Después de que el sol había estado en el cielo durante unas horas sobre el encantador paisaje de Maui, nos encontrábamos rodeados del calor y amor de nuestros amigos. La mañana traía consigo una agridulce realización de que nuestro tiempo en esta hermosa isla estaba llegando a su fin. Sin embargo, antes de despedirnos, estábamos decididos a aprovechar al máximo los preciosos momentos que nos quedaban.
Reunidos alrededor de una acogedora mesa de desayuno, la risa y el juego amistoso llenaban el aire. Lin y Aubrey se habían encargado de nuestros adorables gemelos, negándose a dejar ir la oportunidad de crear recuerdos inolvidables con ellos. Era conmovedor ver cómo los alimentaban, cambiaban y bañaban a nuestros pequeños con amor y cuidado incondicional.