojos brillaban como brasas en medio de la oscuridad, y Zhou sintió que esa furia que impulsaba a la criatura era más antigua que cualquier cosa que hubiera conocido. Una furia primigenia, una fuerza más allá de la comprensión humana, y más allá de la razón. El lobo-tigre lanzó un rugido que parecía sacudir los cimientos mismos de la tierra, pero el monstruo solo respondió con un rugido aún más profundo, como si la propia oscuridad del mundo respondiera a su llamado.
Zhou podía sentir el retumbar la gran rama bajo sus pies, como si el mundo mismo estuviera temblando bajo el peso de ese choque de titanes. Los árboles a su alrededor crujían con cada impacto, algunas ramas caían como víctimas de la batalla. El aire estaba tan cargado de tensión y peligro que resultaba difícil respirar.
El olor metálico de la sangre flotaba en el ambiente, crispando cada centímetro de su piel. Pero no era solo la sangre; había algo más en el aire, un hedor de muerte inminente, de una oscuridad que no pertenecía a este mundo.
En medio del caos, Zhou Xintian sentía una impotencia abrumadora. Sus piernas parecían de piedra, inmóviles, mientras su mente luchaba por darle sentido a lo que estaba presenciando. ¿Cómo podía existir una criatura así? ¿Cómo podía ser derrotado un ser tan noble y poderoso como el lobo-tigre? Cada vez que su adversario oscuro lanzaba un ataque, parecía descomponerse y reformarse al instante, como si la misma naturaleza no pudiera contener su existencia. Y mientras Zhou observaba, incapaz de moverse, sintió el peso de su propia mortalidad apretándole el pecho.
"¿Voy a morir aquí?", pensó, su mente vagando entre el terror y la incredulidad. "¿Qué hice para merecer esto? ¿Por qué me encuentro aquí, en este infierno donde las reglas del mundo parecen haber sido destrozadas?"
El lobo-tigre lanzaba un último ataque, un desesperado intento por cambiar el curso de la batalla. Zhou contuvo el aliento mientras las garras de la bestia noble se abalanzaban contra su oponente. Pero fue en vano. La masa de sombras se movió con una velocidad imposible, esquivando el golpe final, y en un instante, sus garras afiladas se hundieron en el costado del lobo-tigre. El rugido que siguió fue desgarrador, un sonido que vibró en el alma de Zhou, dejándolo al borde de la desesperación.
Con cada segundo que pasaba, la lucha se tornaba más salvaje, más despiadada, y Zhou se dio cuenta de que la criatura no solo estaba luchando por matar. Estaba jugando con su presa, disfrutando del sufrimiento, prolongando el dolor de su enemigo para su propio placer.
La idea de una muerte rápida parecía imposible. Zhou sintió cómo la desesperanza crecía en su interior, y su mente vagaba entre los recuerdos de su vida pasada y la cruda realidad de ese instante.
El paisaje que lo rodeaba era un caos: los árboles cercanos, antaño majestuosos, estaban destrozados, sus troncos quebrados como simples ramitas bajo la fuerza de la pelea. La tierra estaba completamente removida, surcada por profundos surcos donde las criaturas habían chocado. El silencio que seguía cada rugido era casi más aterrador que los sonidos de la batalla. Era un silencio lleno de presagios, como si el mundo contuviera el aliento, esperando el desenlace inevitable.
Zhou permanecía despierto, las imágenes de la batalla se grababan en su mente como pesadillas imposibles de apartar. El miedo a lo desconocido se entrelazaba con recuerdos de su antigua vida, una vida tan distante que casi parecía un espejismo.
"¿Cómo pude dar por sentado esa seguridad, esa paz?", se preguntaba, el arrepentimiento atravesando su pecho como un puñal. Cada pequeño momento, cada respiro en esa vida mundana, ahora era un tesoro que había dejado escapar sin saberlo.
Estaba seguro de que al terminar la batalla sería el siguiente en la lista. Más acostumbrado a la situación, se preguntaba: "¿Cómo salgo de esto? Con un cuerpo débil, agotado por las largas jornadas de caminata... no tengo fuerzas, ¿cómo voy a huir de este maldito lugar?" Frente a un depredador de esa magnitud, solo sería un esfuerzo inútil huir.
Solo estaría alargando más su miseria. Zhou Xintian lo tenía claro: "¿Vine a este mundo solo a morir?", pensó, resignándose amargamente a que esta noche sería la víspera de su propia muerte.
La amarga y sangrienta batalla había durado horas, transformando el paisaje abruptamente. Una tenue luz de luna se filtraba entre las hojas, revelando algo aún más aterrador. La criatura bizarra había ganado, pero lo que sorprendió a Zhou fue que no había sufrido daño significativo. "¿Cómo es esto posible?", se preguntaba en estado de shock.
Frente a esa frenética lucha, la horrenda criatura había salido casi ilesa, con solo unas cuantas heridas que apenas parecían arañazos. "¿Tanta era la diferencia entre ellos?", se cuestionaba Zhou, llevándose la mano al pecho.
Pretendía aprovechar las heridas de la batalla para huir, pensando que el vencedor estaría debilitado, pero en esos momentos era solo una ilusión inútil. La cruel realidad lo golpeaba de nuevo. Su sangre se congeló cuando vio que la bizarra criatura mostraba interés en su ubicación.
La criatura se movía lentamente hacia lo alto de un árbol frente a Zhou Xintian. Él la observaba, paralizado, su corazón martilleando en su pecho, mientras el sudor frío recorría su espalda. El monstruo era una aberración colosal, su piel oscura como la noche misma, y sus dos pares de ojos rojos brillaban con un hambre depredadora en la oscuridad. Cada una de sus seis extremidades terminaba en garras afiladas que desgarraban la corteza del árbol con facilidad aterradora. Zhou sintió que sus piernas fallaban, pero no podía apartar la vista de esa pesadilla hecha carne.
Con un movimiento brutal, la criatura saltó desde el árbol y aterrizó frente a Zhou Xintian, la rama bajo sus pies tembló por su peso. El impacto no solo agitó la enorme rama, sino también el aire, que ahora parecía vibrar con una fuerza invisible y aterradora. Zhou sintió una presión sofocante en el ambiente, como si algo oscuro y maligno estuviera reclamando su propia existencia. Abrió sus fauces descomunales y lanzó un rugido que no solo desgarró el aire, sino que atravesó directamente su espíritu, haciendo que sus piernas flaquearan.
El miasma que la criatura emanaba envolvió todo a su alrededor, un vapor denso y oscuro que invadió sus sentidos. Cada respiro era una agonía, el hedor a carne en descomposición llenaba sus pulmones como un veneno insidioso, quemándolos desde dentro. Zhou casi vomitó, su cuerpo temblando mientras el asfixiante olor le hacía ver destellos de luz en el borde de su visión. No era solo la peste, era algo más profundo, una opresión que pesaba directamente sobre su alma, como si esa presencia monstruosa estuviera devorando su voluntad de vivir.
Su instinto asesino era palpable, un aura de muerte que se sentía tan real como las garras de la criatura. Zhou podía sentir cómo su propio corazón aceleraba, luchando por escapar de esa fuerza implacable que parecía aplastar su ser desde dentro. Aterrorizado, cerró los ojos, su cuerpo sacudido por temblores incontrolables mientras caía de rodillas, impotente. Cada segundo se alargaba, esperando que el próximo sonido fuera el rugido final que anunciaría su muerte.
Pero entonces, para su sorpresa, la criatura se detuvo. Lo observó fijamente por un momento, luego se dio la vuelta y se alejó. Zhou Xintian abrió los ojos, incrédulo, y vio cómo la criatura desaparecía entre los árboles.
"¿Qué acaba de pasar?", se preguntó, temblando de miedo y alivio. "¿Iba a matarme? ¿Por qué no lo hizo?". La criatura había tenido la oportunidad de terminarlo, pero inexplicablemente lo había dejado vivir. La pregunta palpitaba en su mente, un eco inquietante que resonaba con cada latido de su corazón. "¿Qué significa esto?", pensó, sintiendo el sudor helado resbalar por su frente.
Con una mezcla de tristeza y gratitud, Zhou Xintian se acercó al cuerpo sin vida del lobo-tigre. La criatura yacía inmóvil, su pelaje otrora majestuoso ahora estaba empapado en sangre, su cuerpo desgarrado por las terribles heridas infligidas por su oponente. A su alrededor, el paisaje era un testimonio de la brutalidad de la batalla: árboles destrozados, tierra removida y un silencio opresivo que contrastaba con la feroz lucha de horas antes. Zhou se arrodilló junto al lobo-tigre, tocando su pelaje empapado en sangre, su corazón pesado por el dolor de la pérdida.
No solo había perdido a un guerrero noble, había sido testigo de la crueldad de un mundo en el que la vida y la muerte podían cambiar en un suspiro. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras recordaba los momentos de valor y lucha que había presenciado. ¿Cuántas batallas más quedaban por librar? ¿Cuántos más tendrían que caer antes de que se restaurara el equilibrio? Con el peso del duelo aplastando su espíritu, Zhou prometió que no se rendiría. No mientras la memoria del lobo-tigre siguiera viva en su corazón. No mientras hubiera un destino que cumplir.
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